Se trata de una pieza del artista Mike Winkelmann, más conocido como Beeple

Histórica venta de una obra de arte digital

 

Una pieza de arte que no existe en el mundo físico: la primera subasta de una obra de arte digital fue realizada por la casa londinense Christie's y cerró con la venta por 69 millones de dólares de una pieza del artista Mike Winkelmann, más conocido como Beeple.

La obra fue vendida como una NFT, la última moda tecnológica que ganó popularidad en las últimas semanas. Los NFT o "token no fungible" son identificadores únicos de propiedad para objetos no físicos, como es el caso del arte digital.

Beeple crea una nueva pieza de arte digital diariamente y ya vendió los primeros 5.000 días (13 años) de su trabajo. La venta ubica al artista "entre los tres artistas vivos más cotizados", según Christie's. La empresa informó que es la primera obra de arte bajo NFT vendida por una casa de subastas "grande", y que estableció un nuevo récord en el arte digital.  En su sitio web, explicó que el NFT era una garantía de la autenticidad de la pieza y que habían aceptado criptomonedas como modo de pago.

La colección subastada, es un collage de miles de imágenes individuales que Beeple, comenzó a hacer diariamente desde principios de 2007. Muchas de las piezas individuales son surrealistas y el artista usa una variedad de programas artísticos y técnicas digitales. Se trata de una obra de 21.069 x 21.069 píxeles que reúne centenares de imágenes.

Según describió el autor, "Everydays - The First 5000 Days" es una obra donde "las piezas individuales están organizadas en un orden cronológico impreciso: al acercar las imágenes se revelan imágenes abstractas, fantásticas, grotescas o absurdas, profundamente personales o representativas de la actualidad. Los temas recurrentes incluyen la obsesión y el miedo de la sociedad por la tecnología; el deseo y el resentimiento de la riqueza; y la reciente turbulencia política de Estados Unidos".

Cualquiera que desee ver la obra en detalle puede hacerlo libremente a través de la web de la casa de subastas. La principal diferencia es que la persona que pagó los 69 millones de dólares tiene el NFT que demuestra que ese contenido digital es el "verdaderamente auténtico" y reconocido por el creador.

La subasta había llamado la atención en los días previos a la venta, con las apuestas superando los US$10 millones a principio de semana. Pero en el último día de la subasta, aumentó al exorbitante precio final de US$69.346.250. Christie's dijo que un número récord de 22 millones de personas vieron los momentos finales de la subasta durante una transmisión en directo y por internet e indicó que la obra "será entregada directamente de Beeple al comprador, acompañada de un NFT único y encriptado".

Críticos de los tokens digitales advierten del impacto medioambiental que generan debido a que están almacenados en un blockchain (cadena de bloques), un proceso similar al de las criptomonedas como bitcoin y ethereum.

Otros han sugerido que su actual popularidad es una burbuja de inversiones. Pero los tokens únicos permiten que se asigne valor al arte digital, y pueden venderse e intercambiarse de manera similar al arte físico como forma de inversión.

"El arte digital tiene una historia que se remonta a la década de 1960. Pero la facilidad para la duplicación hacía casi imposible asignar procedencia y valor al medio", explicó la casa londinense en su sitio web.

Los NFT adquirieron impulso en las últimas semanas. La cantante Grimes vendió una colección de sus obras de arte digital por más de US$6 millones a principio de mes, mientras que el fundador de Twitter puso a la venta su primer tuit, con un precio inicial de US$2,5 millones.

En uno de los casos más controvertidos, un grupo de personas quemó una obra original de Bansky antes de poner a la venta como digital por US$380.000.

La cantante Grimes vendió una colección de sus obras de arte digital por más de US$6 millones a principio de mes. 

BLOCKCHAIN

Los NFT se valen de la tecnología de "blockchain", la misma que sostiene a las criptomonedas, para crear un registro inalterable de un contenido digital único y original y que no puede ser copiado sin perder su firma criptográfica de autenticidad, a la que todo el mundo tiene acceso en internet y que permite verificar la proveniencia de ese contenido.

Esta tecnología, que marca un punto de inflexión en la historia del arte y en el mundo de la inversión en activos escasos y demandados por coleccionistas de lo digital, nació en 2017 de la mayo de Dapper Labs con sus CryptoKitties, un juego de gatitos de colección que revolucionó el mundo del "blockchain".

Desde entonces su uso se ha extendido hasta llegar al videoarte, el arte digital o terrenos como el de los deportes, con la NBA como pionera en la venta de videos NFT de canastas (un mate de Lebron James se vendió recientemente por más de 200.000 dólares).

ACTIVO DIGITAL

"La digitalización ha roto todas las fronteras y el 'blockchain' es una evolución más. Hay claramente un componente de inversión con la creación de estos nuevos activos, pero también altamente emocional, de gente que lo compra porque de verdad lo considera una obra tan valiosa como un lienzo", señaló Carlos Domingo, experto en criptomonedas y digitalización y consejero delegado de la empresa Securitize.

"En el caso de 'blockchain' estamos en un momento muy interesante, porque está madurando mucho, pero se han visto sus carencias, como los problemas con el coste de las transacciones. Tal vez, en el futuro, tengamos plataformas de 'blockchain' para NFT y otras para aplicaciones financieras", añadió Domingo.

Plataformas como Nifty Gateways, Opensea o Foundation se han convertido en muy poco tiempo en los grandes mercados del arte digital y los custodios de un negocio multimillonario que no ha parado de crecer en los últimos meses. La fiebre por los NFT se ha servido de la renovada presencia digital del planeta durante la pandemia y de comunidades de amantes de contenido artístico o simplemente de "memes" en el universo cada vez más completo de internet.

La revolución de 'blockchain', que ha llevado a cuestionar la propia lógica de dinero fíat o de valor acordado por una sociedad alrededor de un trozo de papel, ahora toca los cimientos del propio valor del arte o lo que el filósofo Walter Benjamin llamaba el 'aura' cuando en 1935 se cuestionaba el valor de una obra en la era de la 'reproducción mecánica'.