Páginas de la historia

La Primera Guerra Mundial

Hay circunstancias de tipo histórico que parecen casuales o son simplemente contrasentidos inexplicables.

Una escritora austríaca, la Baronesa Von Suttner publicaba en 1899, teniendo 46 años, un libro que recorrió Europa. Ella era una gran luchadora por el pacifismo, como que presidía el Movimiento Internacional por la Paz.

Fue tanta la repercusión del libro, al que tituló “Abajo las Armas”, que le otorgaron en 1905 el Premio Nobel de la Paz. Se decía que después de ese libro, que era un fuerte alegato contra los conflictos bélicos, ya no habría más guerras.

La escritora fallecería un 27 de junio de 1914. Al día siguiente de su muerte un 28 de junio de ese 1914, un atentado -que culminó con la muerte- contra Francisco Fernando, heredero al trono del entonces Imperio Austro-Húngaro, fue la chispa que encendería exactamente un mes después, el 28 de julio de 1914, la Primera Guerra Mundial, con la declaración de guerra del Imperio Austro-Húngaro a Serbia.

Este conflicto dejó más de 10 millones de víctimas.

El atentado al príncipe heredero, ocurrió en la ciudad de Sarajevo, capital de Serbia, que era un país independiente. Décadas después, integró con Croacia, Eslovenia, Bosnia, Macedonia y Montenegro, la República de Yugoslavia.

Actualmente Serbia ha vuelto a ser un país independiente.

Vuelvo a la Primera Guerra Mundial, que duró más de cuatro años. Intervinieron en ella 32 países, de los cuales 28 denominados aliados, pelearon unidos.

Dos de ellos, que pertenecían al continente americano, Canadá y EE.UU., intervinieron en el conflicto a partir de 1917.

En el bando adversario actuaban unidas cuatro potencias: el Imperio Austro-Húngaro, el Imperio Otomano, el Imperio Alemán, incluyendo sus colonias y Bulgaria. El triunfo correspondió finalmente a los aliados. Durante la contienda se fueron sumando países a ambos bandos. Lo que explica los millones de víctimas de la contienda.

Las consecuencias para Europa, mejor diría para el mundo, fueron enormes. Nacieron países como Checoslovaquia y Yugoslavia. Renació Polonia, que ya no existía como país.

Otro hecho novedoso, fue la intervención por primera vez, de la aviación, y de los submarinos en el conflicto.

También aparecieron las fuerzas blindadas, las que hicieron prácticamente inútil, la caballería, utilizada en todas las guerras anteriores.

Se considera como el día de la finalización de la guerra, el 11 de noviembre de 1918, fecha en que el Imperio Alemán solicitó la rendición. Ya los aliados, habían acordado la paz por separado, con Turquía once días antes y con el Imperio Austro-Húngaro, la semana anterior.

Recién unos 7 meses después, al cumplirse exactamente 5 años del atentado de Sarajevo del 28 de junio de 1914, es decir también el 28 de junio, pero de 1919, se firmaba en la pequeña localidad de Versalles a 14 Km de París y en un vagón de ferrocarril, el tratado definitivo de paz con Alemania, última de las potencias derrotadas en firmarlo. Por ese tratado –y los anteriores- se modificó en gran medida, el mapa europeo. Por ello, Alemania, perdió Alsacia y Lorena, que ya habían pertenecido a Francia décadas atrás y que volvieron a pertenecer a esta. Prusia occidental, se incorporó a la renacida Polonia. Parte de la Silesia alemana, quedó para un nuevo país: Checoslovaquia.

Las potencias derrotadas, perdieron también todas las colonias de ultramar. Austria y Hungría, además de separarse, también perdieron territorios.

Pensar que esta guerra de años y la muerte de millones, fue consecuencia de un atentado de un joven universitario anarquista de Bosnia, de sólo 20 años llamado Gavrilo Prinzop, que fue inmediatamente detenido. Es la prueba más evidente, que un solo fósforo, puede producir el mayor de los incendios.

¡Pensar que sólo 20 años después, otra guerra más prolongada y con más muertos –la llamada Segunda Guerra Mundial- ensangrentaría al mundo nuevamente!.

Es que los gobernantes, suelen olvidar que una guerra justa, daña más que una paz injusta

. Que las guerras sólo tienen vencidos, incluso entre los supuestos triunfadores.

Y un aforismo final: “En las guerras, la crueldad, es casi un deber”.