La claudicación de Cristina confirma el ocaso del populismo de izquierda

 

Si el lector de La Prensa tiene tiempo y ganas de divertirse puede ver en Twitter el grado de estupor, desconcierto e indignación que ha provocado esta noche en las filas del kirchnerismo recalcitrante la claudicación de Cristina frente a los gobernadores, al Presidente de la Nación y al hombre fuerte del Gobierno que se salió con la suya y será candidato a presidente de la Nación, tal como ambicionaba desde el primer minuto en el Palacio de Hacienda. Son momentos duros para el cardumen progresista. Juan Grabois se quiere cortar la lengua.

La lectura más obvia de la decisión del peronismo de ofrecer a la ciudadanía una lista de unidad con la fórmula presidencial Sergio Massa-Agustín Rossi es el repliegue de CFK, hasta aquí la líder carismática del difuso movimiento contenido en el extinto Frente de Todos. Una fórmula sin La Cámpora. Wado de Pedro, el delfín de la vicepresidente, competirá como candidato a primer senador en la Provincia de Buenos Aires. ¿La Doctora (como la llama Jorge Asis) da por perdida las elecciones y maquina abroquelarse en el distrito electoral más populoso de la Argentina, apostando al fracaso a mediano plazo de la centroderecha, en cualquiera de sus versiones? ¿El ego monstruoso de Cristina se desentiende del escenario nacional? Difícil de creer, a priori. Aún ante la eventual reelección de Axel Kicillof, la situación será tensa. Como el lector sabe, Máximo lo detesta al gobernador bonaerense, que podría recibir por estas horas desde el Instituto Patria la orden de adelantar las elecciones bonaerenses.

El encumbramiento de Massa es el triunfo de la Liga de Gobernadores (peronistas) que no habían visto con buenos ojos el golpe de mano de Cristina pergeñado hace sólo veinticuatro horas. Parece que ya no es de los suyos, Juan Manzur, esa otra ambición desaforada que el año pasado había deslizado en Nueva York su deseo de convertirse en el Michel Temer de la Argentina y por eso cayó en desgracia en el Gobierno de los Fernández.

En un reportaje con Jorge Rial esta mañana, el gobernador de La Rioja había anticipado que la fórmula del oficialismo no estaba cerrada y que Massa era de su agrado. Se lo planteamos a Alberto Fernández, él aceptó, pero pidió nombrar al candidato a vicepresidente, reveló Ricardo Quintela. Al parecer, el Presidente maneja aún algunos resortes del poder. Rossi es una criatura suya. A la tarde, Cristina recibió a Massa en el Senado y allí se habría sellado el cambiazo que dejó boquiabiertos a propios y extraños.

Hasta el momento de escribir estas líneas no estaba claro si Massa dejará el Ministerio de Economía para meterse de lleno en la campaña. Dos nombres se manejan como reemplazantes: Marco Lavagna y Gabriel Rubinstein. Lo bueno es que la decisión del peronismo podría encarrilar la áspera negociación con el Fondo Monetario para rever el acuerdo firmado con Martín Guzmán, incumplido -por buenas y malas razones- de este lado del mundo.

¿Cuánto subirá la Bolsa el próximo lunes? Acaso como nunca antes los argentinos tendrán en el cuarto oscuro de octubre toda una panoplia de opciones de derecha dura o leve. Massa, Larreta o Bullrich y Milei se llevarían el noventa por ciento de las preferencias populares. Está bien. El barco, maltrecho y a punto de naufragar, se encuentra demasiado cargado a estribor. Nada le vendría mejor a la Argentina que el fin del ciclo del populismo de izquierda, cuya última caricatura llevó la inflación a casi el 150 por ciento anual. Uno de los responsables de esa desmesura que atormenta a todas las familias será candidato a Presidente por la amplia avenida del medio.