Inolvidables platos de mar en Núñez

“Vinimos a un lugar más tranca que Palermo, un poco más barrio. La idea era cerrar el círculo, que el vecino venga, se lleve lenguado y si busca hacerse el ceviche en su casa, buenísimo, pero si quiere venir a la noche y que se lo hagamos nosotros, también”, dice, amable y abierto, el chef peruano Charly Díaz.

Con acento argentino -de hecho llegó al país de adolescente en los años 90-, a Díaz le gusta la charla, acepta elogios y explica con pasión los secretos de su “boliche”, ‘La Pescadería Cocina de Mar’.

Como dice, el multiespacio está ubicado en una zona estratégica de Núñez. Su propuesta, bien conectada con el entorno, tal vez perdería algo del encanto si estuviera en el ultra explotado Palermo. Es que el lugar conjuga un completo restaurante con mercado y rotisería con lo cual la oferta al cliente-vecino resulta triple.

Asociado con John Cifuentes y Olga Huaman, Charly cuenta con una amplia experiencia en reconocidas cocinas como las de Osaka, Tô sushi y Páru.

De sus orígenes en la gastronomía recuerda que hizo especializaciones con el Gato Dumas; luego siguió con pasantías: “Fui yendo muy de a poco. Por entonces, cuando empecé, veía que los lugares para peruanos acá eran sitios nostálgicos, bodegones para trabajadores en el Abasto, comida básica de la abuela, nada que te llamara la atención hasta que apareció Osaka, en Fitz Roy y Soler; fue allí que dejé mi CV y donde empecé a trabajar y aprendí un montón.”

-¿Había algún antecedente familiar?

-En las casas peruanas, siempre hay alguien que cocina, la mamá, la abuela, el papá. Tengo un primo gastronómico y trabajé con él. A mí siempre me gustó cocinar, mi viejo cocina también. Así fue que empecé a recordar cosas de la infancia y luego apliqué más de técnica. Así comencé a tomar más carrera en la cocina fusión.

Luego de vivir en Mendoza, donde abrió un restaurante, Charly finalmente decidió volver a Buenos Aires. “No quería seguir trotando. Ya era papá de una nena. Fue entonces que me decidí a hacer algo familiar. Ahí apareció la posibilidad de armar una pescadería y rotisería en Caballito que abrimos con mi madre y que todavía tenemos”.

-¿Cómo fue eso de largarse con tu mamá?

-Excelente. Además, mi madre es muy emprendedora. Encontramos juntos un local muy chiquito. ‘Vendamos la materia prima, cocinemos algo’, nos dijimos, y ese fue el primer proyecto en la calle Avellaneda. Luego se sumó John, mi socio. Nos empezaba a ir muy bien pero yo me quedé con ganas de tener un restaurante. En plena pandemia fue el origen de ese local, de 'La Pescadería' en Núñez. Se nos demoró la apertura pero en septiembre pasado ya cumplimos dos años y felizmente, nos va bárbaro.

-¿Viene sólo gente del barrio?

-Hay una buena cantidad de gente del barrio, pero también de los alrededores, de zona norte -San Isidro, Vicente López, incluso de Tigre-. Sin embargo, el público es amplio y hasta vienen de Puerto Madero.

LOS PLATOS

El local, confortable y moderno, replica motivos marinos en toda su decoración. La idea es sentirse cómodo para disfrutar de lo más seductor de la propuesta: su exquisita gastronomía. “Respetamos siempre la temporada para garantizar la frescura de los productos”, señala el chef.

La carta -amplia, con propuestas gourmet- está protagonizada por deliciosas piezas de sushi clásicas y fusión nikkei, como el roll Pesca Brasa (pesca del día, palta, ciboulette, cobertura con chimichurri de almendras y ajo crocante).

Bien vale la pena probar también sus empanadas de mariscos o los langostinos rellenos de queso crema y almendras, bañados con salsa de maracuyá.

Finalmente, las vieiras a la parmesana en mantequilla perfumada cítrica, gratinadas con parmesano, resultarán sencillamente inolvidables.