CLASICA. Por la Opera de Cámara del Teatro Colón

Interesante actualización de dos obras de Bertolt Brecht

‘El que dice Sí/El que dice no’, con música de Kurt Weill y Martín Matalón, sobre textos de Bertolt Brecht. Dirección musical: Natalia Salinas, Martín Matalón. Dirección escénica: Nahuel Di Pierro, Violeta Zamudio. Con: solistas, Coro de Niños del Teatro Colón (direc: César Bustamante) y orquesta. El viernes 24, en el teatro Coliseo.

Dentro del ciclo ‘Colón en la Ciudad’, la Opera de Cámara del Teatro Colón presentó un espectáculo doble que responde en sus orígenes al histórico momento del siglo XX de entreguerras. Tiempos en que la figura del poeta y dramaturgo germano Bertolt Brecht (1898-1966), que en el campo de la literatura tenía la idea de generar un teatro épico, como fue llamado en su momento, había preparado una ópera con fines teatrales de carácter educativo, que contrasta la diferencia en la decisión de dos niños frente a las normas sociales.

Precisamente, su colaboración con el compositor Kurt Weill (1900-1950) fue manifiesta y es bien conocida en el terreno de la ópera, como en nuestro medio se ha reactualizado. Esa colaboración mutua dejó producciones como ‘La ópera de tres centavos’, ‘Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny’ y ‘Los siete pecados capitales’, ofrecida el año pasado en la temporada oficial del Colón.

Volviendo a su vínculo, en 1930 esta dupla produjo ‘Der Jasager’ (‘El que dice Sí’), quedando pendiente de composición una segunda parte, ‘Der Neinsager’ (‘El que dice No’), por la situación del compositor, que lo llevó a trasladarse a París y finalmente a los Estados Unidos, donde siguió componiendo hasta su fallecimiento.

De manera que este segundo tramo del texto de Brecht fue fruto de revisiones posteriores, cuando el niño se rebela a las normas, y allí aparece la puesta en música por Martín Matalón, destacado compositor compatriota nacido en Buenos Aires hace sesenta y cinco años, que estudió en la Juliard School de Nueva York y, afincado en París desde hace tres décadas, tradujo entonces con su partitura esta idea del poeta germano con el título inverso.

ENSAMBLE

Lo cierto es que el trabajo de Natalia Salinas y Martín Matalón al frente del orgánico camarístico de dieciocho músicos, en ambos casos con partituras de una media hora aproximadamente, con un intervalo, fue dando al espectáculo ofrecido un carácter diferente, entre la música de Weill y la propia del lenguaje de Matalón, afín a su experiencia y habilidad también en composiciones para películas, de las cuales hemos tenido testimonios.

La participación de los solistas se advirtió bien efectiva, con los experimentados cantantes Víctor Torres (el maestro) y Adriana Mastrángelo (la madre), y el buen desempeño de cada niño protagonista, en la primera Adam D’Onofrio, y la niña Guadalupe Fuistinoni en la segunda.

Un lucido rendimiento acusó el Coro de Niños preparado y dirigido por César Bustamante, para propiciar una versión musical condigna al propósito del espectáculo.

LA PUESTA

Un ángulo quizá algo contrastante de la velada fue la puesta escénica de la primera y segunda ópera, en ambos casos a cargo de Violeta Zamudio y Nahuel Di Pierro. con iluminación de Ariel Conde y escenografía de Noelia González, además del vestuario de Endi Ruiz.

La sobriedad de ‘El que dice Sí’, el efecto de su mensaje, logra clara comprensión dentro de su contexto musical.

En tanto, la segunda parte, ‘El que dice No’, tuvo una ambientación planteada con muchos elementos y por lo tanto pareció salir un poco de la claridad didáctica del manifiesto de ambientar al espectador, al cuestionamiento de la premisa brechtiana, como se manifiesta en las intenciones.

En resumidas cuentas, un aporte positivo de la Opera de Cámara, demostrativo de sus posibilidades y su amplitud de repertorio.

Calificación: Bueno