Historias del conurbano

La Anses y el PAMI, tentaciones de casta

Sucedió hace, exactamente, un año atrás. El por entonces Presidente Alberto Fernández -hoy jubilado con 7 millones de pesos de haber- aún se ilusionaba con la construcción de un candidato que le permitiera pelear con Cristina Kirchner. El elegido era Daniel Scioli, luego traicionado de forma brutal por el propio Fernández y su entorno. Lo entregaron. Fernández levantó el teléfono y marcó el número de un intendente del Gran Buenos Aires enfrentado con La Cámpora en su distrito. Y le preguntó: “¿Me ayudas a instalar a Scioli? En las encuestas le va bien, y si le damos apoyo territorial la candidatura puede levantar vuelo”. La respuesta fue contundente: “Alberto, ¿Estás dispuesto a sacarle a La Cámpora el manejo de Anses y Pami? Porque sin esos instrumentos es imposible armar algo en serio en todo el país”. La respuesta de Alberto Fernández, a esta altura, es más que obvia. Y todos sabemos cómo terminó esa parte de la historia.

Aquel diálogo recobra actualidad. ¿Por qué? Porque ha crecido con mucha fuerza la información de que el Presidente Javier Milei buscará armar su propio instrumento electoral para el 2025. En esa tarea está su hermana, Karina, “El jefe”. La idea que ya trascendió, confirmada por uno de los propios protagonistas, es construir la Libertad Avanza en todo el país. Y, de esta manera, dejar de depender de acuerdos con otros sellos electorales para poder participar de las elecciones a cambio de cargos o lugares en las listas. En eso, Milei y quienes han sido sus armadores se han curado en salud. Ahora, con los instrumentos que da el Estado Nacional, difícil sería no embarcarse en esa tarea.

DESIGNACIONES

Es allí donde recobran mucha importancia las designaciones en las delegaciones de Anses y PAMI de todo el país. Mientras la situación de los organismos se encuentra en pie de guerra con los gremios por los despidos, ha comenzado a decantar una interna del oficialismo para los nombramientos de quienes serán los jefes de las 450 UDAI.

Operativamente, Anses está bajo la órbita del Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello. Su idea fue siempre darle el manejo del organismo a técnicos y no políticos. El primero fue Osvaldo Giordano, cordobés muy reconocido, quien fue expulsado cuando su esposa votó en contra de ciertos artículos en la Ley de Bases. Más tarde, asumió Mariano De Los Heros, claramente alguien del perfil que prefiere Petovello. Pero la clave está en las oficinas territoriales. Y la mayoría de ellas aún no tienen a su jefe nombrado. Como en toda regla, hay excepciones. En Tres de Febrero, Diego Valenzuela se adelantó y puso un jefe.

Como mano derecha de Karina Milei en el armado del partido nacional se mueve Eduardo Lule Menem, sobrino del ex senador nacional y con amplia trayectoria legislativa ya que ingresó en la función en 1984. Es él quien está detrás de darle contenido político a esos nombramientos en las delegaciones de Anses y PAMI. Para, desde allí, desplegar poder territorial ante la falta de intendentes y gobernadores propios.

De alguna manera, los Milei buscan emular la experiencia de La Cámpora cuando logró desde esos organismos proyectar candidatos y quedarse con municipios o bancas legislativas.

“Bien utilizados son un instrumento para hacer política fundamental. El tema que el organismo te tiene que acompañar con buenas noticias y no con malas. El macrismo hizo lo mismo, puso a militantes en las oficinas pero la política de ajuste no le dio resultado y no les sirvió demasiado”, explica un ex jefe de una Udai en el conurbano bonaerense en los tiempos en que el organismo lo presidía Diego Bossio, pero lo controlaba políticamente La Cámpora.

La mayor explosión de esa estrategia la tuvo el kirchnerismo en el año 2015 cuando logró instalar candidatos que luego ganaron sus distritos. Algunos ejemplos: Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Walter Feta (Moreno), y Mayra Mendoza (Quilmes). También sobresalieron en sus distritos Fernanda Raverta en Mar del Plata, José Pérez en José C. Paz o Juan De Bandi en Tres de Febrero. Sin bien en el gobierno de Alberto Fernández, Anses siguió bajo la órbita de Maximo Kirchner y los suyos, no tuvieron la misma suerte que en 2015.

El manejo de las delegaciones de PAMI también es un instrumento clave para hacer política territorial. Les permite estar en contacto con muchos vecinos por fuera de las estructuras municipales y resolver demandas. Eso sí, la duda en este tiempo es hasta dónde va a llegar el ajuste de la motosierra para que no se vuelva un boomerang estar al frente de esas dependencias.

LA CAMPORA

Párrafo aparte para el tema PAMI y sus lazos aún no destruidos con La Cámpora. El Presidente Javier Milei designó allí a Esteban Leguizamo, que fue director ejecutivo de la Unidad de Gestión Local VI del PAMI hasta la mitad de 2022, cuando el juez federal Julián Ercolini lo llamó a indagatoria tras la denuncia de Ocaña. Aquella causa la motorizó el fiscal Guillermo Marijuán luego de una presentación por subsidios de 900.000 pesos otorgados durante la pandemia a Centros de Jubilados que, según Ocaña, funcionaban como unidades básicas de La Cámpora. Finalmente a Leguizamo le dictaron falta de mérito. La misma metodología investiga la justicia federal por similar operatoria en el distrito de Hurlingham donde la influencia de Martín Rodriguez, ex número dos del PAMI, fue clave para que termine ganando Damián Scelsi. La necesidad que tiene el Gobierno de armar su propia estructura es lógica a partir de los ejemplos que se vieron cuando Milei decidió ser candidato en 2021 en la ciudad y luego a Presidente en 2023.

En la provincia de Buenos Aires, para poder armar su frente político tuvo que hacer acuerdos con partidos que pidieron, a cambio, lugares en las listas seccionales. Hoy, la mayoría de quienes accedieron a una banca por esa vía arreglaron con Kicillof. Y hubo provincias donde ni siquiera pudo presentar listas de legisladores nacionales. La faena en territorio bonaerense vuelve a estar en manos de Sebastián Pareja, un conocido de muchos referentes locales, cuando se construyó la herramienta electoral y muy pocos creían que podrían llegar a ganar las elecciones.

REALPOLITIK

Estas movidas son muestras de la inexorable realpolitk por la que debe atravesar el oficialismo nacional si se quiere robustecer más allá del 2025. La pelea permanente contra “la casta” y su saldo favorable puede encontrar un límite en cualquier momento si las esperanza de cambio no se satisfacen. Una prueba de fuego será la llegada de las nuevas facturas de gas y luz.

En tal sentido, ante ese escenario resulta muy gráfico reproducir parte del texto de los politólogos Federico Zapata y Pablo Touzón: “En primer lugar, si ese voto-bronca contra la casta se debilita porque los beneficios concretos de la gestión libertaria tardan en llegar (es decir, si no hay una baja sostenida de inflación para mitad de 2024, su único mandato económico fijado en piedra), no habrá convicción libertaria que pueda contrarrestar una amortización cualitativa del capital político de Milei. No sólo de vendettas vive el hombre. En segundo lugar, y como bien expresó en una entrevista reciente Facundo Manes, la sociedad no vuelve para atrás. ¿Qué quiere decir exactamente “no vuelve hacia atrás”? Quiere decir, que, si este cambio fracasa, en todo caso, la sociedad buscará otro cambio, y no una reestructuración del orden anterior”.

No volverán. Ni el orden del Frente de Todos bis, que agotó dentro de su trampa de la unidad todos los intentos de restauración posibles, ni el de Juntos, al cual la sociedad le respondió, en una ironía cruel, apelando a que la gobierne hoy el peor equipo de los últimos 50 años. El clivaje seguirá siendo, aún en caso de un fracaso de Milei, cambio versus cambio. Por lo tanto, si la restauración es imposible, las naves arden en la costa y no existe ya ninguna casita de los viejos adonde volver, la pregunta que cabe es si la sociedad opositora a Milei fabricará su propia herramienta, su propio outsider, su propio martillo. Desbordar a Milei, no “resistirlo” simplemente.

DERIVA OPOSITORA

Aún la política intenta darle una respuesta a eso. La reciente encuesta publicada por la consultora Opinaia donde se consultó quién es hoy el principal opositor al gobierno, pone más claridad sobre este punto difícil de la oposición. El primer lugar lo ocupa la respuesta “Por ahora nadie” sumó el 43%, en segundo lugar Cristina Fernandez de Kirchner (25%), y Axel Kicillof (17%).

Ante la misma pregunta entre quienes han votado a Massa, el primer lugar lo ocupa como principal opositor Axel Kicillof (27%) y en segundo lugar Cristina Kirchner (23%). En tanto, entre aquellos que votaron a Milei, el 44% no avizora por ahora a nadie y la ubica a Cristina Kirchner como principal opositora 28%.

Datos que abonan aún más el estado asambleario en el que se encuentra la política argentina para intentar abordar el fenómeno Milei que no es otra cosa que el hastío de una sociedad que puso a Milei en ese lugar y no al revés.