Durante la crisis de la década del 30, John Maynard Keynes propuso que la solucion de la depresión requería el aumento del gasto público. Esa propuesta a mi juicio podía ser válida cuando en Estado Unidos el gasto público alcazaba al 7 y 8% del PBI.
Hoy la pregunta pertinente es que diría Keynes sobre la crisis del virus corona cuando en el mundo occidental en los distintos países fluctúa el gasto público por encima del 40% del PBI y en Francia alcanza, incluso, al 56% del PBI. Pero he aquí que ahora nos encontramos ante una situación inédita en la historia, una crisis universal causada por la neumonía de Wuhan. Consecuentemente, la tasa de desempleo alcanzarán niveles exorbitantes, por más que en Estados Unidos en la década del 30 la tasa de desocupación rozaba el 25%.
Ante esa realidad no puede esperarse otra cosa que la política económica de los gobiernos esté pendiente de la recesión. ¿Ello significa la necesidad del aumento del gasto público? Pregunta fundamental en un mundo en el que el aumento del gasto público había logrado hacer caer la tasa de crecimiento económico. Recordemos a Alberdi: "Hasta aquí el peor enemigo de la riqueza del país es la riqueza del fisco''. Alberdi no había sufrido el coronavirus y la pregunta queda pendiente.
Estamos entonces ante otra esfera peligrosa que es el impacto de la inflación, y cual ha sido el factor determinante de la misma. Permítanme recordar al respecto a Keynes que escribió: "Y sigue por tanto que el cambio en el valor de la moneda, es decir el aumento del nivel de precios, es importante para la sociedad solamente cuando su incidencia es desigual''.
Pero por el momento, voy a abandonar a Keynes y entrar en discusión con la posición monetarista que sostiene que la inflación es un problema monetario, conclusión que no comparto y a los hechos me remito. La Argentna es un hecho indudable de que la inflación ha sido causada por el aumento del gasto público.
Al respecto me voy a permitir recordar el pensamiento de George Gilder que en su Wealth and Poverty escribió: "No es principalmente el déficit federal la causa de la inflación. Si el déficit es cubierto con tasas de impuestos más altas -y la oferta monetaria permanece constante- el nivel de precios subirá en la forma ortodoxa de la ley de costo. Habría menos inversión y producción y menos nuevos productos".
Pasemos entonces a la situación que estamos viviendo. La teoría económica parte de la percepción universal de la realidad con que se ha enfrentado. Y voy recordar también a Hutchison quien escribió: "El éxito que tuvo Adam Smith con la publicación de su obra La Riqueza de Las Naciones, tuvo un efecto no deseado, que fue hacerle creer al mundo que la economía era una ciencia independiente de la política y la ética''.
CAMBIAR CONCEPTOS
El problema que enfrentamos, a mi juicio, implica la necesidad de cambiar los conceptos económicos que se aceptaron a través de la historia. Como consecuencia de ello estamos ante la necesidad de modificar los conceptos previos que se basaron en el principio fundamental de libertad señalado por Locke que es "el derecho a la búsqueda de la felicidad''.
Nos guste o no nos guste ante los hechos presentes parece desaparecer la mano invisible y no queda otra que aceptar que solo el Estado puede tratar de impedir la tristeza que surge de los hechos que se enfrentan. Creo que un hecho inusitado ante la siuación presente es que la creación de moneda puede permitir corregir el impacto que tiene el corona virus directamente sobre la producción y el desempleo.
La expansión monetaria que crea el Estado para entregar a los ciudadanos no es a mi juicio parte del gasto público. Es el gasto de los ciudadanos que permite aumentar la demanda de productos y consecuentemente una mayor producción para satisfacer la demanda. En otras palabras me atrevo a decir que el que gasta la moneda creada no es el Estado sino los ciudadanos. Qué milagro de la historia.