Juicio a Gran Bretaña

Señor Director:

El Reino Unido de Gran Bretaña se encuentra, en estos momentos, realizando ejercicios militares en el mar circundante a la Islas Malvinas, sin pedir el más mínimo consentimiento a nuestro país. Desde los primeros años del siglo XIX Inglaterra ha usurpado el control de nuestras Islas Malvinas, y desde entonces, hasta la actualidad, ha estado depredando toda la riqueza ictícola de nuestro mar circundante a dichas islas, y en la actualidad, además de la depredación ictícola, le ha sumado la explotación de nuestros reales recursos petrolíferos, minerales, energéticos y gasíficos que nos pertenecen legalmente, pero que Gran Bretaña se niega a reconocer y continúa explotando. Esto ha permitido un gran enriquecimiento de las arcas imperiales inglesas, y de los habitantes kelpers que residen en nuestras islas y se niegan sistemáticamente a reconocer nuestros derechos soberanos sobre las mismas. Desde hace muchos años que la Organización de las Naciones Unidas reconoce la soberanía argentina, que se encuentra en disputa con Inglaterra, sobre las Islas Malvinas, pero el Reino Unido sigue impávido ante esta realidad y las continúa explotando sin ningún tipo de escrúpulo. Ante esto, traigo a la memoria algo que el Partido Demócrata Cristiano de la República Argentina, a través de su Presidente, el Dr. Carlos Lionel Traboulsi, ha hecho ya hace varios años atrás. La denuncia y el comienzo de un juicio por miles de millones de dólares contra Gran Bretaña, por esta explotación de todos los recursos naturales de nuestras islas que Inglaterra viene haciendo desde ya hace más de dos siglos atrás.


Son miles de millones de dólares que le corresponden históricamente a nuestro país, y que el actual Gobierno de Javier Milei debiera llevar adelante en los organismos internacionales de justicia, contra Inglaterra, con el seguro apoyo de muchos países y aprovechando la buena relación actual entre Javier Milei y Donald Trump, de manera que el presidente norteamericano apoye esta justa demanda del Estado argentino. Ese dinero nos corresponde legalmente e históricamente, y podría sostener a la tan inestable economía argentina, y sería una justa reparación histórica de la usurpación británica de nuestro territorio nacional.

DANIEL SACO
DNI: 16.559.976



Hipocresía
 

Señor Director:


La hipocresía, tal como advirtió Juan Pablo II es uno de los peores defectos de esta época y consiste básicamente en ese doble juego entre aparentar y ser; es un mal que afecta en general a todo occidente pero que en la Argentina alcanza niveles tan altos que cuesta mucho discernir entre realidad o ficción. Durante el corriente año se celebraron, merecidamente, una serie de actos al cumplirse el 50 aniversario desde que sucedieron. El inicio de la Operación Independencia; el Combate de Manchalá; la muerte en combate del capitán Cáceres; la muerte en combate de los Subtenientes Berdina, Massaferro y Barceló; el asesinato del My Viola y su hija de tres años, solo por citar algunos ejemplos.

Pero paradójicamente, los que no murieron en combate o víctimas de atentados, terminaron presos por combatir al terrorismo, fue el caso del jefe del Capitán Cáceres en Pueblo Viejo, el Cnl Jones Tamayo quién finalizó su vida preso o de varios compañeros de los subtenientes Berdina, Massaferro y Barceló cuya promoción es una de las que más presos tiene por las mal llamadas causas de lesa humanidad y hasta el mismo Mayor Viola, que con su nombre galardona a la Compañía de Inteligencia 5, si estuviera vivo posiblemente hoy estaría preso.

Pareciera que para esta generación no había términos medios, o eran héroes muertos o son genocidas presos. Los argentinos deberíamos hacer un mejor esfuerzo por conciliar las apariencias con los hechos y definir si son héroes o villanos, no pueden ser ambas cosas.

MARCELO LIENDO - Cnl (R)
DNI 12.892.150


 

Que la victoria tenga alas y cabeza


Señor Director:


Niké, en la mitología griega es la victoria; simboliza la rapidez, la fuerza, pero también, la fugacidad del triunfo. Niké vuela para anunciar el éxito y recordar que la gloria llega, pero puede irse con la ligereza del viento.

La victoria de La Libertad Avanza el 26 de octubre ha sido celebrada como si Niké hubiera descendido en Ezeiza con laureles y trompetas. Para algunos, fue el grito de una sociedad harta de la decadencia, el salto de fe de quienes ya no creen en nada. Para otros, fue apenas una reacción espasmódica, mezcla de miedo y bronca, sin proyecto ni horizonte. ¿Qué tipo de Niké nos ha visitado? ¿Una que alza vuelo hacia la historia o una más de las que hemos visto estrellarse contra el techo bajo de nuestra arrogancia?

Porque hay victorias que elevan y victorias que intoxican. Si esta se queda sin alas, será solo un número en el archivo electoral: un resultado sin alma, sin ética, sin propósito. Será la victoria de los que confunden el poder con el mérito, el ruido con la razón, el ego con la patria. La victoria de quienes creen que el pueblo los eligió por iluminados, y no por desesperación.

Porque hay un segundo peligro, también hay victorias con alas, pero sin cabeza. Como la Niké de Samotracia, mutilada, gloriosa y ciega, que quizás en su ruina de siglos se haya convertido en un símbolo de la fuerza sin pensamiento, del impulso sin dirección, del liderazgo sin humildad. ¿Será esta la Niké de Milei? ¿Una victoria que vuela alto, pero no sabe a dónde va, ni a quién lleva?

Pero hay algo más: esta victoria no es una estatua; es, no sabemos por cuanto tiempo, una criatura viva. Y su destino no depende solo del que la invoca desde el atril, sino de todos los que hoy se aprestan a usufructuar su vuelo. Porque de nada sirve que la victoria tenga alas si quienes la montan no tienen cabeza. La responsabilidad no es solo del que grita, sino de los que lo rodean, lo aplauden, lo traducen, lo ejecutan. Si ellos no están a la altura, si se dejan arrastrar por la soberbia, el revanchismo o la codicia, esta Niké caerá como tantas otras: estrellada contra el mármol gastado de nuestra historia.
Roguemos a Dios, Nuestro Señor, que esta Niké no se convierta en estatua de museo, en postal de lo que pudo ser. Que Él, si aún tiene a Argentina de su mano, le conceda a esta victoria no solo alas para elevarse, sino cabeza para pensar, escuchar y rectificar. Y que quienes hoy creen ser dueños del viento, recuerden que no basta con volar: hay que saber a dónde se va. Solo entonces esta victoria dejará de ser un hecho político para convertirse en un signo de grandeza.

JOSE LUIS MILIA
josemilia_686@hotmail.com