El barrio soñado. Y en él, dos casas casi iguales. Una al lado de la otra, igualmente perfectas, apenas separadas por un cerco de arbustos. En ellas alguien contará que viven Alice y Céline. Bellas, jóvenes, impecablemente vestidas, cada una con un marido y un hijo pequeño. Amigas desde siempre, enamoradas de sus parejas, am- bos atractivos y cada uno con puestos importantes. Su vida es una sucesión de reuniones amables, fiestas y jar- dín de infantes compartidos. Todo transparente, claro, perfecto. Hasta que sucede lo imprevisto, lo que no con- tamos para no spoilear
, aunque es casi al co- mienzo del filme. Lo que pasa es como un montón de ba- rro arrojado a una sábana blanca secándose al sol. Y desde aquí, una alfombra de sucesos que se desenrollan abriendo una caja de Pandora.
Todo se presentaba como un banquete para amantes del cine negro. ¡Qué mejor que una suerte de country bello y aislado con amigas casi gemelas, que repiten la vida de cada una como espejos y a las que, de pronto, les tiran
la felicidad por la ventana! Como complemento, una mu- siquita entrometida a lo Bernard Herrman (el de ‘Vértigo’, ‘Psicosis’ y ‘Marnie’, las de Hitchcock) y un cerco de ma- torrales casi icónico, que a veces esconde secretos y donde los niños pueden desaparecer.
La historia se desbarranca cuando la neurosis de los per- sonajes ennegrece, poco a poco, el desarrollo narrativo. Las madres muestran su interior profundo, pero lo hacen en un crescendo que llega a límites de acciones a lo Da- rio Argento en su peor momento. El director francés Be- noit Delhomme tiñe los logros de la atmósfera que supo conseguir y se embadurna en excesos donde parecen conjugarse las peleas de Anne Wilkes (la enfermera de ‘Misery’) y las extravagancias de los finales de Brian de Palma (lejos ya su ‘Doble de cuerpo’ o ‘Vestida para ma- tar’).
COMO NACIO
‘instinto maternal’ es una remake de la película belga ‘Duelles’, dirigida por Olivier Masset-Depasse, que se llevó varios premios en su momento de estreno y fue bien recibida en el Festival de Toronto (1918). Allí la vio el representante de Anne Hathaway, le gustó y logró que la actriz de ‘Los miserables’ se interesara en ella.
El proyecto de una remake en inglés terminó precisa- mente en esta película, ambientada en los años ‘60 en Estados Unidos, donde la actriz se unió a Jessica Chas- tain (‘Mamá’, ‘It’) para interpretarla. Y ellas, Anne Hatha- way y Jessica Chastain son la cereza del postre del filme de Delhomme, porque sus recordables actuaciones so- brepasan los excesos finales del maternal martirologio.
Adiós a los sutiles jardines del country soñado y las ca- sas de muñecas, donde la culpa y la locura juegan junto a un oscuro cerco de matorrales a lo Lewis Carroll. Nues- tro deseo es que este realizador (director de fotografía
de ‘La teoría del todo’), tan hábil para crear climas y en- tretener narrativamente, encuentre pronto otro argu- mento negro interpretado por mujeres (sabe meterse en su interior) que lo destaque.
Calificación: Regular
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