Incógnitas a despejar, encuentros a concretar

Son varias las incógnitas abiertas en relación con los comicios porteños del próximo domingo. La primera y quizás la menos obvia reside en cuánto será el interés de los ciudadanos capitalinos en esta elección. Una semana atrás, las votaciones ocurridas en San Luis, Chaco, Salta y Jujuy mostraron una participación muy baja, de apenas 60 por ciento o menos (en Chaco sólo alcanzó el 52,5 por ciento). ¿Repetirá la Ciudad Autónoma ese comportamiento electoral? Resultaría irónico que cunda semejante ausentismo de votantes en elecciones que tienen superabundancia de candidatos.
Un presentismo bajo sería una ratificación del hastío social ante un sistema de partidos que ni siquiera con la incorporación del nuevo personal que introdujeron los libertarios de Javier Milei consigue congraciarse con el público.
El primer resultado a tomar en consideración será, pues, la comparación entre ausentes y votantes. Después vienen las otras preguntas. Por ejemplo: ¿conseguirá Leandro Santoro el primer puesto, como aventura la mayoría de los encuestadores, en un territorio en el que por regla general prevalece el voto antiperonista?
Si ese hecho excepcional ocurriera, Santoro debería darle las gracias a los estrategas del oficialismo local (macrismo) y del oficialismo nacional (el “triángulo de hierro” mileísta) que optaron por combatirse mutuamente para dirimir en la Ciudad Autónoma cuál de esas dos fuerzas ejercerá el patronazgo de la derecha política, a riesgo de que ambas sean superadas por lo que proclaman a coro que es el mal absoluto
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Si el milagro ocurriera, no habría que quitarle mérito al propio Santoro y a la conducción que lo respalda, que se empeñaron en diluir suficientemente la coloración peronista hasta volverla tolerable para la sensibilidad porteña. El candidato mismo, de genética radical, contribuyó con eficacia a perfilar el procedimiento.

LA PARADOJA DE UNA VICTORIA PERONISTA
Tanto libertarios como macristas desdeñan las consecuencias de una ventaja de Santoro en esta elección: íntimamente consideran que, si se diera, sería flor de un día. Ambos están convencidos de que ese triunfo no se repetirá en el distrito en la elección nacional de octubre y desestiman la chance de que un triunfo porteño estimule al peronismo bonaerense a marchar unido en octubre y garantizarle entonces una victoria a Axel Kicilof. Se trataría, en rigor, de un antecedente paradójico. Las elecciones del último domingo en Chaco, San Luis, Salta y Jujuy (y la anterior, la constituyente de Santa Fe) muestran que en todos los casos ganaron los oficialismos locales, una regla que, de repetirse, favorecería a Kicilof. Pero, si Santoro derrotara al oficialismo porteño el domingo 18, establecería una excepción a esa tendencia
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La pelea que macristas y libertarios privilegian es el mano a mano entre ellos. Conducidos por Karina Milei, los candidatos de La Libertad Avanza son el resultado de un desafío al macrismo, al que el Gobierno nacional quiere desalojar del poder porteño y cooptarlo como un componente más de su propia fuerza política, como ya ha hecho con varias figuras importantes del PRO, entre otras, su última candidata presidencial, Patricia Bullrich. A la fuerza de los hermanos Milei no les inspira agradecimiento que diputados y senadores del PRO hayan sacado las castañas del fuego al Gobierno, aprobando sus DNU o evitando que el Congreso los rechazara: quieren que hagan eso por obediencia partidaria después de ponerse la camiseta violeta. Mauricio Macri y los fieles que aún lo acompañan prometen seguir ayudando, pero rechazan disciplinarse a Milei, prefieren ser socios, mantener autonomía y tomar distancia sea de la rusticidad institucional del oficialismo, sea de sus modales agresivos, últimamente dirigidos `referentemente contra medios y periodistas. Para Macri es vital superar el domingo, más que a Santoro, al oficialismo encarnado en el vocero de Milei. Ganarle a Adorni será, si lo consigue, batir al Presidente, porque el mismo oficialismo lo ha puesto en esos términos: “Adorni es Milei”, reza la propaganda.

INQUINAS Y ALUCINACIONES
La inquina resumida en ese enfrentamiento brotó con fuerza después del fracaso en la aprobación del proyecto de Ficha Limpia en el Senado. El PRO destacó que las dos ausencias que impidieron concretar la ley fueron dos aliados de la Casa Rosada, senadores misioneros obedientes al caudillo provincial Carlos Rovira. Este mismo hizo saber que había dado esa instrucción por pedido de la Casa Rosada. De yapa: Misiones es la provincia más beneficiada por fondos discrecionales oficiales.
Para el PRO se trató de una maniobra destinada a impedir que la aprobación del proyecto beneficiara a la actual desafiante de Adorni en la ciudad, la macrista Silvia Lospennato, que había impulsado la iniciativa en Diputados. "Es el Gobierno el que debe explicarle a todos los argentinos de bien qué pasó- se indigno la candidata macrista-. El que tiene que dar explicaciones es el Gobierno nacional del presidente Milei. O aquí hubo impericia, o pasó otra cosa".
El Presidente respondió: "Me decepciona lo de Lospennato mintiendo abiertamente (…) porque la mentira es una manera de estafa".
El Presidente agregaría más tarde que había una colusión entre el macrismo y el kirchnerismo. Mauricio Macri se indignó: “Es una desilusión infinita escuchar al Presidente de la República decir una alucinación seria, un disparate cósmico como ese”. Y se lo tuiteó personalmente a Milei: “Javier, no puedo creer lo poco que me conocés”.
Así llegan al duelo del domingo las dos fuerzas más representativas de la derecha. Las dos tienen, además, en la misma fecha, sus respectivas peleas intestinas. Milei -es decir, Karina Milei, “El Jefe”- sufre el desafío de Ramiro Marra, primera figura libertaria porteña que fue desplazada de títulos y honores partidarios por disposición de la secretaria general de la Presidencia. Marra competirá con Adorni y le restará votos de su electorado potencial. Si son muchos y por esa diferencia Lospennato superase a Adorni, el costo político de la merma lo pagará El Jefe, que es la gran organizadora partidaria. Tiene reservas para esa eventualidad. El macrismo, por su parte tiene una batalla íntima con la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta quien, como su jefe de gabinete, fuera artífice práctico de las intendencias de Mauricio y quien a continuación lo sucedió por dos períodos. Fuera de toda posición de gobierno y con una fuerza política joven (Movimiento al Desarrollo), Larreta desafía al macrismo y sin duda se quedará con votos que en otras circunstancias podrían haberse canalizado por la boleta del PRO.

EL ANCLA TERRITORIAL
Aunque intrínsecamente minúscula, la elección porteña del domingo es una pieza importante de la recomposición política que sigue su curso y no se ha agotado, por cierto, con la irrupción de los libertarios.
Mientras se observan los choques inter e intrapartidarios y parece intensificarse el proceso de disgregación, conviene prestar atención a otros fenómenos, que anclan ese desorden y lo ordenan, no en el eje de los partidos o las ideologías, sino en el de los territorios y los intereses más terrenales. Los gobernadores -en un momento en que parecen afianzarse los poderes locales- se reúnen, deliberan y encabezan reclamos de sectores productivos de sus regiones, desde el rechazo a las retenciones hasta las quejas por aperturas comerciales inopinadas que amenazan a las producciones locales o el pedido de una indispensable reactivación de la obra pública. Paralelamente, empiezan a agruparse intendentes de ciudades importantes (comenzaron los intendentes de capitales provinciales del norte grande) con la misma lógica de sostener necesidades de sus gobernados. Gobernadores e intendentes se convocan y dialogan independientemente de sus pertenencias partidarias: el diálogo va abriendo coincidencias que las banderías particulares a menudo oscurecen. Se puede construir una cultura del encuentro como la que predicaba el Papa Francisco.