EL PULSO DE LOS MERCADOS

La continuidad alcista del tipo de cambio está garantizada

Fue una semana rica en novedades para el corto plazo de la economía estadounidense. Para empezar, la Fed elevó su tasa de referencia del 4,50 % al 4,75 %, algo esperado por los mercados. Ahora se estima que en marzo habra otra de 0,25 puntos. En  mi opinión, la Reserva Federal se ciñe al plan de volver a bajar la tasa de inflación al 2 % anual, como marca la ortodoxia. El última dato disponible, sitúa el flagelo 6,5 %. Estamos muy lejos. Queda mucho trabajo por delante, pero no sabemos cuánto, como apostilló un analista.

Lo que sí sorprendió a los entendidos fueron los datos del mercado laboral estadounidense, dados a conocer el viernes. Se aguadaba un desempleo del 3,6 % en enero, desde el 3,5 % de diciembre. Y una creación de puestos de trabajo de 190.000. ¡Oh sorpresa, fue del 3,4 % porque se crearon empleos no agrícolas de 517.000! La tasa de desocupación es la más baja de los últimos cincuenta años. La primera economía mundial está pujante, lo cual se da de bruces con la intención de los mandarines de la Fed de enfriarla para poder controlar la inflación. Muchos economistas estiman que debería estar en el orden del 5 % en junio y a fin de año en torno al 4 %, pero hay muchos factores en juego que podrían desencarrilar la desinflación, como el precio de los combustibles. Todo esto le pone un elemento de volatilidad extra, además teniendo en cuenta que -si se confirman los pronísticos de la frase anterior- a Estados Unidos le habrá costado dos años bajar la inflación del 8 al 4 %.

Las encuestas indican que sería terrible que la Fed se vea obligada a subir la tasa de interés por encima del 5 %, en caso que los próximos datos de inflación superen las expectativas. Un mazazo para los mercados y para la reputación de Powell y de Biden, ya menguadas. Wall Street termino la semana en terreno mixto. En el acumulado de los últimos cinco días, el Dow Jones perdió 0,2 %, mientras que el S&P 500 subió 1,6 % y el índice Nasdaq recuperó un notable 3,3 %, en su quinta semana consecutiva al alza tras el descalabro del año pasado, informaron las agencias de noticias. Aunque Dow le cuesta aún quebrar la zona de los 34.500 puntos, auguro un buen año para el mercado bursátil. 

También para los commodities, si bien en los últimos días la recuperación del valor del dólar le puso un freno a éstos. El petróleo se encuentra cerca de 73 dólares y en el corto plazo podríamos verlo en la horquilla de los u$s 68 y 70. Asimismo, sufren en estos días los metales preciosos. El oro se desplomó de 1950 a 1880 dólares, producto justamente de los temores inflacionarios. La plata pasó de 24 a 22 dólares. Y el cobre se hundió de 4,30 a 4,03 por los temores que suscita la economía china, cuya reapertura post covid no parece ser tan rápida ni contundente.

La Argentina sigue empantanada en su preocupante fragilidad económica. El blue terminó la semana en 380 pesos y el contado con liqui en 370. Los ingredientes de este caldero de brujas en que se ha convertido la Patria me hacen suponer que la continuidad alcista del tipo de cambio está garantizada (por encima de los 500 y los 600 pesos). El fracaso para contener la inflación ha tenido sus firuletes populistas tanto en la ridícula presentación del billete del 2.000 pesos como en la nueva edición de los Precios Justos, con el ministro de Economía rogando que no suban más del 3,2 por ciento hasta junio. El agujero es más profundo de lo que parece y las autoridades viven en la Luna de Valencia.