La decepción se tiñó de verde

El baúl de los recuerdos. A Ferro se les escapó un triunfo vital contra Huracán en la penúltima fecha del Metropolitano de 1981. Ganaba 3-0 y empató 3-3. La victoria podría haberlo dejado a un paso del título que finalmente quedó en manos del Boca de Diego Maradona y Miguel Brindisi.

 

Quedó marcado a fuego en la memoria de los hinchas de Ferro. Fue el día en el que durante 45 mintieron sintieron el título al alcance de las manos en el Metropolitano de 1981. Fue el día en el que tres cuartos de hora más tarde sufrieron una decepción enorme. Ese 9 de agosto se les escurrió extrañamente entre los dedos una victoria sobre Huracán que pudo haber sido decisiva para definir el campeonato. Pero no uno cualquiera, sino el que pudo haberse transformado en el primero de la historia. Un viaje sin escalas de un 3-0 a puro fútbol a un 3-3 insólito y doloroso como pocos.

El torneo estaba llegando a su fin. Boca y Ferro se sacaban chispas en la puja por el título. Los xeneizes disfrutaban de la clase inigualable que proponía la dupla Miguel Angel Brindisi-Diego Armando Maradona; los verdolagas se encomendaban al andar sólido de un equipo que conocía a la perfección su libreto y que también sabía jugar con elegancia. Faltando cuatro fechas, compartían el primer puesto, pero los auriazules sacaron un punto de ventaja por una inoportuna igualdad de los de Caballito con Talleres. La brecha se extendió a tres unidades cuando el líder derrotó a su escolta en la Bombonera. Con dos jornadas por delante, la alegría parecía teñirse de azul y oro. ..

Nadie contaba con que el penúltimo capítulo del certamen ofreciera tanto dramatismo. Contra todos los pronósticos, Boca sucumbió a manos de Central en Rosario. Su posición de privilegio quedó comprometida. Ferro tenía la inmejorable oportunidad de reducir la brecha a su mínima expresión y jugarse a todo o nada en la fecha final. Claro, para eso necesitaba imponerse a Huracán y luego apostar el resto contra Platense en Vicente López mientras los de la Ribera se las veían con Racing. De los 90 minutos en Caballito dependía gran parte del futuro del conjunto que orientaba Carlos Timoteo Griguol.

Ese 9 de agosto Ferro salió con la firme convicción de hacer todo para acercarse al primer título de su historia. Lo hizo como siempre, respaldado por la invulnerabilidad en el arco de Carlos Barisio (dos semanas antes había marcado un récord todavía vigente de valla invicta en el profesionalismo con 1.075 minutos), con una línea de fondo muy compacta integrada por Roberto Gómez, Héctor Cúper, Juan Domingo Rocchia y Oscar Garré, con el incansable ida y vuelta de Carlos Arregui, la inteligencia y el liderazgo de Gerónimo Cacho Saccardi y el talento de Adolfino Cañete en el medio y nutriendo sus pretensiones ofensivas con un trío de punzantes delanteros con Claudio Crocco, el uruguayo Julio César Jiménez y Miguel Angel Juárez.

El equipo de Timoteo se adueñó del control de la pelota y de cada centímetro cuadrado del campo de juego. De a poco fue edificando lo que se antojaba un clarísimo triunfo. Crocco abrió la cuenta con un cabezazo que venció la débil resistencia de Esteban Pogany, Jiménez -¡qué jugador el urugauyo!- dejó a tres rivales en el camino y definió con clase ante la salida del arquero y Cacho Saccardi clavó la pelota en un ángulo con un impresionante remate. Sí, Ferro se ilusionaba en grande.

Sus pretensiones se agigantaron cuando poco después del inicio del segundo tiempo llegó desde Rosario la noticia del gol de Jorge García para Central. En Caballito sentían que el título estaba muy cerca, casi esperándolo. Sin embargo, en un descuido de la retaguardia, Alberto Monzón apareció para tocarle el balón de emboquillada a Barisio y hacer realidad un descuento inesperado.

Huracán, dirigido técnicamente por Angel Celoria, no aparecía como un adversario de cuidado. Su campaña era muy pobre. No poseía demasiados argumentos para oponerse a esa máquina verde que semana a semana llamaba la atención por sus buenas actuaciones y sus notables resultados. Claro, se fue expulsado Saccardi y su salida dejó un espacio difícil de disimular en el medio.  Si bien entró Jorge Brandoni para tratar de compensar la ausencia de Cacho, Carlos Babington ganó más libertad para diseñar los ataques del Globo. De pronto, el Inglés se encontró con Monzón, quien redujo a su mínima expresión la diferencia en el marcador.

Ferro todavía estaba consiguiendo los dos puntos que pretendía. Sufría por las embestidas quemeras. Ya no era el equipo del período inicial. Aunque vio la tarjeta roja Julio Apariente, Huracán no bajó los brazos. Por eso Jorge Julio Gutiérrez hizo posible la agónica igualdad de su equipo. Se consumaba una remontada casi heroica para el Globo. El local, en cambio, cayó en el negro abismo de la decepción. La verde esperanza del título había quedado herida de muerte.

LA SINTESIS

Ferro 3 - Huracán 3

Ferro: Carlos Barisio; Roberto Mario Carlos Gómez, Héctor Cúper, Juan Domingo Rocchia, Oscar Garré; Carlos Arregui, Gerónimo Saccardi, Adolfino Cañete; Claudio Crocco, Julio César Jiménez, Miguel Angel Juárez. DT: Carlos Timoteo Griguol.

Huracán: Esteban Pogany; Abelardo Cheves, Víctor Longo, Héctor Clide Díaz, Lorenzo Ovidio Ojeda; Claudio Morresi, Claudio Marangoni, Carlos Babington; Alberto Monzón, Julio Apariente, Néstor Candedo. DT: Angel Celoria.

Incidencias

Primer tiempo: 17m gol de Crocco (F); 25m gol de J.C. Jiménez (F); 44m gol de Saccardi (F). Segundo tiempo: Claudio García por Candedo (H); 10m Jorge Julio Gutiérrez por Morresi (H); 26m gol de Monzón (H); 29m expulsado Saccardi (F); 29m Jorge Brandoni por M.A. Juárez (F); 39m gol de Monzón (H); 42m expulsado Apariente (H); 44m gol de J.J. Gutiérrez (H).

Cancha: Ferro. Arbitro: Carlos Espósito. Fecha: 9 de agosto de 1981.