“Hacemos todo por esta pasión que es el atletismo”

Gabriela Querejeta es una atleta marplatense ganadora de títulos nacionales e internacionales. Cuenta cómo es la vida detrás de las medallas y los podios. Una historia de esfuerzo y dedicación.

Gabriela Querejeta anda a las corridas. No, no está apurada. Bueno… sí, lo está. Tiene prohibido llegar tarde porque es una atleta. Para esta marplatense de 38 años el tiempo es oro. Es la mamá de Jana, una hermosa niña de apenas dos años que trajo al mundo junto con Gustavo, su marido. Y en lo que le resta del día es masajista deportiva, por lo que debe cumplir con las necesidades de sus pacientes. Está acostumbrada a las exigencias, al sacrificio. Y a los éxitos. Porque en ese combo los triunfos también forman parte de su intensa vida.

Acaba de conseguir, hace una semana, la medalla dorada en la posta 4x400 metros en el Campeonato Nacional de Pista, desarrollado en la misionera ciudad de Posadas. Pero eso no fue todo: se colgó del cuello una plateada en los 2.000 metros con obstáculos -su prueba favorita- y cerró su participación con un cuarto puesto en los 1.500 metros. Siempre en el lote de punta. Claro, eso no se consigue por un conveniente guiño del destino. Es producto del esfuerzo, del entrenamiento intenso y, especialmente, de la pasión por el atletismo.

“En la semana entrenamos en la pista de atletismo. Hacemos series de pasadas, entrenamientos de fuerza y los fines de semana hacemos la suma de kilómetros, los fondos como los llamamos nosotros. En general vamos a Laguna de los Padres por el terreno ondulado, porque el circuito que tiene la laguna está muy bueno”, le cuenta Gaby a La Prensa

La satisfacción después de cruzar la meta. Un gesto clásico de los atletas. 

Se somete sin quejas y con desbordante entusiasmo a las intensas rutinas diseñadas por Alexis Abot y Jonatan Sequeira, los entrenadores del Círculo Marplatense de Atletismo (CIMA). Cuando se ama lo que se hace, el cansancio y los pequeños dolores que van de la mano con la práctica deportiva son los compañeros de una aventura a la que es preciso entregarse en cuerpo y alma.

En Posadas subió a lo más alto del podio junto con Andrea Doblas, Pamela Mesas y Mariela Robles, las otras integrantes de la posta 4x400 de CIMA. Por más que un atleta compita contra sí mismo y contra el reloj, no corre solo. No solo corre.

Querejeta es atleta máster. Es decir que compite en una categoría reservada a aquellos que sobrepasan la edad media de los deportistas de elite. Se trata de una clasificación un tanto caprichosa, porque para los triunfos en una disciplina que se forja con la pasión la sucesión de almanaques constituye una mera anécdota. Más allá de los 35 años, un atleta no deja de serlo. En realidad, afronta una demanda mayor, pues debe compaginar los entrenamientos y las competencias con la vida de una persona común y corriente.

Bien arriba, en el primer escalón del podio con sus compañeras del grupo CIMA.

Carreras, viajes, trabajo y tiempo en familia van de la mano. Deben hacerlo. Es preciso armonizarlos con precisión casi quirúrgica. “Gustavo es un gran pilar. Me apoya en todo. Hace un tiempo fui a competir a Santa Rosa, La Pampa, y ese fin de semana se tuvo que quedar con Jana porque no podíamos viajar todos por su trabajo. Pero entre él, mi mamá y mi papá se quedaron con la chiquita para que yo pueda viajar. Esto es algo que habitualmente hacemos en la semana cuando yo tengo que entrenar, combinar mi trabajo como masajista deportiva con el entrenamiento... Vamos acomodando los horarios para que Jana se quede con el papá o con otra parte de mi familia que la cuida”, relata.

La familia de un atleta también lleva a cabo una rutina muy particular. No debe exponer su cuerpo a agotadoras sesiones de entrenamiento. No, pero acompaña. Y ese acompañamiento es decisivo: “Todos siempre están apoyándome para que yo pueda seguir entrenando. A veces se hace difícil con la nena tan chiquita. Hay noches que estamos sin dormir, que estamos más cansadas, pero se va a entrenar igual. Ponemos el esfuerzo y es lindo ver cuando llegan los resultados y cuando veo que el esfuerzo de estos meses tiene sus frutos”.

Los buenos resultados son la recompensa. Y Gaby sabe mucho de buenos resultados. Hace unos meses, en mayo, cuando armó el bolso y viajó a Santa Rosa, fue subcampeona en la prueba de 8 kilómetros del Campeonato Sudamericano de Cross Country, en la categoría de 35 a 39 años. Allí representó al atletismo argentino a puro corazón. Con el corazón.

Con Gustavo y Jana, la hija de ambos. La familia es un pilar fundamental en la vida de un deportista.

“Es una emoción grande poder ponerme la camiseta argentina, representar a mi país… representar a mi ciudad, Mar del Plata, representar al club CIMA… Es muy lindo esto de poder participar en un evento internacional como lo fue el Campeonato Sudamericano y tener la posibilidad de que sea en nuestro país, porque a veces se hacen difíciles las distancias, ya que llegar a otros países para nosotros es complicado… Entonces, que se haya hecho en nuestro país fue una oportunidad que se pudo aprovechar”, explica Querejeta, mostrando con orgullo la medalla de plata obtenida en La Pampa.

En 2022 fue campeona argentina en los 2.000 metros con obstáculos y en marzo de este año se llevó el título en el Grand Prix del Mercosur, en Concepción del Uruguay. Sí, está habituada a los éxitos. Pero sin sacrificios no existen los buenos resultados.

“Es una emoción grande poder ponerme la camiseta argentina", confiesa Gaby.

Compartió la travesía a La Pampa con sus compañeras Andrea Doblas -fue campeona sudamericana en la categoría de 55 a 59 años- y con Virginia Poli, lanzadora de jabalina, quien se puso al volante del auto y fue la fotógrafa oficial de CIMA. Se reparten las tareas, se ayudan y se alientan porque son conscientes de que el apoyo es todo para ellas. Lo es para cualquier atleta. Para cualquier deportista, en general.

“Todo lo que tiene que ver con los recursos económicos es solventado por nosotras. No tenemos ningún tipo de beca ni ayuda económica. Somos trabajadoras que pagamos nuestros viajes, nuestro hospedaje, nuestras inscripciones a torneos y hacemos todo por esta pasión que es el atletismo”, relata Gabriela, la mamá de Jana, la masajista deportiva y la atleta que anda a las corridas.

Los 2.000 metros con obstáculos son sus prueba favorita.