Hace 20 años, Metallica tocaba por única vez sin Lars Ulrich

El baterista fundador de la banda californiana se indispuso camino al show Download 2004, que se realizó en el Donnington Park, en Inglaterra. Tras momentos de incertidumbre, el grupo salió al escenario con la ayuda de otros músicos y del asistente del integrante caído.

Blanco de críticas permanentes por su forma de tocar, Lars Ulrich es, para muchos, uno de los peores bateristas del heavy metal. Aun así, su figura fue crucial para el desarrollo de un subgénero surgido de California, Estados Unidos, a principios de la década de 1980. Este joven tenista frustrado fue uno de los fundadores de Metallica y pieza clave en el nacimiento de Thrash Metal.

La banda de San Francisco ganó millones de fanáticos alrededor del mundo y la sociedad entre Ulrich y el guitarrista y cantante James Herfield permanece, hasta hoy, inquebrantable.

Pero hace 20 años, y ya coronados como la banda más popular del metal a nivel global, Metallica se presentó por primera y única vez sin su baterista original.

Camino al Download Festival de 2004, que se llevó a cabo en Donnington Park, Inglaterra, el carismático baterista sufrió un ataque de ansiedad, por lo que tuvo que ser hospitalizado. Es que para esa época, Metallica giraba sin parar y Ulrich estaba atravesando un divorcio complicado. Su cuerpo y su cabeza llegaron al límite.

Los otros tres miembros de Metallica -Hetfield, el primer guitarrista Kirk Hammet y el bajista Robert Trujillo- llegaron al estadio empantanados en la incertidumbre.

Los músicos se encerraron en la sala de ensayo que, como siempre, tenían instalada tras bambalinas para cada show. Llamaron a su manager y comenzaron a trazar un plan.

La noche surreal caía en Donnington y Metallica salió a dar explicaciones a los fanáticos por el retraso.

“Uno de nosotros no pudo llegar al estadio hoy. Lars fue hospitalizado, esperemos que no sea nada serio. Sabemos que estamos demorados, pero algunos de los muchachos de las otras bandas nos han ofrecido su ayuda”, anunció Hetfield al público que, ante la inexistencia de las redes sociales, no se había enterado del incidente.

 

ENSAYOS EXPRESS

Así fue como los bateristas de las otras bandas que tocaban ese día pasaron por la sala de ensayo y decidieron ponerse a punto para evitar la cancelación del show. Las canciones eran clásicos. Muchos de ellos las conocían y solo debían ensamblarse con los Metallica… nada menos que con ellos.

Luego de una hora de espera el show comenzó. No ver a Ulrich en la batería de Metallica parecía una imagen trucada. Para los fanáticos más puristas de la banda californiana, hasta imposible. Pero ahí estaba Dave Lombardo (entonces baterista de Slayer) para abrir el recital. La introducción de Battery comenzó a sonar y Mettalica salió al stage. Tras ese tema, Lombardo también interpretó The Four Horsemen y eso fue todo para él.

Hubo un pequeño bache. Otro baterista se estaba preparando y Hetfield aprovechó para dedicarle el show a Ulrich. “Lars esperemos que estés bien y que vuelvas pronto. Te necesitamos de vuelta”.

Joey Jordison de Slipknot salió con su máscara y toda la potencia de su ilusión. El había crecido escuchando Metallica. En ese entonces tenía 29 años, pero cuando el primer disco de los de San Francisco (Kill ´em all ) salió a la venta en 1983, Jordison tenía 8.

El joven baterista le puso su sello a las canciones y se adueñó del show. Metallica sonaba distinto, tal vez más sólido, pero la falta de Lars Ulrich era una hemorragia que había que frenar. Y Jordison apretó el torniquete al máximo.

From whom the bell tolls, fue la primera canción, a las que le siguieron Creeping Death y Seek and Destroy.

En ese punto llegó un momento inesperado. Jordison se alejó para tomar un descanso sin que antes Hetfield reconociera su dominio del instrumento: “Joey, vos rockeás”, le dijo el cantante frente a los miles de espectadores.

Luego presentó a otro amigo de la banda. Flemming Larsen, la mano derecha y ayudante de Lars Ulrick durante más de 19 años, también se sumó a este equipo de salvadores. Fade to Black fue el tema que Larsen anheló mil veces interpretar. El 6 de junio de 2004, ante decenas de miles de fanáticos, emotivo, sin problemas, sin complicaciones, aunque sin la fuerza de Ulrich, Larsen cumplió su sueño.

Faltaba la mitad del show y Jordison regresó para impulsar la aplanadora que era Metallica a principios del siglo XXI.

Whereve I may Roam, el cover de Misfits Last caress, Sad but true, Nothing else matters y Enter Sandman fueron los temas que el baterista de Slipknot tocó para culminar el show.

Años después, en 2017, Jordison (quien murió el 26 de julio de 2021) recordó en Podcast Talk Music: “Slipknot y Metallica estaban de gira juntos en el Download Festival. Cuando me bajé del escenario, apenas me quité la máscara, me dijeron que James Hetfield necesitaba hablar conmigo. A pesar de que ya teníamos un tiempo girando, fue una especie de shock recibir ese mensaje. Al llegar me dijo: “Lars no puede tocar. ¿Podés reemplazarlo?”.

“Me quedé frío. Pero inmediatamente dije que sí. Entré en su sala de ensayo, me senté con ellos y comencé a tocar: fue genial. Me hicieron sentir muy cómodo. En ningún momento me hicieron sentir presionado ni nada de eso. Hacían comentarios como: ‘¡Va a ser divertido! ¡Vamos a subir ahí arriba y romperla!’. Me lo pusieron realmente fácil. No fue algo extraño, no fue estresante; simplemente me senté, conté y tocamos…”, comentó el músico en aquella entrevista.

Además, Jordison reconoció como algo único haber tocado con Metallica: “Resultó mucho mejor de lo que pensaba. No fue uno de mis mejores shows, pero es una locura increíble que haya tenido esa oportunidad y estoy muy agradecido”.

Se cumplieron 20 años de esta experiencia impensada. Ver a Metallica sin Ulrich fue algo que nadie imaginó. El lugar de Lars es difícil de llenar y se necesitó de tres bateristas para hacerlo.

Luego de reponerse, Ulrich volvió a producir, a componer y a tocar con Metallica… el resto es historia. La historia viva del Thrash.