SIETE DIAS DE POLITICA

La elección de octubre va camino a ser una 'remake' de la de 2023

Como hace dos años LLA se enfrentará con el kirchnerismo en una competencia sin lugar para terceros. El PRO está disuelto de hecho. En el PJ esperan que Milei les saque de encima a CFK.

A contramano de los profundos cambios macroeconómicos del último año y medio, el escenario electoral para octubre se modificó muy poco. La política es la única responsable de esa incongruencia. Las principales fuerzas irán a las urnas con las mismas figuras y las mismas propuestas de hace dos años.

La oposición más poderosa, el peronismo, cambió apenas de nombre: de llamarse Frente de Todos pasó a llamarse Fuerza Patria. Se trata de una paradoja infrecuente, porque candidatos y jefes políticos suelen dar un paso al costado después de perder, pero esta vez los “mariscales de la derrota” no pagaron ningún costo.

Más aún, la principal arquitecta del Frente de Todos, Cristina Kirchner, salió fortalecida del desastre y acaparó la lapicera para armar las listas.

Es una señal de atrofia que un partido derrotado no ponga en marcha una renovación de cuadros. Pero no es menos raro lo ocurrido en el oficialismo. El presidente de la Nación venció al peronismo, frenó la inflación y armó un plan de estabilidad que se ha mantenido sin merma a pesar de los embates de la oposición, pero sigue siendo rechazado por muchos de sus aliados “naturales” como, por ejemplo, varios dirigentes del PRO.

Milei tuvo que doblegarlos para que aceptaran su liderazgo en dos distritos decisivos: CABA y provincia de Buenos Aires.

La tardía aceptación de Mauricio Macri de la realidad y su compromiso para armar listas conjuntas ha sido el acta de defunción del partido amarillo. María Eugenia Vidal, Silvia Lospennato, Diego Guelar y otras figuras de segunda o tercera fila rechazaron esa decisión, aunque su peso político bien medido es nulo.

El proyecto de Macri caducó y los representantes y voceros del antipopulismo serán otros con una postura más radical. La lucha contra el gigantesco y consolidado aparato político, económico e institucional que construyó el peronismo en la provincia de Buenos Aires no puede ser enfrentando con una actitud transaccional como la del macrismo cuando gobernó en La Plata.

Respecto de 2023, la campaña presenta algunos cambios en cuestiones de agenda, ya que con una inflación por debajo del 2%, el dólar quieto y el Presidente con un 40% de aprobación en pleno ajuste, el debate macro se convierte en asunto de especialistas, no de políticos.

A lo que se debe agregar que la estrategia económica del kirchnerismo es rudimentaria. Consiste de tres partes. La primera, pronosticar un estallido macro que sigue tercamente sin producirse; acusar de “crueldad” al Gobierno por el ajuste, argumento sin impacto más allá de sus propios votantes; y bombardear el programa de Luis Caputo desde el Congreso, movida que no tuvo efecto negativo aún, pero que incide sin duda negativamente sobre las expectativas.

En este plano, la Casa Rosada armó acuerdos con bloques parlamentarios que preservaron el “statu quo” frente a los embates de Cristina Kirchner. El martes Milei se reunió con legisladores propios y aliados en Olivos para sostener sus vetos, lo que hasta ahora ha conseguido sin daño para la gobernabilidad.

Como la inflación dejó de ser la primera preocupación de los votantes, Milei apunta en sus incursiones en el conurbano a dos flancos débiles del kirchnerismo: la inseguridad y la corrupción. Los homicidios en ocasión de robo son una tragedia repetida en la periferia, algo imposible de ocultar si el propio Presidente lo convierte en tema de debate público.

En cuanto a la corrupción, en los últimos días comenzó a adquirir su verdadera proporción la cantidad de muertes -cerca de un centenar- provocada por un medicamento contaminado, producido por un laboratorio cuyo propietario tiene vínculos con el kirchnerismo.

El envión político de la cuestión se potenció con la recusación por parte del Gobierno del juez interviniente, que es hermano del ministro de Salud del gobierno de Axel Kicillof.

El kirchnerismo de Diputados, que presionó hasta el hartazgo para armar una comisión investigadora del caso Libra, bloqueó el armado de una por el fentanilo. Todos los caminos conducen al mismo lugar.

Otro caso de las últimas horas con pleno impacto sobre el aparato político-judicial bonaerense del peronismo fue el “blanqueo” de la relación de un fiscal con un exdiputado massista preso en el marco de la causa por corrupción de “Chocolate” Rigau. El fiscal visitó en la cárcel al imputado en calidad de “amigo” y debió excusarse en la causa.

En este contexto rebosante de corrupción, Cristina Kirchner exige convertirse en el centro de la campaña de Fuerza Patria y transformarla en una cruzada de reivindicación personal. Al resto del peronismo no parece quedarle otro camino que aceptar esa imposición a la espera de que un nuevo triunfo de Milei ponga fin a su pesadilla (ver “Modelo tucumano para armar”).