“Hay que aportar cerebros argentinosal desarrollo del data center”
La empresa OpenAi, aliada a la local Sur Energy, anunció una inversión de u$s 25.000 millones en el país. Sólo tendrá impacto si participan los profesionales y las universidades argentinas, asegura Henoch Aguiar, exsecretario de Comunicaciones. El elevado costo energético del proyecto.
La noticia de una potencial inversión de u$s 25.000 millones por parte de la empresa OpenAI para construir un data center en la Argentina encendió el debate. No sólo porque el avance del proyecto depende de innumerables e inciertas variables sino también porque la pata local del emprendimiento, Sur Energy, brilla por su ausencia.
Puesto a analizar el escenario, el consultor Henoch Aguiar, exvicepresidente y director de la empresa estatal Arsat Argentina y otrora secretario de Comunicaciones, sopesa el impacto que este desarrollo tendría en el mercado argentino.
-¿Cuál es la primera lectura ante el anuncio?
-Primero que la suma que se anuncia es la suma de un plan quinquenal. Es imposible gastarla de una sola vez porque sería una creación enorme. El segundo tema es: ¿cuánta energía necesitan estos sistemas? Consumen muchísimo. Para dar una idea: algo más sencillo como minar criptomonedas en Tierra del Fuego consume un 10% de toda la electricidad de la isla. La Argentina tiene un déficit energético con lo cual se supone, y quizás ahí se entienda un poco más que esta inversión estaría acompañada también de inversiones importantes en campos eólicos, ya que estamos hablando de energías limpias. En Neuquén hay un solo campo eólico en funcionamiento y hay cuatro o cinco que están por construirse. La Argentina tiene muchísimas zonas adonde la velocidad promedio del viento soportable -a partir de cierto nivel se corta el rotor porque sino se quemaría la turbina-, presenta buenas condiciones. En general, desde el centro hacia el sur y en la cordillera, tiene posibilidades de vientos que superan el doble en promedio de la energía eólica europea.
-Este punto es clave.
-Tenemos déficit energético, eso lo sabemos, y esto puede consumir mucho más que algunas ciudades de algún centenar de miles de habitantes. Si crece al tamaño que dicen, muchísimo más todavía. La Inteligencia Artificial tiene una tendencia de crecimiento exponencial que es la misma que la que tiene toda la informática, como los celulares. Tienden a incorporar nuevas mejoras en los chips y a multiplicar por dos su capacidad cada 18 meses o dos años. Es la famosa Ley de Moore, uno de los fundadores de Intel.
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-¿Cómo definiría lo que es un data center?
-Un data center es un hotel de datos. Tiene que tener mucha energía y entradas alternativas de energía. Un data center cuenta con varios proveedores cosa que si se corta uno siga funcionando igual. Si se cortan todas, tiene un sistema de motores diesel como esos enormes de los barcos. Eso lo tiene el data center de Arsat, que es uno de los más grandes del país. Después, para casos de emergencia, hay baterías que aseguran algunas horas de funcionamiento y que se encienden automáticamente cuando se corta la electricidad. Es decir, hay energía redundante, motores y baterías. Ahora, la energía normal, cuando no hay problema, es una energía que tiene que llegar. Para que llegue y aprovechar todo el territorio del sur de la Argentina, un tema importante a analizar son las líneas de alta tensión. No tanto de la zona en donde está el data center como tal sino las zonas de donde se puede recolectar electricidad, que a veces están saturadas. Por ejemplo, el corredor que viene de Comodoro Rivadavia está saturado. No toma más electricidad.
-Estamos hablando de una fuerte inversión en infraestructura.
-Hablamos de líneas de alta tensión, hay que poner millares de nuevos molinos eólicos para que esto pueda avanzar y desplegarlos en zonas que hoy en día no están atendidas y no tienen el transporte de alta tensión. Después de eso, lo que sería muy interesante es que esos equipos no estuvieran allí solamente para el OpenAI sino que hubiera un trabajo para desarrollar capital humano argentino que participe del trabajo. Los pueblos medievales se construían alrededor de las catedrales, que era lo central. Si hay un data center de esta capacidad que permite experimentar, que está en constante evolución tecnológica, tiene que ocurrir lo mismo. Cada seis años la tecnología queda prácticamente obsoleta y hay que cambiarla. Una empresa de telecomunicaciones, de informática, invierte un 20% por año del valor de sus activos para modernizarse. Acá probablemente sea más. Todo el recambio tecnológico, la reconfiguración de programas es intenso. Si estamos en velocidad 1 y seguimos la Ley de Moore, de acá a 6 años será velocidad 16. Eso es lo que va a pasar. Esta no es una inversión que se hace y queda sino que evoluciona permanentemente. Además sólo tiene interés si hay investigación. Es decir que lo más importante es que los mejores cerebros argentinos estén trabajando y se formen también allí. Donde esté ese data center debería haber una especie de polvo informático de investigación y desarrollo donde participen todas las universidades nacionales. Pensar en grande acá no es pensar en algo como la base china, qu está ahí pero no entra nadie.
-El anuncio no hace foco en la inversión prolongada en el tiempo y tampoco alude a la participación local desde lo profesional.
-No se ha hecho mención pero la Inteligencia Artificial sólo existe si hay una inteligencia humana extraordinaria que la está creando. Es como tener el circuito de Maranello al lado, con las Ferrari, y que no entren los pilotos argentinos. Sabemos que podemos sacar un Colapinto. Bueno, hay infinitos Colapinto de la informática que en la Argentina pueden aportar lo mejor. Tenemos una muy alta ingeniería. Del software argentino que se exporta, más del 40% va a los Estados Unidos. No es que les exportamos a países pequeños que no tienen informática. Los inventores son ellos y el 40% va para allá, compitiendo con los indios y antes con los rusos. Las pequeñas empresas argentinas que nunca han tenido demasiado impulso, con una Ley de software más bien compleja que era buena para las grandes y no tanto para las chiquitas, han logrado exportar allí. Es como venderle arena a los árabes. Esto significa un nivel de calidad extraordinaria.
-¿Cuál sería el impacto para la Argentina de concretarse semejante obra?
-Para que sea de alto impacto no tiene que ser un hotel de datos. Si se hace en conjunto con la comunidad científico matemática argentina, no solamente para lo que es el desarrollo mismo de la Inteligencia Artificial sino también para aplicaciones de punta, si además se relaciona con la computación cuántica, hay que tener conectividad de punta, ingenieros de punta, desarrolladores de contenido de punta y una revisión de la ética por diseño. ¿Puedo utilizar la Inteligencia Artificial para preguntar cuál es la mejor manera de suicidarme? Es un caso que ha sucedido en Estados Unidos. La inteligencia artificial es una herramienta extraordinariamente poderosa que a la vez requiere de una enorme atención en el uso de la misma para que empodere al ser humano y no lo aplaste.
HOJA DE RUTA
-¿Anida realmente en el Gobierno la idea de que Argentina se transforme en un hub tecnológico en materia de inteligencia artificial?
-Insisto en una cosa: si es sólo un data center, no pasa nada. No hay un impacto potente en la comunidad argentina. Si por tener un hub de inteligencia artificial desarrollamos una avanzada de altísimo nivel de ingeniería de data centers y de formación, y de investigación desde la Argentina, con argentinos, con las universidades, entonces sí.
-Como ocurrió con el desarrollo de los satélites.
-Exacto. Ese es el ejemplo. Hacer satélites que estén a 500 kilómetros y saquen fotos se pueden hacer. Ahora, satélites de telecomunicaciones a 36.000 kilómetros que atiendan de manera confiable, es muy difícil. Hay pocos países en el mundo que los puedan diseñar. Cuando ya estaban lanzados el Arsat I y Arsat II, y fui en representación a los Estados Unidos, todos los proveedores y fabricantes satelitales nos decían que tenían un gran respeto por lo que habíamos hecho. Normalmente los países fallan en varios lanzamientos. El Arsat II fue diseñado en el año 2012 para tener dos transponders que solamente iluminan a los Estados Unidos, para tener ingresos en dólares y financiar el resto. Están totalmente tomados. Están tan bien hechos y hay tanta confiabilidad en ellos que en este momento es uno de los proveedores del internet Inflight de los vuelos de cabotaje de los Estados Unidos. La Argentina, tanto en lo nuclear como en lo satelital, subió sin demasiada ayuda de nadie al podio de los 10 que están en la carrera olímpica. Si hay una inversión en data center creo que tenemos el potencial intelectual para no solamente aportarle tierras, frío y posibilidad de inversión, sino aportar cerebros argentinos para este desarrollo. Ahí sí tendría un impacto impresionante. Si es un lugar que está encerrado y entran y salen 20 o 30 tipos, si es sólo un depósito de datos, no interesa. Esto debería marcar una nueva generación argentina que por tener la herramienta desarrolle una inteligencia que se sube a la altura de esa herramienta. Los argentinos y argentinas que están metidos en informática son reconocidamente buenos. Sería extraordinario que el desarrollo genere una nueva camada de gente altamente experta para afrontar la segunda mitad del siglo XXI.
-Todo este enfoque tiene un tinte más bien desarrollista, por ponerle una etiqueta. El Gobierno no sigue precisamente ese lineamiento. ¿Qué opina?
-Sí y no. A veces las cosas te obligan. Si uno quiere andar en bicicleta es una cosa, si queremos subirnos a un Fórmula 1, surgen un montón de otras cosas. Ya de entrada estamos hablando del balance energético, las infraestructuras de energía, las altas tensiones, el lugar adonde va a estar, la gente que se va a ocupar de esto. Es de tanta importancia esto que se deben encontrar los mejores cerebros para resolver el conjunto de problema ambientales y energéticos. Esto cambia la ecuación energética de la Argentina. Genera una necesidad altísima. Qué bueno sería que no solamente inviertan para satisfacerse a sí mismo sino que además le den energía a las poblaciones. Que utilicen el 50% y el otro 50% se vuelque a la red. Hay muchas cosas para pensar. Cuando la ambición es alta hay que usar mucho la inteligencia para no usar dineros sin ton ni son. Nunca ha sido sólo una cuestión de plata. Importa la plata pero sobre todo la inteligencia con la que esa plata se invierte. No sólo para que funcione la cosa sino para que genere posibilidades de desarrollo de la Argentina en materia de inteligencia artificial.
AUTOBOICOT
-En su momento, con el lanzamiento de los satélites Arsat, hubo muchos cuestionamientos. ¿Los argentinos nos auto saboteamos? ¿Ocurre lo mismo con la polémica en torno al data center?
-Sí, creo que nos jugamos en contra pero simplemente por desconocimiento. Si uno va a vender tecnología al mundo y dice que viene de Argentina, la respuesta es de asombro y respeto. Doy dos datos: estamos entre los 10 países del mundo con mejor capacidad de creación de reactores nucleares; y estamos entre los 10 países que pueden hacer lo más difícil de todo, que es un satélite de comunicaciones ubicado a 36.000 kilómetros. Nunca jamás ha sido importante la espada sino la mano del esgrimista. Acá la inversión es importante pero lo más importante es cuánta nueva inteligencia y nueva capacidad va a generar adentro de la comunidad dedicada a la alta ingeniería y a la alta informática.
DECIDEN SI HAY POSICION MONOPOLICA DE TELECOM EN EL MERCADO
La telefonía, en tensa espera
La salida del país de la empresa Telefónica y el inminente avance de Telecom en el mercado local generó una situación legal de tensión e incertidumbre que todavía no fue resuelta.
-¿Cómo está el panorama en el segmento de las telecomunicaciones con la partida de Telefónica del mercado argentino y la consolidación de Telecom como potencial empresa fuerte del mercado?
-Todavía no ha habido definiciones. Esto está en manos de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que deberá expedirse acerca de la propuesta de compra. Puede tomarla, rechazarla o condicionarla. Tiene plenas facultades y un mandato, que es el de generar siempre un modelo en donde para el usuario argentino haya una competencia suficiente. Ahí yo tengo mis dudas. Hice un análisis: la Argentina tiene más o menos unos 45 millones de habitantes. Es el país número 30. De todos los países iguales o mayores que la Argentina, sólo Etiopía tiene dos prestadores celulares. Todos los demás tienen tres, cuatro o cinco. Si tomo la totalidad de los países con más de 10 millones de habitantes, me quedan afuera con dos prestadores Corea del Norte, Yemen, Siria, Chad, Burundi, Haití, Cuba y Sudan del Sur. En la mayor parte de los casos ha habido reguladores que no han aceptado la fusión del cuarto con el quinto jugador porque quedaban demasiado pocos prestadores. En países de Europa, pasando por Indonesia y los Estados Unidos, han habido muchas intervenciones de reguladores que han preferido mantener un número mínimo de tres prestadores.
-Tendría que entrar otro jugador en la Argentina para ocupar ese lugar.
-Es la opinión que tengo al respecto. Por el año 2004 o 2005, Telefónica compró a Movicom y pasó a tener de un 34% del mercado al 52% de la plaza. Pero el producto celular ya es un producto commoditie. No es que uno sea muy diferente del otro. Si se analiza la evolución de mercado, unos años después estaban otra vez en el 33%. El mercado volvió a dividir por tres tercios. Fue la compra más cara del mundo. En pocos años lo perdieron. Ahora están en el 28%. Si tuviera que pronosticar el futuro, es un regalo enorme que le están haciendo a Claro. Hay más posibilidades de que un usuario que está en el combo del 62% se vaya hacia su competidor. Lo lógico es que en pocos años se achique la diferencia y queden más equilibrados, sin moverse, compitiendo como están. Naturalmente se produce una especie de equilibrio y el mercado tiende a igualar.