José Luis Cantilo, el dos veces intendente
Por Diego Alberto Barovero *
Su voluminosa figura, sus grandes quevedos y sus mostachos característicos hicieron las delicias de los grandes humoristas gráficos de las primeras tres décadas del siglo XX.
José Luis Cantilo nace en Buenos Aires el 6 de febrero de 1871, primer vástago del doctor José María Cantilo y doña Magdalena Ortiz Basualdo. Estudia en el Colegio Nacional de Buenos Aires y también en la Ecole Monge de París aprovechando una estancia familiar en el viejo continente.
Al fallecer su padre cuando tiene sólo 20 años queda a cargo de la familia, se defiende con algunas cátedras y trabajos periodísticos, inició los estudios de derecho, pero los abandona pronto. Su vocación periodística lo lleva a la redacción de "El Diario" de Manuel Láinez donde hizo sus primeras armas. También escribió en "El Argentino" órgano del radicalismo, su vocación literaria lo lleva a fundar revistas como "Buenos Aires Ilustrado", "La Revista Moderna", "El Libro" y "Letras y Colores", así como a publicar su primera novela "Quimera" en 1899. Paralelamente a sus labores periodística y docentes en el Colegio Nacional de Buenos Aires y la Escuela Nacional de Comercio, dedica parte de su tiempo a la investigación historiográfica en la que alcanzará lauros y reconocimiento internacionales.
CAUSA DEL RADICALISMO
Había abrazado desde el principio la causa del radicalismo como tantos jóvenes de la sociedad porteña de su época y formó parte del círculo que rodeaba a Hipólito Yrigoyen. A los 24 años inicia su cursus honorum como diputado a la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, resulta reelegido, pero ante el abandono de la lucha electoral inspirado por Yrigoyen se aleja para participar de los preparativos de la revolución de 1893. Tres años después es elegido presidente del Comité de la Capital de la UCR. Su acción militante estaba centrada en la Sección 20 El Socorro.
Habíase casado el 17 de diciembre de 1898 con doña Josefina de Achával, con quien constituyeron una familia compuesta además por ocho hijos: José Luis (que falleció a los 10 años), Josefina, Esther, María Teresa, María Rosa, Rafael, José Luis (que nació tres días después de la muerte de su hermano y por ello le impusieron su mismo nombre) y Héctor.
Cantilo despliega una intensa actividad como docente, periodista, historiador y político. En 1912 cuando se realizan en la Capital Federal las primeras elecciones bajo el sistema de la Ley Sáenz Peña figura entre los primeros candidatos de la lista de la UCR junto a Fernando Saguier, Marcelo de Alvear, Vicente Gallo, Delfor del Valle y Ernesto Celesia, pero su nombre resulta el más votado.
Desarrolla una fecunda labor en el Congreso impulsando iniciativas que promueven el mejoramiento de las remuneraciones de los maestros, la construcción de un establecimiento de salud para docentes, la reorganización del Departamento Nacional del Trabajo, así como la creación de colonias de vacaciones, escuelas rurales para mujeres entre otras.
Gozaba de una cómoda posición económica, poseía por herencia unas 4.500 hectáreas cerca de Venado Tuerto donde fundó la estancia y establecimiento "Fuerte Sancti Spiritu" que incluía un importante laboratorio donde se investigaban y desarrollaban fármacos para la sanidad animal.
A su iniciativa periodística y política se debe la fundación en 1915 del diario "La Epoca" un periódico radical de gran tiraje que sirvió a las necesidades de la campaña del caudillo radical que llegó a la presidencia en 1916. En dichos comicios, nuevamente es elegido para un escaño en la Cámara que no ocupa mucho tiempo ya que el presidente Yrigoyen le encomienda la tarea singularmente delicada que requiere de la experiencia, tacto y buen criterio de Cantilo. Yrigoyen intervino la provincia de Buenos Aires y conocedor profundo de los hombres sabe del respeto y prestigio de que goza Cantilo a quien sabe ducho y hábil para la alta política. Hasta los adversarios más enconados de Yrigoyen y del radicalismo reconocieron que la acción gubernativa de Cantilo en el primer Estado argentino estuvo orientada al bienestar general, sin incurrir en excesos y al cabo del año que duró su gestión presidió comicios ejemplares entregando el mando provincial al primer gobernador radical electo de la provincia.
INTENDENTE DE LA CAPITAL
En 1919 tenía 51 años y se había consolidado su carácter de por sí tranquilo, pausado, señorial, de profundas convicciones y práctica católica amante de la lírica y frecuentador de las letras europeas. Parecía Cantilo ser una figura de reserva del oficialismo radical, querido por sus correligionarios, apreciado y consultado por el presidente y respetado por sus adversarios.
El 4 de diciembre se conoce el decreto del presidente Yrigoyen designando a Cantilo Intendente de la Capital, de cuyo mando toma posesión al día siguiente y designa sus más cercanos colaboradores en las personas de Obdulio Siri (secretario de Hacienda) y Pedro Veronelli (secretario de Obras Públicas), dando así comienzo a una gestión ejemplar y progresista.
Por primera vez desde que asume Cantilo la ciudad cuenta con un cuerpo deliberativo integrado por elección popular en virtud de la ley orgánica municipal de 1917, el Concejo Deliberante compuesto por 30 miembros elegidos mediante el sistema de representación proporcional.
Allí destacan figuras que habrán de merecer renombre como el futuro presidente Roberto Marcelino Ortiz, socialistas notorios como Héctor González Iramain, Adolfo Dickmann, Angel Giménez, Antonio Zaccagnini (obrero electricista de La Boca, el primer trabajador que llega a legislador en nuestro medio). El intendente no tuvo problemas con el Concejo y existió plena y franca colaboración.
Con motivo de la renovación parcial de 1920 se incorporaron otras figuras de relieve al órgano colegiado municipal entre quienes se destacaron el escritor Roberto Giusti, Héctor Bergalli (Caudillo radical de Flores "La 5ª de fierro", Juan José Díaz Arana y el luchador comunista José Penelón.
INICIATIVAS PORTEÑA
Son muchas las iniciativas de Cantilo como Lord mayor de la ciudad, algunas vieron su concreción con el tiempo y durante la gestión de sus sucesores, por ejemplo la creación de un parque y escuela de avicultura en el Jardín Zoológico, la pavimentación de los accesos desde la provincia de Buenos Aires a la Capital, la creación de hornos para fabricar ladrillos destinados a la construcción de casas baratas, un gran impulso al Teatro Colón, la creación del Banco Municipal de garantías y anticipos, un concurso permanente de obras teatrales para niños, la instalación de cinco bibliotecas municipales en barrios de la Capital, la creación de un taller de telares a mano para la enseñanza del oficio.
Muchos decretos reflejan la sensibilidad social del intendente en sintonía con la política del presidente Yrigoyen, como la creación de patronatos populares de los hospitales, la proyección gratuita de películas en los barrios durante los veranos, y el uso de canchas municipales a los clubes infantiles y juveniles de fútbol.
Reglamentó la ordenanza que instituyó premios a las producciones artísticas, galardones cuya significación económica permitió a poetas, pintores, escultores, novelistas dramaturgos y músicos, impulsa los carnavales, crea el Instituto Municipal del Radium y reorganiza el Departamento Químico Municipal, elimina impuestos a las cooperativas de producción, edificación, seguros y consumo, activa la venta de tierras destinadas la prosecución de la apertura de la Diagonal Norte, pavimenta arterias estratégicas en barrios alejados del centro y algunas del centro, una particular dedicación puso en la lucha contra la usura, el fraude, la carestía de artículos de primera necesidad y los abusos en materia de precios y calidad de los productos de consumo popular, fijó la obligación de colocar la lista de precios a la vista en ferias francas, severas medidas de control de la calidad de la leche la creación de la dirección de consumos.
ELECTO GOBERNADOR
Al acercarse el final del mandato presidencial de Yrigoyen, Cantilo no solamente se ganó prestigio como administrador eficaz como un buen intendente y su condición de estadista había acrecentado su prestigio. El 13 de octubre de 1921 la convención provincial de la UCR bonaerense lo consagró candidato a gobernador en fórmula que completaba el don Pedro Solanet, prestigioso hacendado de Ayacucho.
El 25 de octubre de 1921 Cantilo firma sus últimos decretos como intendente aceptando las renuncias de sus secretarios y comienza su nueva etapa bonaerense, sale de gira preelectoral para recorrer toda la provincia.
En marzo de 1922 Cantilo fue elegido gobernador. Al frente del primer estado argentino desarrolla una administración que no es objeto de esta crónica, pero sobre la que ya pronunció su juicio la memoria colectiva bonaerense como una de las más eficaces y progresistas en la historia de la provincia. En marzo de 1926 y luego de ejemplares comicios entregó el mando a su sucesor, a la sazón el doctor Valentín Vergara.
SEGUNDO MANDATO EN LA CIUDAD
La UCR aparece ya dividida entre personalistas seguidores de Yrigoyen y sus adversarios y opositores antipersonalistas que se agrupan con sus tradicionales adversarios conservadores. Durante aquellas luchas Cantilo siguió a su amigo Yrigoyen y cuando éste resulta nuevamente electo presidente 1928 su nombre es motivo de especulaciones para los más diversos cargos y responsabilidades.
Un mes después de asumir la presidencia, el 14 de noviembre de 1928 Yrigoyen designa a Cantilo nuevamente intendente de la Capital. Lo acompañarán en la gestión Luis Rodríguez Yrigoyen (sobrino del presidente) como secretario de Obras Públicas y Rodolfo Aranbarri como secretario de Hacienda y Administración. Convivirá Cantilo con un concejo deliberante laborioso con mayoría radical, pero integrado por figuras de renombre, el joven socialista Américo Ghioldi, el literato Carlos Manacorda, el Caudillo radical boquense Arquímedes Soldano, José Penelon, el conservador Manuel Guerrico y Florencio Parravicini que deja temporalmente las tablas del teatro de revista para hacer una incursión en la política.
El intendente despliega una intensa actividad, impulsa la conclusión del Anfiteatro Romano de la Costanera, impulsa la creación de viviendas colectivas como las de Parque Patricios, crea clínicas municipales en los barrios bajo la órbita de la Asistencia Pública, modifica la traza de la calle Agüero entre Las Heras y Libertador, promueve la pavimentación y señalización de varias arterias, impulsa la transformación de la ciudad que comienza a adquirir otra fisonomía con criterios y estilos heterogéneos predominando el art decó.
Grandes empresas impulsan obras y edificaciones notables como la gigantesca usina de la CHADE en Puerto Nuevo.
En tanto a mediados del fatídico 1930 se inicia la construcción del subterráneo que une las estaciones ferroviarias de Constitución y Retiro a cargo de la Compañía Anglo-Argentina. También merece destacarse el ensanche de la entonces calle Corrientes concretado en su primera cuadra, en la vereda impar entre Uruguay y Paraná, que habrá de continuar en toda su extensión, en tanto que durante la gestión de Cantilo quedó concretado el ensanche de la avenida Santa Fe como la conocemos aún hoy.
Cantilo dedica especial atención a dos problemáticas concretas de la ciudad, el tratamiento de las basuras a través de las usinas para su quema, como ya había hecho en su primera intendencia y proyecta nuevas modalidades para su disposición. También en lo relativo al problema del abastecimiento de mercaderías y alimentos frescos, así como la cuestión de los precios al consumidor, ya que inaugura el Matadero y Frigorífico Municipal en el barrio de Mataderos, con el consiguiente desarrollo urbano de esa zona porteña.
Fue singular su dedicación al embellecimiento de la ciudad en especial sus plazas y parques, remodelando la Plaza de Mayo, la del Congreso, la Lavalle, la San Martín, la Libertad y la Británica, construcción de la Glorieta Andaluza en El Rosedal de Palermo y la inauguración de dos nuevas plazas 12 de octubre en Almagro y General Nazar en Caballito.
Un ambicioso proyecto fue el Parque del Retiro que pretendió unir las plazas San Martín y Británica en un conjunto que incluyera tierras ganadas al río en torno a Puerto Nuevo y las estaciones de las líneas de ferrocarril en esa zona ubicadas fueran en definitiva un amplio paseo de la ciudad, que, en gran medida se ve hoy adaptado en lo que se conoce como Paseo del Bajo.
En materia administrativa y de contabilidad se actualizaron vetustos padrones de rentas y una ley orgánica del Banco Municipal de Préstamos (antecedente del Banco Ciudad).
También se profesionalizaron los cuerpos estables del Teatro Colón que pasó a depender en forma directa de la Municipalidad, se estableció el Instituto de Radioterapia y Fisioterapia, así como la ampliación y modernización de varios hospitales municipales.
Mucho avanzó el estudio y planificación de la apertura de la gran avenida Norte-Sur (Luego llamada 9 de Julio) desde la Avenida Leandro Alem hasta Caseros con una plaza central en el medio (Plaza de la República, actualmente). Si bien el clima socioeconómico y cultural era favorable en la capital del país, las consecuencias de las tensiones políticas nacionales repercutieron más gravemente en Buenos Aires por obvias razones.
HOMBRE DE PARTIDO
Cantilo, hombre de partido, no se sustrajo a compromisos y requerimientos inherentes a esa condición, pero jamás pudo ser acusado de irregularidades, favoritismo o responsable de exacerbar bajas pasiones en función a intereses de facción.
Fue evidente el agravamiento de la situación política general y local, particularmente en las elecciones de diputados nacionales del 2 de marzo de 1930 en que el radicalismo otrora triunfante apenas dos años antes perdió la mayoría de la representación local a manos del Partido Socialista Independiente.
La atmósfera general era agobiante y las intrigas internas y externas afectaron la gobernabilidad seriamente. Cantilo procuraba frecuentar al presidente y llevarle impresiones desprovistas de intereses solo motivadas en el bien común, pero al advertir el clima general y avizorar las perspectivas nefastas que se proyectaba en el horizonte llegó a decirle a su esposa "Yo caeré con Yrigoyen, al menos seremos consecuentes con el amigo hasta el final". Y así fue.
Cantilo cesó en el cargo de intendente al mismo tiempo que la dictadura de Uriburu tomaba el control del poder al desplazar al gobierno constitucional y legítimo. El exintendente no pudo ser molestado ni perseguido debido a la corrección indiscutible de sus procederes, desde luego volvió a la política y consecuentemente a la militancia en su partido de toda la vida.
Con la reorganización posterior al golpe de Estado asumió la vicepresidencia 2ª de la Mesa Directiva del Comité Nacional. Por aquel entonces se radicó como dijimos en el Palacio Estrugamou, donde piso de por medio eran vecinos con Marcelo T. de Alvear, con quien compartían una larga amistad y una visión general común sobre el país y sobre el mundo.
DIPUTADO NACIONAL
En 1934 debido al estallido de una revolución en Santa Fe donde sesionaba la convención Nacional de la UCR el gobierno responsabilizó a toda la plana mayor partidaria que fue detenida y trasladada a la Isla Martín García donde luego algunos detenidos optaron por salir del país en virtud del Estado de sitio y otros por ser confinados por varios meses en el extremo sur del país, es el caso de José Luis Cantilo quien compartió ese destino con Ricardo Rojas, Adolfo Güemes, José Tamborini y Enrique Mosca entre otros. Cuando poco más tarde la UCR levantó la abstención electoral, José Luis Cantilo volvió a ser electo diputado nacional por la Capital y en circunstancias en que su partido junto al resto de las fuerzas opositoras consigue mayoría resulta electo presidente de la Honorable Cámara.
En 1943, el golpe de Estado de las fuerzas armadas puso fin al régimen constitucional y clausuró el parlamento poniendo fin a la última labor política formal de Cantilo que regresó a su hogar donde falleció a los 73 años el 11 de octubre de 1944.
Felix Luna, joven testigo de las exequias de Cantilo en el cementerio de la Recoleta, recordaba haber escuchado a un barrendero que mientras hacía su trabajo curioseaba el entierro musitó en su característico cocoliche: "Ahí lo llevan a don Pepe Gantile, ese si que fue un buen intendente!".
* Presidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano.