Juegos literarios con la identidad

 

Caso clínico

Por Graeme Macrae Burnet

Impedimenta. 343 páginas

 

Un juego por momentos disparatado sobre la identidad, los dobles y los engaños a partir de la psiquiatría se desarrolla en esta novela del escritor escocés Graeme Macrae Burnet, que pasa por thriller psicológico pero que mejor sería tomarla como un comedia de subidos tintes negros.

Caso clínico no es una obra carente de ambiciones. Entre sus varios artificios está aquel de las cajas chinas, el libro dentro de un libro que reproduce partes de otro libro. Burnet lo utiliza desde el principio ya que nos dice que buena parte de su novela vendría a ser la transcripción de unos cuadernos que alguien le envió de manera misteriosa a finales de 2019.

Esos escritos se refieren a la supuesta investigación que en la década del ‘60 encaró la hermana de una paciente de Arthur Collins Braithwaite, figura indecente de la antipsiquiatría en el Londres de las drogas y la contracultura permisiva.

La paciente, una hija modelo sin grandes trastornos evidentes, se quitó la vida de modo por completo imprevisto. Por eso su hermana —entonces veinteañera— concibió la idea de adoptar una identidad falsa y requerir los servicios de Braithwaite para sondear su responsabilidad en aquella tragedia.

Los cuadernos, que Burnet alterna con capítulos referidos a la supuesta biografía del inescrupuloso Braithwaite, registran esa curiosa experiencia en la pluma de una mujer harto peculiar.

De a poco percibimos las numerosas fobias y trastornos que la aquejan. Vemos también que la adopción de una identidad falsa podría encubrir algo más que un ardid de investigadora amateur. No en vano Braithwaite invitaba en su tesis doctoral a “aceptar la idea de que una persona no es un yo único, sino un haz de identidades que deberían ser valoradas de manera equitativa”.

Mientras cuenta su insólita pesquisa la narradora también ventila taras, prejuicios, ideas fijas, ironías y burlas a diestra y siniestra. Es una joven chapada a la antigua que en su otro yo quiere mostrarse liberada y desenvuelta. Ese contraste, que va del ridículo a lo absurdo, ofrece los pasajes más divertidos de un relato que pasa por serio y hasta indignado.

Uno de los (justificados) blancos de sus alarmas es la misma terapia psicológica, o su caricatura. La narradora escribe: “Creo que tendemos a cribar el pasado para buscar las explicaciones que justifiquen el presente. Por lo poco que sé, este escarbar en el pasado es uno de los pilares de las oscuras artes psiquiátricas. Ahí yacen las pistas que sólo el inescrutable médico barbudo puede descifrar”.

Conforme avanzan las páginas, la pesquisa se vuelve más desopilante y chapucera. Pero no es su desarrollo lo que importa. Porque en esta novela nada es lo que parece. Desde el comienzo Burnet, conocido y aplaudido por sus policiales sui generis, ha conseguido atraparnos en su juego literario de dobles y mentiras, un juego tan divertido como melancólico y algo deprimente.