La bolsa flaca: historia de los defaults

Moroso, incumplidor, deudor, infractor, impago soberano, insolvente, suspensión de pago. Estos y otros términos se utilizan en el idioma castellano para señalar a los malos pagadores, a aquellos que no honran sus deudas, aunque preferimos el anglicismo de "defaulteador".

Quizás sea por vergüenza, para no llamar las cosas por su nombre, quizás sea por esnobismo, o quizás porque entre sus acepciones la palabra default en inglés tiene una connotación de rebelión, de desafío, de insurgencia que tanto gusta a los gobiernos populistas. Lo cierto es que se anuncian defaults y no morosidad ni insolvencia.

El primer caso de morosidad (usemos el término castizo) registrado se remonta a la antigua Grecia, aunque es dable sospechar que entre los homínidos africanos seguramente existió alguna gresca por devoluciones incumplidas.

Este primer incumplimiento se registró en el año 377 antes de Cristo cuando una decena de polis decidieron no cumplir con sus obligaciones financieras.

En la antigüedad el incumplimiento podía llegar a la guerra o la forzosa extracción de bienes del deudor hasta que el acreedor se sintiese resarcido.

A lo largo del siglo XIX varias naciones europeas cobraron sus deudas de esta forma (la más difundida fue la invasión a México y la instauración de un monarca austríaco, Maximiliano I) pero también cañoneras inglesas, francesas y españolas se pasearon por distintos puertos de América Latina reclamando deudas impagas y cobrando las por la fuerza.

La Argentina no fue ajena a esta moda coercitiva, razón por la cual no resulta extraño entonces que desde nuestro país hayan partido doctrinas como la de Carlos Calvo (los pleitos con extranjeros se ventilan en juzgados nacionales) y Drago (ningún poder extranjero puede usar la fuerza para efectivizar un cobro) a fin de impedir este resarcimiento violento.

Desde el año 1800 hasta el siglo XXI se han registrado en el mundo 250 cesaciones de pago y desde 1950 existieron 600 casos de restructuramiento de la deuda en 95 países. De ellas, 150 fueron con acreedores privados, el resto con entidades internacionales. Estos números sólo confirman la frase de Rabelais: "La naturaleza no ha creado al hombre sino para prestar y recibir crédito".

EL SIGLO DE ORO

"Que en amigotes de los que hay ahora, ni deuda ni mujer está segura", decía Lope de Vega, poeta, sablista y mujeriego que de deudas y amor sabía un montón, por libros y experiencia. ""Por andar la bolsa estrecha, no está la deuda pegada, porque es mejor no dar nada que dar lo que no aprovecha"", y esta frase del poeta viene al caso porque el mayor moroso de la historia ha sido la madre Patria.

España a pesar de haber sido dueña del imperio donde jamás se ponía el sol, de contar con montañas de metales preciosos y joyas, no lograba pagar a sus deudores. Por eso y a lo largo de su historia, desde el siglo XVI en más, España ha caído 14 veces en incumplimiento de su deuda, lo que le ha granjeado el poco honroso titulo del peor deudor de la historia.

Fue Felipe II el primero en incumplir las deudas contraídas por su padre. En 1557, un año después de ser coronado, este rey que siempre vestía de negro, impaga a sus acreedores y produce las bancarrotas de 1575 y 1596 cuando los intereses ya alcanzaban al 30% de los ingresos. Estas medidas llevaron a la quiebra de los Fugger, los banqueros alemanes más poderosos del mundo.

Vale aclarar que este dinero fue gastado en defensa de la fe católica. Quién sabe si de no contar con estos medios se hubiese ganado la batalla de Lepanto (el famoso Manco, también era un experto en deudas quien sostenía que "El que muere paga todas sus deudas", máxima que no se aplica a las naciones). Es decir, que auella deuda no se había gastado en "minas y champagne".

Felipe III heredó una deuda cinco veces superior a la inicial y obviamente cayó en un crisis en 1507 que habría de repetirse en 1627 y 1647 durante el reinado de Felipe IV para mantener el dominio sobre Portugal y los Países Bajos (estos países a pesar de ser una ínfima parte del imperio eran la principal fuente de ingresos por impuestos).

La próxima tanda de incumplimiento la sufre España en pleno siglo XIX y coincide con la pérdida de imperio, por la política prepotente de Fernando VII obstinado en conservar a sus súbditos americanos por la fuerza. Las deudas heredadas por su hija Isabel II sólo empeoraron el panorama por inhabilidad propia y por la inestabilidad política que condujo a la pérdida de lo que quedaba del imperio. Cuba, Puerto Rico y las Filipinas terminaron en las manos de Estados Unidos y las deudas contraídas para defender el imperio finalizaron impagas.

Tras la Guerra Civil, el general Franco no reconoció la deuda republicana, porque gran parte del oro de la reserva del banco de España terminó en Rusia y las deudas que Franco había contraído con Alemania se saldaron con los 40.000 jóvenes de la División Azul para contener el avance del comunismo, siguiendo la consigna de Serrano Suñer: "Rusia es culpable".

EL GEN DE LA MOROSIDAD

Herederos del Imperio y su estructura administrativa también heredamos el gen de la morosidad, no debe sorprendernos que fueran sus ex colonias las que han sido incapaces de pagar sus deudas. Venezuela lo ha hecho en 11 oportunidades y de seguir así lo hará más veces en el futuro. Ecuador también cayó en default 11 veces pero ha asumido al dólar americano como moneda nacional.

El ranking de morosos y la cantidad de veces que no han podido pagar su deuda sigue así: Costa Rica (9), México (9), Perú (9), Chile (9), Paraguay (9), Argentina (9), El Salvador (8), Colombia (7), Uruguay (7) y Bolivia (6). También Brasil cayó en default diez veces, al igual que Francia (aunque acá existe el atenuante que en su tierra se pelearon las dos guerras más crueles del siglo XX).

Alemania cayó 8 veces en default, por las guerras y las penalidades impuestas al terminar estas contiendas. Otros morosos han sido Estados Unidos en 6 ocasiones (pero desde que pueden pagar sus deudas con los billetes que imprimen se han convertido en imprenteros) al igual que Rusia, Turquía, Grecia y el Imperio Austrohúngaro. El único país africano que figura entre está lista de impagadores seriales es Nigeria en 5 oportunidades.

TOP DIEZ

Si bien Argentina está entre el top 10 de morosidad, fue participe de uno de los default más notables de la historia: el corralito del 2001 con 95.000 millones. ¿Vamos hacia una nueva crisis o un nuevo récord?

Nadie mejor que un testigo de la morosidad de España, de su padre, la propia y la ajena, porque en los últimos años de su vida Cervantes se dedicó a cobrar deudas impagas y a estos insolventes les decía: "Confía en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas armagas dificultades". Nuestro problema es saber si los demás nos quieren otorgar esas dulzuras.