Jorgelina Aruzzi: “Me encantó ser la mala”
La actriz se pone en la piel de una villana en el filme ‘El novio de mamá’, una de las propuestas para estas vacaciones invernales. Habla también de su participación en la serie 'Menem'.
“Yo siempre quise ser la mala”, dice Jorgelina Aruzzi con una mezcla de entusiasmo y diversión. Por fin le llegó el momento: ya se la puede ver siendo la villana de ‘El novio de mamá’, la comedia familiar protagonizada por José María Listorti y Dani ‘La Chepi’, que esta semana llegó a los cines .
En el filme, que cuenta la historia de un optimista agente de viajes que se enamora de una madre que intenta reconstruir su vida, Aruzzi es Valeria, una exigente y extravagante jefa que, con un toque del estereotipo de villana de Disney, hará peligrar el futuro de esa pareja. “Me encantó ser mala-mala. Jugar con el maquillaje, el vestuario y el peinado y ser una mujer sin corazón. Además, el personaje tiene después un ablande que también me gustó mucho”, explica la actriz sentada en el patio interno de Microteatro.
-¿Se inspiró en alguien para crear a Valeria?
-No, estuve viendo a las malas de Disney, pero más que nada traté de no mover la cara y hacer como que se había inyectado. Jugué con la postura y una cosa sexy, divertida.
-¿Qué fue lo que más le gustó del personaje?
-Me gusta ser mala porque tenés permiso para jugar. Eso es lo que más me divirtió. Además, el personaje es medio impune en el trato hacia los demás y eso también resulta muy entretenido.
VINCULOS
-¿Qué le atrajo de la propuesta para sumarse a ‘El novio de mamá’?
-Me gustó trabajar otra vez para chicos, para toda la familia, y poder llevar un poco de humor apto para todo público al cine. También a mí me renueva el público. Hay algo que me encanta de trabajar para chicos. Yo hice ‘Chiquititas’ en 2006 y esos niños que me miraban ya crecieron y me conocen. Hacés un vínculo con ellos, como artista y como público.
-¿Cómo vive la posibilidad de estrenar una película en las salas, algo que últimamente no es tan frecuente?
-A mí me emociona mucho el cine, mi papá trabajó de proyectorista en el Loria, que ya no está, o sea que el cine siempre estuvo en peligro. Me parece que salir en familia a ver una película es una situación recordable, una experiencia divina. Ver una historia nacional, hecha por nosotros, con nuestro humor, es una experiencia que los chicos no se olvidan.
-¿Qué reflexión hace del momento que vive la industria audiovisual?
-Creo que es una situación muy caótica la que se vive, de desvalorizar todo lo que hemos logrado tanto los artistas como los pediatras o en todos los rubros. Espero que esto cambie, que se pueda volver a producir y a destinar dinero a las cosas importantes de nuestro país.
CON ACENTO RIOJANO
Por estos días, Jorgelina Aruzzi también fue noticia por su trabajo en la serie ‘Menem’, ya disponible en Prime Video. En la ficción que gira alrededor de la figura del expresidente Carlos Saúl Menem ella le da vida a Amanda, una modista riojana que está casada con Olegario Salas (Juan Minujín). “Amanda es ficticia pero simboliza a los hombres y mujeres de a pie que no tenían que ver con la política y muestra cómo la ambición modifica a cualquier persona”.
-¿Cómo la trabajó?
-El acento era fundacional para el personaje y después de eso, la ambición. Ella se pone loca por ganar y eso me gustó porque empezaba muy abajo y se iba muy arriba. El acento lo trabajamos con una coach y después, con Juan, nuestras hijas son muy amigas así que nos mandábamos todos los mensajes en riojano. También escuché mucho audio y entrevistas de los Menem.
-¿Cambió en algo su visión sobre Menem o sobre los ‘90 después de trabajar en este proyecto?
-No. La serie habla del poder y la ambición. En este caso cuenta algo que tuvo que ver con la historia argentina, pero si vos lo ponés en otra ficción también le puede suceder a otras personas. Sí es bueno abrir el debate para las nuevas generaciones que por ahí no saben cómo fue todo, ver qué representó para cada familia el menemismo. Y, bueno, qué cosas no volver a repetir.
-¿Extraña hacer televisión de aire?
-Sí. Yo creo que cambió el paradigma y hay que aceptarlo. Por suerte sigo haciendo ficción en las plataformas, aunque menos que antes porque se trabaja distinto, por eso extraño. Hoy entrás a un canal de televisión y está desolado. Los paradigmas van cambiando, los negocios van cambiando y quedan los artistas, como decía (Enrique) Pinti (risas). Para mí, la autogestión siempre está en primer lugar, me invento proyectos, escribo, trato siempre de generar algo para no esperar que me llamen.
-¿Le interesaría hacer streaming?
-Mmm...no lo tengo muy explorado. No estoy muy amigada con el streaming ni con las redes, pero entiendo que es por donde va todo en este momento. Me gusta seguir haciendo ficción, con el tiempo que lleva eso. Las redes por ahí son más pasatistas. Si puedo seguir haciendo ficción, elijo eso. Quizás algún día me amigue con el streaming, porque creo que es un medio muy poderoso.
-¿Hay diferencias a la hora de trabajar en las plataformas con respecto a la televisión de aire?
-Lo que es diferente es la duración de un proyecto que antes grababas todo el año y en la plataforma son tres o cuatro meses. Las locaciones ahora son escenarios reales; pero a nivel actuación no cambia nada, salvo que tenés más tiempo para trabajar las escenas. Quizás la gran diferencia es que vos antes armabas todo con el público. Salías un mes al aire y ya sabías que tu personaje pegaba tal muletilla porque la gente te lo iba diciendo y se iba transformando según el palpitar del público. Con la plataforma ya vas con el proyecto cerrado, impecable. Eso es distinto.
-¿Siempre supo que tenía una veta cómica tan marcada?
-Cuando empecé a estudiar teatro, sí. Igual yo creo que la tragedia es comedia y viceversa. A mí me gusta explorar los dos lugares y con los años también conocí mi singularidad como actriz que tiene que ver con esto: ir, salir y entrar de la comedia, y poder hacer lo que el proyecto pide.