La 'Nueva Guerra Fría' también se disputa en América latina

La criminal invasión  militar de la Federación Rusa al territorio de Ucrania, decidida por el señor Vladimir Vladimirovich Putin el fatídico 24 de Febrero de 2022, va extendiendo su macabra  mancha en el tiempo y en el espacio.­

Según el jefe de la invasión, no se trataba de una "guerra'', sino de una "operación militar especial'' cuyos objetivos eran muy simples: desnazificar el Gobierno del país vecino, desmilitarizar Ucrania, impedirle entrar en la Unión Europea y en la Organización del Tratado del Atlántico Norte y, de esta manera, asegurarse de mantener a los países atlantistas lejos de las fronteras de la Federación Rusa.­

Cuestión de días, algunas semanas, a lo sumo. Una especie de continuación de la Anexión incruenta de la Península de Crimea y el puerto naval de Sebastopol en 2014. Tan exitosa había sido esa operación militar que, en 2020, Vladimir Putin, cristiano ortodoxo militante, levantó en las afueras de Moscú una nueva Catedral, erigida en honor de las Fuerzas Armadas Rusas, en cuyos tres altares principales fueron entronizadas sendas imágenes de Jósef Stalin, Vladimir Putin, y la Península de Crimea. Como si esta anexión, contraria al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas, contase con la bendición de Dios. Es más, puertas adentro de la Federación Rusa, la popularidad de Putin se disparó por arriba del 90 por ciento.

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TODO CAMBIA

La guerra con todos sus horrores es, por otra parte, una portadora de cambios vertiginosos, muy difíciles de calibrar con certeza y profundidad durante el momento en que ocurren, pues los distintos avatares se suceden como figuras de un caleidoscopio infantil, siempre sorprendentes.

La primera sorpresa, rápida e importante, fue la derrota militar rusa en las puertas de Kiev y de Járkov. Nada funcionó como los generales de Moscú habían calculado. El poderío aéreo no se hizo sentir o, por lo menos, no tuvo relevancia. Las columnas de tanques quedaron atascadas, o sin combustible, convertidas, de golpe, en heladas trampas mortales para los tanquistas rusos.­

Todo había cambiado. La Humanidad había dado un salto hacia atrás. Se había sumado otro Jinete del Apocalipsis: la guerra ya no estaba en las películas, en forma de largometraje, sino en los televisores de todo el planeta, en forma de noticias gráficas horripilantes, ciudades destruidas casi hasta los cimientos, como el puerto de Mariupol, sobre el Mar de Azov, la llamada Capital del acero de Ucrania, y una de las diez ciudades más pobladas del país invadido.

La mancha macabra comenzó, entonces, a extenderse en el tiempo. Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses... y ya transcurrió el primer año.

En el interín, Rusia se encontró luchando contra los soldados ucranianos, sí, pero también contra las armas de la OTAN, constituida por 30 países liderados por los Estados Unidos, más Suecia y Finlandia, 32; más 18 países aliados más, da un total de 50 países contra Rusia. O, mejor dicho, la Federación Rusa ha comenzado su juego de guerra contra las armas de medio centenar de países. Tiene una superficie de 17 millones de kilómetros cuadrados y una población de 143 millones de habitantes, pero su Producto Bruto Interno es similar al de Italia. Demasiado poco como para enfrentar los recursos económicos de 50 países. Mucho menos en una guerra de desgaste, donde el tiempo le juega en contra.­

Pero la mancha macabra de la guerra se va extendiendo no solamente en el tiempo, sino en toda la superficie del planeta. ­

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NUEVAS FORMAS­

Uno de los instrumentos más efectivos de la actual guerra fría son las sanciones económicas y de todo tipo encabezadas por los Estados Unidos y la Unión Europea. La Federación Rusa enfrenta el cierre de espacios aéreos, la prohibición de tomar amarras en los principales puertos de Europa y los Estados Unidos, más sus zonas de influencia. La salida de sus principales bancos del sistema internacional de conciliación llamado Swift también hace lo suyo. Quedó afuera de la última Copa Mundial de Fútbol, luego de haber sido Rusia un importante y apreciado anfitrión durante el Campeonato Mundial anterior. Es muy dudosa su participación en los próximos Juegos Olímpicos. Y está suspendida su aceptación en cantidad de Federaciones Mundiales de todo tipo de deportes, como el de hockey sobre hielo, donde tiene el absoluto y muy importante voto en contra de Finlandia.

A esto debe agregarse el rearme europeo, con el caso emblemático de Alemania, cuyo cambio de actitud con respecto a Rusia, constituye el principal costo económico y político de su inaudita invasión. Como consecuencia de las sanciones, perdió a su principal cliente europeo para sus tuberías con gas natural y, junto con Alemania, perdió también las compras de hidrocarburos provenientes de todos los países miembros de la Unión Europea. Para peor, como consecuencia de las sanciones, estos países no solamente no le compran, sino que tampoco le venden nada, con lo cual la adquisición de insumos importados se le va complicando a Rusia lenta e inexorablemente. ­

La Federación Rusa, luego de un largo idilio con la canciller alemana Angela Merkel, de grandes y mutuos beneficios para ambas naciones, pasó a revistar en una categoría fatal, la más fatal de todas: proveedor no confiable. Fin de sus servicios.­

Ese es el problema que paraliza a China, porque Rusia representa solamente el 10 por ciento del comercio exterior chino, mientras que los Estados Unidos y la Unión Europea suman el 80 por ciento de su comercio internacional. La categoría de proveedor no confiable, aunque está sobrevolando con sus negras alas, todavía no se ha posado sobre el territorio chino, y su omnímodo Partido Comunista no va a mover un dedo para aliviar esa desgracia, todo lo contrario.­

Por su parte, también Rusia hace ingentes esfuerzos de comunicación para evitar su aislamiento mundial y, en la figura de su muy eficiente canciller Serguei Lavrov, visita personalmente cantidad de países que no figuran en primera línea, pero donde todavía conserva buenas relaciones económicas, políticas y militares. Hace poco concluyó una extensa visita al continente africano, donde Rusia está tratando de ocupar la zona de influencia anteriormente en manos de Francia. Y para abril tiene planeadas algunas visitas a Latinoamérica, con especial interés en Brasil, donde ya tiene agenda con el presidente Lula da Silva. ­

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BALAS QUE PICAN CERCA.­

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Los países latinoamericanos inscriptos en la Conferencia de Puebla (continuación del Foro de San Pablo) y todos ellos miembros de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, destinado, en épocas mejores, a reemplazar a la OEA sin la presencia de los Estados Unidos) tienen un importante problema de identidad, especialmente de cara al futuro.­

Muchos de estos países han tenido un claro tinte marxista leninista en su pasado. Ni hablar de la Revolución Cubana. ­

En los años 70, Cuba fue inspiradora de muchos movimientos subversivos en Sudamérica, especialmente en el Cono Sur, siempre sobre la base de su profesada fe en el sistema marxista leninista. Pero, en 1991 implosionó la Unión Soviética, cesó su ayuda económica a su notable aliada, la isla de Cuba y comenzó un tiempo de mucha escasez de recursos llamado, en esa época, el período especial. Nada de llamar a las cosas por su nombre, parece que trae desgracia. La llegada de Hugo Chávez y su alianza con Fidel Castro dio origen luego al llamado socialismo del Siglo XXI bandera del Foro de San Pablo primero, y de la Conferencia de Puebla, en la actualidad.

Esto implica una cierta contradicción porque Putin lo único que tiene en común con la ideología marxista leninista es su odio a los Estados Unidos y al resto de los países de occidentales, como los de la Unión Europea, por ejemplo.

Este sentimiento del premier ruso está muy teñido por sus convicciones religiosas, pues el actual Patriarca Cristiano Ortodoxo de Moscú, Cirilo I, también es un notable enemigo de todo cristianismo que no sea el propio. Ni hablar de la tirria que les tiene a todos los católicos, de Francisco para abajo, a los cuales considera agentes satánicos, producto y resultado de la decadencia del cristianismo no eslavo. Sostiene teorías homófobas, que ya eran clásicas en la Unión Soviética, porque no se compadecían con la supuesta virilidad del hombre nuevo. Ni hablar de los colectivos LGTB. ­

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EL PROBLEMA DEL PERU­

Dentro de este esquema basado en una supuesta ideología marxista leninista inexistente en la Federación Rusa (el Partido Comunista ruso tiene solamente el 10 por ciento de los votos) el Socialismo del Siglo XXI latinoamericano toca una melodía un poco desafinada. Para peor, en su Isla Emblema, los hermanos Castro gobiernan, o gobernaron, desde hace 64 años, sin haber realizado jamás una compulsa electoral general y transparente. Todo lo ha manejado, hasta el pasado reciente, un Politburó reducido, cuya mayoría de miembros eran viejos generales provenientes de la Revolución en Sierra Maestra, o de las campañas en Siria y Angola. La miseria es general y la ilusión de emigrar está clavada en el corazón y la mente de cantidad de jóvenes, algunos de los cuales muy frecuentemente parten en embarcaciones improvisadas hacia las cercanas costas de los Estados Unidos.­

Para peor, su país más adicto y leal, Venezuela, pasó de ser un país próspero, poseedor de las mayores reservas petroleras y dueño de una de las cuatro compañías de hidrocarburos más importantes del mundo, a tener una economía destruida, casi miserable. Un país desde donde han emigrado casi siete millones de almas, el éxodo más numeroso del mundo para un país sin guerra.­

Agreguemos Nicaragua, donde una siniestra pareja en el poder persigue implacablemente a la Iglesia Católica, sus obispos, sacerdotes y fieles, como si estuviéramos en tiempo de los romanos, o de Hitler, o de Stalin, o de Mao. Ni hablar de la oposición, por supuesto, constituida por todos aquellos dementes capaces de pensar distinto.­

Bueno, hay nuevos socios para esta cofradía del Socialismo del Siglo XXI: Andrés Manuel López Obrador, en México; Gustavo Petro, en Colombia; Gabriel Boric, en Chile y Xiomara Castro, en Honduras.­

Uno de las mayores cambios con respecto a la situación anterior a la Guerra Ruso-Ucraniana y por eso hablo de la Nueva Guerra Fría, es porque estos nuevos y viejos integrantes del Socialismo del Siglo XXI tienen ahora una actitud militante, donde se le falta absolutamente el respeto a la autonomía de los países independientes que los rodean.

El caso más flagrante es el del Perú, país que sufrió un Golpe de Estado pergeñado por el propio Pedro Castillo, a la sazón presidente constitucional del Perú.­

Pues bien, el 7 de diciembre de 2022, en un mensaje en vivo transmitido por la Televisión Oficial del Perú, ataviado con la banda presidencial, desde su despacho oficial, el presidente Castillo arengó a las Fuerzas Armadas y a la población en general, a levantarse en armas, cerrar ambas Cámaras del Congreso, intervenir el Poder Judicial y poner presa a la Fiscal General de la Nación. Nadie, absolutamente nadie le hizo caso, incluida la mayoría de sus propios ministros, quedó incurso en un flagrante delito de sedición y conspiración contra el Estado, fue hecho prisionero y conducido a una cárcel de máxima seguridad. ­

Pues bien, a partir de ese momento, comenzó un movimiento de contraola en todos los países afines a este Socialismo del Siglo XXI, pidiendo la liberación de Pedro Castillo, la renuncia de Dina Boluarte (ex vicepresidente, primera en la sucesión presidencial de acuerdo con la Carta Magna del Perú), una Asamblea Nacional Constituyente y el adelanto de las elecciones.  ­

En Perú, las Fuerzas Armadas son completamente respetuosas de las autoridades elegidas democráticamente, también la de Dina Boluarte, con nombramiento fiel al texto constituciónal de ese bello país andino.

El Perú se respeta, señores, es una de las frases más escuchadas durante estos escandalosos días, sacudidos por marchas organizadas y dirigidas por jefes muy violentistas, unos cuantos ex de Sendero Luminoso, pero con seguidores muy raramente con cifras superiores a 5.000 asistentes, sin sobrepasar nunca las 7.000 personas. ­

Pues bien, fue tan ofensiva la injerencia de estos mandatarios castro-chavistas actuales, que el Perú debió declarar persona no grata al embajador de México en Lima; y pidió el retiro, de la Ciudad de los Virreyes, de los embajadores no solamente de México, sino también de Honduras, Colombia y Chile.

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TODO BIEN­

En un momento parece que había caído en la volteada el embajador argentino en Perú, por erradas expresiones de Fernández consignadas en una carta conjunta con otros presidentes de la misma laya, pero el presidente argentino dio claras y suficientes explicaciones y excusas por teléfono, tal vez con Dina Boluarte, y la sangre no llegó al río.­

Con los tremendos lazos históricos que unen a la Argentina y Perú desde los albores de la Independencia de España, hubiera sido un contrasentido mayúsculo haber rebajado la jerarquía del vínculo diplomático entre ambos países. En este caso, como dijo Shakespeare: "Todo está bien cuando termina bien''.

Pero las relaciones diplomáticas, económicas, culturales y políticas de los países latinoamericanos entre sí, y con Rusia, Ucrania, China, la Unión Europea y el resto del mundo evidentemente han entrado en una nueva etapa, porque de las nuevas alianzas con los actores en pugna dependerá el destino de nuestros propios países.­

La alineación es la gran incógnita futura.  En estos casos, casi siempre quien se equivoca, pierde. Son crueles vientos de cambio, tirando a huracanes.­

"Un clarín se oye:­

Peligra la Patria!­

Y al grito de guerra,­

los hombres se matan,­

cubriendo de sangre­

los campos de Ucrania''.­