Kim fue la estrella y mostró a su hija adolescente como heredera
El díscolo líder surcoreano Kim Jong-un volvió al escenario internacional convertido “en una estrella”, en un plano de igualdad con Xi y Putin, por encima de una veintena de líderes de países más ricos o con vínculos estrechos con Pekín que presenciaron el desfile más alejados. Una potente imagen de respaldo de dos potencias al régimen stalinista.
Su proximidad al mandatario anfitrión significa un triunfo diplomático mayor al logrado por sus antecesores con el gigante asiático.
La imagen también representa una señal positiva acerca de las aparentes intenciones de Pyongyang de reencauzar los lazos con Pekín tras un período de enfriamiento motivado por la cooperación militar norcoreana con el Kremlin en Ucrania. El gesto de Xi indicaría que ya no rechaza esa alianza, cada vez más afianzada según destacó Putin, quien invitó a Kim a visitar Moscú, aunque sin fechas previstas.
Durante la bilateral que celebraron, Kim le prometió al Jefe del Kremlin seguir ayudándolo “en todo lo que necesite”, algo que harán “sin dudar” al considerarlo “un deber de hermano”.
"A iniciativa suya, como es bien sabido, sus fuerzas especiales tomaron parte en la liberación de la región de Kursk. Combatieron de manera valiente y heroica. Nunca olvidaremos las víctimas que sufrieron”, le retribuyó su interlocutor.
GESTO A SEUL
Antes de que empezara el desfile militar, Kim saludó al jefe de la delegación surcoreana, Woo Won-shik, una actitud “diplomática” que sorprendió a la comunidad internacional pero principalmente a Seúl, como confesó un funcionario que prefirió el anonimato: "Inicialmente esperábamos que el encuentro fuera difícil, pero el hecho de que ocurriera es trascendente en sí mismo".
CAMBIO DINASTICO
Apenas entrando en la adolescencia, Kim Ju-ae, hija del líder norcoreano, tuvo su debut internacional en Pekín, alimentando así las conjeturas de que podría convertirse en la primera mujer en liderar una monarquía hereditaria de facto donde la figura de la primera dama ocupó siempre un papel secundario y nunca ha tenido "reinas".
Desde su aparición en los medios estatales en noviembre de 2022, cuando se la vio de la mano del mandatario durante el lanzamiento de un misil balístico intercontinental, su exposición pública no ha hecho más que crecer, a diferencia de su madre, Ri Sol-ju, quien quedó relegada a un segundo plano o directamente ausente en muchos actos. La prensa la describe como "la hija querida" y "la hija respetada", títulos que en la jerarquía local se reservan para quienes están destinados a desempeñar un papel político destacado.