Homo Sovieticum
La derrota de La Libertad Avanza en las elecciones bonaerenses abrió la caja de Pandora. Al día siguiente la Bolsa se tiñó de rojo, con estrepitosas caídas -aunque luego se recuperó-; el dólar atravesó el techo de la banda cambiaria y cotizó por encima de los $1.400; y el riesgo país escaló a 1.100 puntos básicos. Se había corporizado el tan temido espectro Kuka.
A lo largo de la semana los politólogos ofrecieron los mil argumentos que explican la amplia caída libertaria en la provincia de Buenos Aires -arena que también le resultó hostil en las presidenciales-, donde quedó claro que el pésimo armado territorial y una buena dosis de soberbia resultaron ser un lastre para alcanzar la victoria.
Lo cierto es que la política en general y los políticos en particular tienen frente a sí un votante que se ha tornado arisco, volátil, por demás pragmático. Si alguna vez creyó en un proyecto colectivo, hoy queda mayormente recluido a su interés personal. Lastimado, engañado, ya no cree en nadie y tiene poca paciencia.
Por eso es que las proyecciones previas a las elecciones se vuelven resbalosas y ninguna consultora termina por tomarle el pulso a la sociedad. Han muerto ya los votantes de Perón, aunque Perón no estuviera, y los radicales de comité. Hoy manda el bolsillo, por eso es que buena parte de las razones de la derrota libertaria tienen como eje a la Economía.
Es evidente que las tan mentadas bondades del programa económico no terminaron por llegar allá abajo, a la base de la pirámide social. Y más arriba, tampoco. El votante bonaerense le envió una señal al Gobierno: no alcanza con bajar la inflación y vanagloriarse del superávit fiscal si merma el empleo y se desploma el consumo.
Escaldados por experiencias políticas de todo tipo, tal vez el ciudadano de la provincia más poblada de la Argentina se haya sentido nuevamente defraudado al comprobar que, como siempre, el ajuste no lo paga la casta política sino que lo soportan las arqueadas espaldas de los jubilados.
El Evangelio liberal es claro. Sólo hay que leerlo. La apertura de la economía y el achique del Estado son dos caras de una misma moneda. Ya lo vivimos en los ‘90. Quienes votaron a Javier Milei presidente ignorando que esta ecuación afecta la producción nacional e impacta sobre la creación de puestos de trabajo, acudieron a las urnas motorizados por la bronca y no por la sana ilustración.
A lo largo de este año y medio de gestión libertaria la inflación, que estaba a punto de mutar en hiper, inició una rápida e impensada parábola descendente. De hecho, en la semana el dato de agosto fue del 1,9%, con lo cual el Indice de Precios al Consumidor hilvanó cuatro meses consecutivos por debajo del 2% mensual.
El proceso de desinflación, conquistado a golpe de motosierra, ajuste y licuación, es el logro más claro que puede exhibir el Gobierno. La estrategia, sin embargo, es insostenible en el tiempo. No podrá conservarse sobre la base de necesidades sociales o de la total ausencia de obra pública.
NEOPERONISMO
A esta altura del partido es imposible no reconocerle a Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, sus dotes de estratega político. No la ha tenido fácil pero, de una u otra forma, siempre salió airoso.
Ganó por primera vez la gobernación durante el macrismo haciendo campaña electoral a bordo de un Renault Clío de tres puertas, y la retuvo ante el tsunami libertario. Con la victoria del último domingo su figura se consolidó como presidenciable.
El Soviético, tal como le dicen sus detractores ya que su formación política la realizó en la agrupación universitaria TNT, de extracción marxista, ensayó un discurso conciliador pero distante hacia el balcón de Cristina. De hecho, guardó bajo siete llaves el vocablo “kirchnerismo” y desempolvó otro, por tanto tiempo olvidado: peronismo.
A lo largo del último año y medio, La Plata se erigió en el único bastión de resistencia frente al embate libertario. En una columna publicada en este espacio bajo el título Trinchera Bonaerense, quedó en claro que Kicillof encarna el modelo de expansionismo estatal que la Casa Rosada quiere sepultar de una vez y para siempre.
El Estado presente del peronismo se sostiene sobre el cobro de impuestos en todos los niveles, la aceptación del déficit fiscal como un mal necesario, y el financiamiento a través de la emisión monetaria -más que el endeudamiento-. Si esto produce inflación, pues mala suerte.
Según un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), del análisis de la ejecución presupuestaria de las 22 jurisdicciones en 2024, se observa que 19 de las 22 presentaron un resultado primario positivo. Las tres provincias que registraron déficit primario fueron Buenos Aires, Catamarca y Chaco. No obstante, en lo que respecta al resultado fiscal, el número de provincias con déficit se eleva a seis (Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Tierra del Fuego, Río Negro y Entre Ríos).
Por otra parte, en el promedio nacional el año pasado el tributo que más subió fue el Inmobiliario. Hay una razón: “La recaudación de impuesto inmobiliario registró un aumento real interanual del 11%. Este incremento real del impuesto inmobiliario se debe fundamentalmente al desempeño de la provincia de Buenos Aires, que tuvo un incremento del 37%”.
Además, dentro del consolidado de provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las jurisdicciones con mayor cantidad de años de superávit primario fueron San Juan (20), Formosa (20) y Salta (17). Por otro lado, las jurisdicciones con mayor cantidad de años de déficit primario fueron Buenos Aires (15), Jujuy (12) y CABA (12).
El modelo Kicillof, por llamarlo de alguna manera, que parecía muerto y enterrado, está vivito y coleando. Se presenta en el escenario electoral como la contracara a una política de ajuste desenfrenado que llevó a que, por ejemplo, el presidente Milei vetara durante la semana la ley de financiamiento universitario, lo que gatilló un paro docente de manera inmediata.
LA VIDA REAL
Mientras Kicillof se relame por la victoria y se prueba, con mucha antelación, el traje de presidenciable, y los libertarios reorganizan su tropa, estrechan alianzas y relanzan la campaña electoral con vistas a la contienda de octubre, la vida real nos azota con su látigo de siete colas.
Sin ir más lejos, durante la semana el Indec dio cuenta del freno de mano que pusieron tanto la Industria como la Construcción. La primera sufrió en julio una baja mensual del 2,3%, mientras que la segunda cayó 1,8%. Los números de la actividad hace tiempo que comenzaron a enfriarse y se teme la caída en una recesión.
La última encuesta realizada por la Unión Industrial Argentina muestra que “el 36,3% de las empresas redujo su producción respecto al promedio del segundo trimestre del año. En ventas, el 43,5% reportó bajas y sólo el 18,6% tuvo subas. En exportaciones, las caídas alcanzaron al 30,5% de las empresas, mientras que las alzas llegaron al 16,6%.
El empleo industrial, por ende, también cruje. El 24,4% de las firmas redujo su dotación de personal, alcanzando el nivel más alto de la serie (similar al de abril de 2024). Además, las compañías que implementaron recortes de personal alcanzó el 19,4%, una cifra que creció durante los últimos cuatro relevamientos, mientras que las empresas que ajustaron turnos llegó al 18,9%.
“La caída de la demanda interna se ubicó como la principal preocupación empresarial (40,1%), principalmente la vinculada a otras industrias (22,5%), correspondiendo el 17,6% a la demanda de los hogares. En segundo lugar se ubicó el aumento de costos (21,4%), con el laboral como principal factor, seguido por las dificultades para competir con productos importados (19%)”, detalla el documento.
Por último, el 39,6% de las empresas tuvo necesidad de un crédito bancario, pero el 42,8% no accedió al monto requerido. Esta restricción es mayor en las pequeñas y
medianas empresas, mientras que todas las grandes lograron financiamiento total o parcial. “Altas tasas de interés e incertidumbre macroeconómica fueron señaladas como los principales obstáculos”, recalca el paper.
De hecho, el empleo privado registrado se contrajo en julio en la comparación mensual e interanual y la tasa de despidos alcanzó el valor más alto del año y del mes desde 2016, según reflejó el jueves la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), que elabora el Ministerio de Capital Humano.
El envión libertario ha mermado. La última relevamiento de D’Alessio IROL / Berensztein señala que un 59% de los encuestados considera que la situación está peor que el año pasado; y un 57% considera que la situación económica empeorará el año próximo. “El gobierno de Javier Milei alcanza los peores niveles de aprobación desde el inicio de su mandato en diciembre de 2023: un 57% la evalúa negativamente (2 puntos más que el mes anterior)”, asegura el informe.
El presidente Milei aseguró que, pese a la derrota, no cambiará el rumbo de la economía. Como escribió alguna vez Leopoldo Marechal: “El que admite una acción debe admitir sus consecuencias".