EL POBRISMO IDEOLOGICO CONTINUA INFECCIONANDO A LA IGLESIA
La falacia de la “opción preferencial por los pobres”
POR MIGUEL DE LORENZO Y MARIO CAPONNETTO
La grave crisis que sacude a la Iglesia Católica, fundamentalmente a partir de este Pontificado, no cesa de expresarse día a día en multitud de signos y síntomas que ponen al descubierto la seria enfermedad que aqueja al Cuerpo Eclesial.
Ayer nomás denunciábamos con pesar la arbitraria destitución de un obispo de una pequeña diócesis de Texas, Monseñor Joseph Strickland, por el solo “delito” de sostener la Fe apostólica. Ahora una nueva mala noticia nos apesadumbra. Nos referimos a las escandalosas declaraciones (hechas a través de las redes sociales) del sacerdote Francisco Olveira, Presidente de la Fundación Isla Maciel que, entre otras cosas dirige un comedor popular donde calman su hambre algunos de los miles de argentinos sumergidos en la mayor indigencia por obra y gracia de estos cuarenta años de democracia con la que, evidentemente, no se come.
Olveira es un sacerdote español radicado en nuestro país (concretamente en la Isla Maciel) desde hace varias décadas e integra el llamado “Grupo de Curas en Opción por los Pobres”, apenas un eufemismo que encubre a un grupo de sacerdotes de activa militancia kirchnerista. Como ha trascendido, el Padre “Paco” (así se lo conoce popularmente) escribió en su cuenta de X (ex twitter) que los famélicos votantes del candidato libertario debían, por coherencia, abstenerse de ir a comer a su comedor; y añadió: “ni acercarse a ningún otro servicio que damos desde la Fundación Isla Maciel. Tampoco nos pidan nada […] no por eso del ojo por ojo y diente por diente, sino porque simplemente no va a haber recursos para todes (sic)”.
Si bien es cierto que a posteriori de este exabrupto aclaró que “a nadie se le pide el carnet” y que los votantes libertarios podrán seguir comiendo en su comedor, en realidad su intención fue tan solo pedir coherencia. Pero, ¿de qué coherencia habla este extraviado sacerdote? ¿Será que ahora la caridad cristiana solo se aplica a quienes voten según las preferencias políticas del cura de turno? Y si hablamos de coherencia ¿no tendría que empezar el mismo Olveira por ser coherente con el Evangelio de Cristo, con la Doctrina Social de la Iglesia y con su propio sacerdocio? “A los pobres los tendréis siempre con vosotros”, dijo el Señor en respuesta a Judas (Marcos, 14, 7). Y la Iglesia ha sido siempre consciente de esta realidad a lo largo de toda su historia. Por eso el socorro de los pobres jamás estuvo ausente de su misión.
OBRA DE VIVES
El gran humanista español, José Luís Vives, escribió en 1526 una pequeña gran obra que se titula justamente Del socorro de los pobres. Recuerda allí Vives una verdad que hoy, al parecer, ha sido olvidada por tanto clérigo “pobreopcionista” (si se nos permite el neologismo): el origen de la indigencia humana está en el pecado original. La pobreza y la miseria son, para un cristiano, ante todo una cuestión teológica, no sociológica. Por eso concluye Vives diciendo que pobre “es todo aquel que necesita de la ayuda de otro y menesteroso de misericordia, que en griego se llama limosna, la cual no consiste solo en distribuir dinero como el vulgo piensa, sino en qualquiera obra por cuyo medio se socorre la miseria humana” (Del socorro de los pobres, Libro I).
El dinero, recuerda Vives, ocupa el último lugar en el “catálogo de beneficios” con los se ha de socorrer al indigente; “aunque ayudar con él -aclara- es cosa liberal y honesta y en que se encuentra maravillosa dulzura” (ibídem). Antes del dinero se han de procurar la virtud, la enseñanza, el consuelo, la pacificación de los ánimos. Por eso la Iglesia no levantó solamente, ni ahora, “comedores” sino que desde siempre construyó hospitales, creó universidades y escuelas y difundió en todo el mundo la paz de Cristo que no es la paz del mundo.
Bien le vendría al Padre Paco leer estas atinadas páginas: y si él supone una cierta ingratitud en los votantes libertarios conviene que preste atención a esta sentencia de Vives: “Aun dar a aquellos que sabemos son ingratos, deleita solo porque damos”; también que, según el Evangelio, como recuerda Vives, se ha de dar limosna sin que se anuncie como quien va delante publicándolo como con una trompeta (ibídem).
Este es el profundo sentido cristiano de la “opción por los pobres”, no esta suerte de pobrismo reducido a ideología. Digamos también, porque ha de ser dicha toda la verdad, que el mismo Vives recuerda que el grave deber de socorrer a los pobres no incumbe solo a los individuos, sino que es, además, deber de la República y de quienes la gobiernan. Aunque no a cambio de votos.
MATERIALISMO DIALECTICO
En esta Iglesia infeccionada de secularismo que parece haber sustituido la verdadera teología por la sociología, merecemos realmente un cura como Olveira. En realidad, es solo una prueba más de donde desemboca el crudo materialismo dialéctico que encarna la teología política de los curas de la opción por los pobres, teología que, vaciada de sus últimas premisas religiosas, los introduce casi sin alternativas, en la soledad, donde es el hombre que pretende ocupar el lugar de Dios.
De algún modo en esa negación fatigosa y parcial de Dios, en ese escabullirse, al final de ese camino de agachadas y subterfugios semánticos, solo se descubre y permanece la soberbia humana, que lo sabemos, es una cierta nada, la peor de las pobrezas.
A los representantes de ese Evangelio desfigurado donde Cristo cuenta poco, solo les queda adherirse sin barreras a la ideología comunista. Claro que adherirse a un fracaso centenario y obsceno como el marxismo, es antes que una manera de rescatar a los más pobres de la indigencia material, un modo de confinarlos resueltamente en el pobrismo, que es una de las formas más indignas de dominación y de esclavitud de estos tiempos que corren.
Y un último consejo. Si el Padre Olveira no tiene a mano el texto de Vives que preste atención, al menos, a lo que acaba de decir su propio Arzobispo, García Cuerva, en la presentación de su libro No apartes tu rostro del pobre. Según el Primado hay dos clases de pobrezas: “las románticas” y “las que más cuestan o cuestionan”; y para ilustrar su curiosa distinción agregó: “Pienso en la [pobreza] de los presos, la gente que corta la 9 de julio y que son hermanos, algunos vienen del conurbano o son de la ciudad; cuidado, porque a veces en nombre de la diversidad, en nombre de la opción por los pobres, están los pobres que me caen bien, que me emocionan, los pobres del romanticismo, pero por los que molestan, me parece que tenemos que dejarnos cuestionar”.
Pues bien; parece que al Cura Paco sólo lo interpelan las pobrezas románticas.