CINE ‘Aspromonte, la tierra...’

La Italia postergada en una acuarela bañada de poesía

‘Aspromonte, la tierra de los últimos’ (‘Aspromonte, la terra degli ultimi’, Italia, 2019). Dirección: Mimmo Calopresti. Guion: M. Calopresti, Monica Zappelli.  Actores: Francesco Colella, Valeria Bruni Tedeschi. Duración: 89 minutos. Clasificación: apta para mayores de 13 años.

La historia es pequeña, mínima, casi anecdótica. Si hubiese que reflejarla en un periódico no llevaría más que un recuadro en alguna de las páginas de Sociales, incluso sin fotografía. En un pueblito de Italia llamado Áfrico, sobre el Valle de Aspromonte, en Calabria, una mujer a punto de dar a luz entra en agonía por la falta de un médico. Su marido en un intento desesperado por salvar a su amada y al hijo que lleva en su vientre, improvisa una camilla y junto a vecinos y amigos se dirigen a través de la empinada y peligrosa ladera hacia el pueblo vecino para que los asistan. La patriada no prospera por el tiempo perdido y las dificultades del camino y todo se vuelve silencio, dolor y bronca.

El episodio despierta la ira del ahora viudo Peppe (gran actuación de Francesco Colella), quien incentiva a todos los ciudadanos, hombres, mujeres y niños, a construir una carretera que los una con los pueblos aledaños, aunque no tengan el aval del Estado ni el dinero para financiarla. La voluntad, los picos y las palas son los únicos motores de una decisión que alterará la parsimonia del lugar, incluso del inquebrantable poeta Ciccio, maravillosa actuación del consagrado Marcello Fonte (‘Dogman’, ‘Gomorra’).

INTERESES

Ambientada en 1950, ‘Aspromonte’, filme escrito y dirigido Mimmo Calopresti, no es una película bélica, mucho menos política. Es una acuarela que trasluce lo que muchos pueblos aislados de Europa vivieron en los años en que todos los recursos del país se los llevaba la Segunda Guerra Mundial. Aquí, de manera patente, observamos la inacción de su alcalde y el autoritarismo del ciudadano más feudal, Don Totó (Sergio Rubini), quien interviene a los tiros en cada pueblada para que sigan aislados y así seguir teniendo el dominio absoluto de lo producido (aunque este porqué mucho no se explica).

Pero como en toda historia gris, de localidades periféricas y humanidades intrascendentes, la llegada de una maestra proveniente del Norte les da una luz de esperanza a esos pequeños sin estudios, que acuden a clases descalzos, en el tiempo libre que les dejan sus actividades tamberas. Ante la pregunta de uno de esos padres de por qué había decidido trasladarse a tan inhóspito lugar, Giulia (Valeria Bruni Tedeschi) se sincera: “Tal vez buscando a gente más infeliz que yo, y así sentirme mejor”.

‘Aspromonte’ funciona por varios motivos. Primero por la dulzura con la que está contada, fiel a ese cine neorrealista italiano que muestra las peores miserias de la forma más natural y hasta poética. Segundo, por la belleza de sus paisajes naturales y un sofisticado trabajo de dirección de fotografía y arte que brillan en cada cuadro. Por actuaciones minimalistas y orgánicas, sobre todo en los más pequeños; y por último, porque sin pretensiones de Oscar ni de llenar salas de cine, emociona fuerte, sobre todo en el final, donde intenta convencernos de que es una historia de ficción, aunque sepamos que algo de verdad hay.

Calificación: Muy buena