Buena Data en La Prensa

¿Hijos o mascotas?


El día 2 de junio se conmemoró en nuestro país, el día Nacional del perro, en homenaje a Chonino, un ejemplar de ovejero alemán que, en 1977 fue seleccionado para ser miembro del Cuerpo de Perros de la Policía Federal Argentina y murió cumpliendo eficazmente la tarea que se le había encomendado.

Aunque no se llegue a afirmar taxativamente que “el perro es el mejor amigo del hombre”, nadie puede negar que las mascotas, en general, son una gran compañía para los seres humanos y ocupan un lugar muy importante en la vida de sus dueños; pero… siguiendo con viejos refranes “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”.

CONFUSIÓN

Desde que en 2015 Sandra, la orangután hembra de 33 años que había pasado gran parte de su vida en el zoológico de Buenos Aires, fue reconocida judicialmente como persona no humana, las cuestiones se complicaron. Sandra obtuvo un habeas corpus, recurso por el cual un detenido puede exigir comparecer ante el juez para que este determine sobre la legalidad de su privación de libertad. Después de largos análisis y deliberaciones el Center for Great Apes (EEUU) fue elegido como destino final de la orangutan que fue enviada a su nueva casa en el extranjero.

Unos años después, un juez penal llamó padres a los dueños de una perra pitbull muerta por un policía. El uniformado fue condenado por matar a un miembro de una familia multiespecie.

Evidentemente el marco legislativo oscurece, más que aclarar.

LOS PERRIJOS

Cuando las mascotas ocupan su lugar, son una alegre compañía, la cuestión se pone turbia cuando los roles se trastocan y pasan a sustituir espacios que solo les competen a los humanos.

La consultora Voices! publicó el mes pasado las conclusiones de un estudio global que afirma que la mitad de las jóvenes argentinas (entre 18 y 24 años) no planea tener hijos. Y también parecen conmoverse más por la causa de los animales: “los jóvenes en Argentina donan más dinero a causas relacionadas con animales que a personas en situación de calle, con discapacidades o a temas de violencia...”

En una sociedad en la que se valora fuertemente la comodidad, la practicidad y el consumo, tener un hijo puede ser visto como algo que va contra la corriente. Además, los animales no cuestionan, son fieles a sus dueños y en última instancia, si es necesario, se pueden dar a otro que los quiera.

Razones puede haber muchas: no querer asumir grandes responsabilidades, inseguridad en la pareja o imposibilidad de lograrla, la experiencia de haber sufrido padres ausentes, o la dificultad para asumir compromisos de por vida, pueden hacer pensar que traer un ser humano al mundo es algo demasiado pesado. También están los que consideran injusto engendrar un hijo en este planeta convulsionado o las mujeres que ven en un bebé, un impedimento para su pleno desarrollo laboral y profesional.

Sin embargo, más allá de los motivos que impulsen esta decisión, la necesidad de brindar cuidados a otro, dar y recibir cariño, persisten. Este espacio vacante, cada vez más, es ocupado por los animales de compañía.

MÁS PERROS QUE BEBÉS

De acuerdo a los datos aportados por el Censo Nacional de Población 2022 y la Encuesta Anual de Hogares, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay muchas más mascotas que niños.

Según la EAH de 2022, en las viviendas de la Ciudad de Buenos Aires existían 493.676 perros y 368.176 gatos. lo que equivale a 16 perros por cada 100 habitantes y casi 12 gatos cada 100. Mientras que los niños de hasta cuatro años totalizaban 124.000. Esto muestra que hay tres perros y dos gatos por cada niño menor de cinco años.

Hoy en día las aerolíneas y otros medios de transporte públicos están permitiendo al dueño viajar con su mascota, hay hoteles que permiten alojarse con ellos y cada vez más bares y negocios pet friendly.

RESPETO Y VIOLENCIA

Este cambio cultural, no es una simple “moda” pasajera. Es un modo que va en aumento, para mal de unos y otros. Cuando el animal sustituye al humano, la mascota se antropomorfiza o humaniza atribuyéndole características, gustos, deseos y expectativas propios de las personas. Hay que comprarle ropa, juguetes, cochecito de paseo y festejarles los cumpleaños con invitados humanos y perrunos.

Según el informe citado “la industria de las mascotas mueve un volumen de 320 mil millones de dólares anuales, y se espera que para el 2030 ese monto se incremente hasta los 500 mil millones de dólares por año. El impacto, en casi todas las categorías de negocios, es cada vez más potente: alimentos gourmet, estética, indumentaria, juguetes, servicios de salud, gadgets, apps especiales, servicios de spa, psicólogos… Este proceso está modificando los hábitos, prioridades… haciendo que las personas vean a sus mascotas como miembros de su propia familia”.

Todo esto lleva confundir especies, funciones, roles y naturalezas. Sin tener la intención, probablemente los poseedores de mascotas que quieren lo mejor para ellos, terminan cayendo en una tremenda contradicción: lo que se busca para darles un mayor confort “humano” termina violentando su naturaleza. El respeto implica considerar y reconocer las necesidades propias de su especie y mantener las condiciones para que pueda existir y desarrollarse plenamente como lo que es.

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