EL PULSO DE LOS MERCADOS

La Fed muestra sus cartas

El próximo miércoles 3 a las 14.30 horas de Nueva York, la Reserva Federal mostrará las cartas. Definirá qué hace con la tasa de interés, actualmente en el 5 % anual. Un 80 % de los consultados por Bloomberg espera un aumento del cuarto de punto en el costo del dinero. Su esperanza es ésta: he aquí el último aumento de tasas del año.

El mercado viene reaccionado favorablemente.  El Dow Jones terminó abril un 2,5% más alto, lo que significa su mejor resultado mensual desde enero. Por su parte, el S&P 500 consiguió una ganancia mensual del 1,5 %, mientras que el Nasdaq terminó el mes con una mejora insignificante, del 0,04 %. 
En los últimos días, los inversores se han concentrado en escrutar los resultados de las grandes empresas.  El 80 % de los balances ha superado las expectativas, según datos de FactSet. 

En enero de 2022, cuando la tasa se encontraba a nivel cero, el Dow Jones cotizaba en 36.700 puntos aproximadamente. Pasaron dieciséis meses, y el indicador principal de Wall Street se encuentra en 34.100 pb. Es decir, una brutal suba de los intereses de cinco puntos ha causado una caída mínima, de menos del 8 %. En el peor momento (a mediados del año pasado), el Dow Jones estuvo en 28.500 pb. Un veinte por ciento abajo. El Standard & Poor's un 25 % y el Nasdaq, un 35 %. Pero se recuperaron, lo que muestra la resiliencia del mercado de acciones estadounidense.

Economistas muy prestigiosos pronostican que la tasa seguirá a estos niveles elevados por largo tiempo, dado que la inflación anual en Estados Unidos se encuentra en el 5 % y la meta histórica de la Fed es del 2 %. Empezar a recortarla en 2023 conllevaría el peligro de volver a recalentar la economía. Puede que Jerome Powell y su pandilla sean esa clase de personas que aprenden de los errores cometidos. Hasta el segundo trimestre de 2024, pues, no habría un cambio de curso en el frente monetario estadounidense. 

En lo que respecta a los mercados globales, el miedo a la recesión ha golpeado la cotización de los commodities ligados al consumo. El petróleo -que hasta hace poco estaba en los 83/84 dólares- bajó a u$s 76, habiendo tocado los u$s 74 en la semana. Y podría seguir cayendo; hay que tener cuidado aquí.

Con la soja, que terminó la semana en 1.420 dólares, podríamos pensar, por el contrario, que las sequías (como la que devastó a la Argentina) de alguna manera contrarrestarían la influencia bajista de los temores a la recesión. Veremos.

En el cono sur, Brasil se mantiene tranquilo. El dólar sigue en torno de los cinco reales, a pesar de los alocados coqueteos de Lula con los rusos y de los peligros de su vecino menesteroso, es decir, la Argentina. La divisa estadounidense cotiza a 804/805 pesos chilenos, con un presidente Boric que es más verborragia que sustancia positiva para la economía nacional. El otrora modelo de América latina se está convirtiendo en otro Estado irrelevante.

Por último, la Argentina. Vimos que el Gobierno con una batería de medidas está intentando frenar la escalada del dólar libre que cerró en 470 pesos, cuando no hace mucho oscilaba en los 400. La venta de bonos fue exitosa, en principio, para calmar a las cotizaciones financieras. Pero me gustaría hacer una aclaración al respecto. 

Cuando los gobiernos intervienen para parar una corrida nunca logran cambiar una tendencia sino que a los sumo morigeran el ángulo que produce ésta. Por eso, debemos esperar que prosiga la dirección alcista del dólar en la Argentina.

Las señales desde las altas esferas del oficialismo son confusas. Nada ayudan las diatribas de la vicepresidente de la Nación contra el Fondo Monetario Internacional (lo culpó de ser el causante de la estampida inflacionaria) en el mismo momento en que partía una delegación del Palacio de Hacienda a Washington para renegociar el acuerdo y pedir fondos frescos. Algunos dicen que el Frente de Todos necesita 10.000 millones de dólares para llegar a agosto con cierta tranquilidad.