Intriga, humor y un amor pendular

‘La curva del tiempo’, en Espacio Callejón.


‘La curva del tiempo. Una comedia andina’. Dramaturgia y dirección: Martina Cabanas Collell. Diseño de escenografía: Ana Chung Oré. Diseño de iluminación: Txell Cabanas. Locución: Jorge Gentile. Intérpretes: Federico Buso, Magela Zanotta. Los domingos a las 17 en Espacio Callejón (Humahuaca 3759).


 

La historia parece sencilla. El escenario muestra una cocina a la izquierda, un comedor al centro y un sillón con manta a la derecha. Una lámpara encendida añade calidez al diseño de iluminación de Txell Cabanas, destacando el realismo. Parece que veremos una comedia andina, posiblemente una invención o broma de la directora catalana Martina Cabanas Collell, que escribió además el texto dramático.

Cabanas Collell tiene una interesante trayectoria: es coautora de la obra ‘Ella’, presentada en los Teatros del Canal. También desarrolló proyectos internacionales como ‘Nos’, una colaboración entre Barcelona y Buenos Aires, estrenada también en el Espacio Callejón y presentada en España a principios del año pasado. Ha dirigido textos como ‘Si alguien me hubiera dicho’ (2021), de Eduardo Mendoza, y creó el espectáculo de clown ‘Agatha, ¿estás ahí?’ Promovió laboratorios creativos como WELAB (2020), fomentando la integración de diversos lenguajes artísticos. Colaboró con Els Joglars por más de diez años, realizando dramaturgias y escenografías en producciones como ‘El coloquio de los perros’, ‘VIP’ y ‘Zenit’.

PUESTA ARMONICA

La directora, en esta ocasión, diseñó una puesta armónica que permite mantener el ritmo permanentemente. Con muy pocos elementos logra que los actores presten sus cuerpos a personajes que no pierden intensidad y dotan de un dinamismo cada escena, donde como en un rompecabezas encaja el texto dramático con el espectacular. Se prescinde del apagón tradicional -la obra comienza cuando ingresamos a la sala- por eso sorprende cuando de golpe del sillón se levanta un hombre con aspecto rutinario, prepara el desayuno, enciende una radio pequeña y en ella se escucha la voz melosa de un locutor que busca transmitir optimismo a sus oyentes. A la seis de la mañana celebra el amor con boleros y con el mismo fervor anuncia la inminencia de un temporal.

Angel, el protagonista, habla sólo o dialoga con su tortuga llamada Teresa, el nombre de una mujer ausente que al parecer lo abandonó. Mientras tanto la radio rescata la voz de Javier Solís, el rey del bolero ranchero -otra muy buena elección de la dirección-. El cantante mexicano murió rodeado de cierto misterio después de una operación a los 34 años. En esos momento, Solís ya había alcanzado la popularidad con numerosas canciones como ‘Sabor a mí’, que el optimista locutor elige para homenajearlo.

Angel, como mucha gente, no le presta atención a la radio. Necesita voces, respuestas, que no le pueden dar tortugas ni caballos. Vive en Polvadera, rodeado de la soledad cordillerana andina, en la provincia de Mendoza. El monólogo del locutor optimista no parece muy convincente. Apaga la radio.

Es allí cuando irrumpe en escena una mujer hiperactiva y ansiosa que rompe el clima provinciano del dueño de casa. Se presenta muy rápidamente: es porteña, abogada y acaba de divorciarse. Está perdida. Viene a pedir ayuda. Su automóvil descompuesto y el teléfono celular descargado y sin wifi. ¡Una catástrofe!

COSAS RARAS

El encuentro con Angel, al comienzo, le brinda paz para desarticular su desasosiego, pero Irina, que así se llama, es desconfiada y para peor comienzan a aparecer fenómenos paranormales en el ambiente que la confunden y profundizan sus premoniciones. En esa casa pasan cosas raras. En vez de huir hay como un imán, una curiosidad que la atrae. A la abogada le brota una veta de detective y su fina intuición logra descubrir el misterio.

En la obra, el amor se presenta como un intento de comprender al otro, que siempre resulta inaccesible. Angel es poseído por el fantasma de su mujer y así logra que no lo abandone para siempre; sin embargo, él no logra hablar ni escucharla. Al conocer a Irina comprende cuánto extraña a su mujer. Este acto de extrañar le da existencia al otro, valorando lo que se tuvo.

‘La curva del tiempo’ es de esas obras que ejercen una transformación en el espectador. Federico Buso y Magela Zanotta son los responsables de ese misterio teatral que se da muy de vez en cuando. Logran crear un par de personajes queribles y amigables que nos abren la puerta de su intimidad y logran conmovernos. La pieza tiene intriga, humor y una historia de amor pendular que se mueve entre el pasado y el presente. Nos deja la puerta abierta al futuro, una puerta tan abierta como la que permitió que en esa casa perdida en medio de los Andes ingrese una brisa de realidad y de esperanza.

Calificación: Excelente