Siete días de política

La derrota de Milei disparó un lunes negro que se fue agrisando

El aplastante triunfo peronista golpeó los mercados, pero el Gobierno controló rápido la situación que, de todas maneras, es precaria porque el electorado rechazó el ajuste y no hay plan B.

Sorprendió el resultado y sorprendió más aún la reacción de la economía. Se produjo una inesperada catástrofe para el Gobierno, pero no se trasladó como una avalancha sobre la economía. El lunes, el dólar superó transitoriamente el límite de la banda oficial y después volvió a su cauce, cayeron el Merval, bonos y acciones de empresas argentinas, pero no hubo la esperable corrida sin freno ni las variables reflejaron la magnitud del revés político sufrido por el Presidente.

La mano de Luis Caputo, el apoyo del FMI y la tregua con los bancos volvieron las pulsaciones financieras a la normalidad. También se produjo otro hecho inesperado: tuvo éxito el Gobierno en el roleo de deuda en pesos por 7,2 billones. La renegoció casi toda (92%) a una tasa más baja.

Otra noticia positiva fue la de la inflación que volvió a estar por debajo del 2% por cuarto mes consecutivo. Esto destrozó un mito ancestral: el del aumento de los precios por aumento de la divisa norteamericana.

En los últimos cuatro meses el dólar subió un 14,7% y la inflación la mitad, el 7%. Esto, según los especialistas, tiene dos causas centrales: la falta de pesos y la caída del consumo. La biblia mileísta revisitada. Así como la inflación es un fenómeno monetario, los precios aumentan por el volumen de la demanda y no por el costo de producción.

En resumen, el matafuego económico cumplió su tarea, pero las incógnitas quedaron abiertas en materia política y electoral.

En materia política, el Presidente ratificó dos cosas. Una, que el rumbo no cambiará. Continuará la fuerte restricción monetaria y el esquema cambiario. Esta declaración demostró que no lo hizo dudar la derrota en las urnas y que no tiene plan B. Lo que sí, en cambio, tiene es el antecedente de cumplir lo que dice. Que pueda seguir haciéndolo no depende enteramente de él.

En segundo lugar, adelantó que va a haber revisión de la estrategia frente a la oposición, pero mínima. Habló de un diálogo con los gobernadores por fondos (no hay otro tema del que le interese hablar a ninguna de las partes), pero de inmediato vetó la ley que los beneficiaba con ATN. La idea es negociar desde una posición de fuerza.

Además de las protestas habituales, los jefes provinciales anunciaron que se tomarán una foto juntos como respuesta, pero no estarán todos. Mala señal (ver “No están todos los que son”).

La elección bonaerense también fue una mala señal para los gobernadores. En un principio habían colaborado con Milei en el Congreso, pero después se unieron al kirchnerismo para provocarle una serie de graves derrotas parlamentarias. Con esa decisión terminaron fortaleciendo al kirchnerismo/peronismo. Contribuyeron contra sus propios intereses a la resurrección de Cristina Kirchner y Axel Kicillof.

Hace 48 horas el de Córdoba, Martín Llaryora, reconoció indirectamente el error cometido pidiendo de manera pública “ponerle límite a este momento de locura de dos extremos que están llevando a la Argentina cada día a una vida peor". Detectó bien su problema, pero yerra con la estrategia: votando junto con el peronismo K no se sale de la polarización que los aleja a él y a sus colegas de la lucha por el poder. En la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, los radicales, por ejemplo, perdieron el domingo nueve bancas y por la actual “avenida del medio” van camino a la desaparición.

El gobernador de Santa Fe, el radical Pullaro, tributario del radical K Martín Lousteau, amenazó al Gobierno con la ruptura de la paz social, pero también equivoca la estrategia. Quedó probado el domingo que el hostigamiento al Poder Ejecutivo desde el Congreso es rentable electoralmente para Kicillof y Cristina Kirchner y que pelearse con el Tesoro Nacional no resulta una idea práctica.

Para el miércoles de la semana que hoy se inicia el kirchnerismo con la UCR, la Coalición Cívica y Encuentro Federal pidieron una sesión para descargar toda la artillería contra Milei; en ese momento se comprobará hasta dónde están dispuestos a llegar los gobernadores con sus reclamos.

Por último, el Gobierno apuesta a una recuperación en las nacionales del mes próximo. Nada autoriza a creer que la voluntad del electorado pueda cambiar a corto plazo. El voto bonaerense del domingo fue en rechazo al ajuste económico. Quienes en el balotaje de 2023 habían permitido el triunfo arrollador de Milei apoyando la motosierra hace una semana prefirieron no ir a votar. Se trató de más de dos millones de personas que siguen rechazando a Cristina Kirchner, pero que ya no eligen a Javier Milei para hacerlo. Inauguraron una nueva categoría de voto. No la del tradicional “voto castigo” contra el gobierno de turno, sino la del “voto castigo por ausencia” y de eso parece difícil que se retracten.