Había una vez... una gran reina
-Abuelo, ¿o no que los reyes son mejores que los presidentes?- siempre me hizo gracia esa forma de preguntar. ¡Y qué curioso es el espíritu monárquico que reina en la fantasía infantil! Los presidentes no iluminan sus cuentos, ni siquiera los entenebrecen. No existen, vaya a saber por qué. ¿Será porque los han visto? ¿O no que me hacen preguntas difíciles de responder?
-¡Ay! Me metés en un tema complicado para responder así nomás… Si tenemos que poner en la balanza a los mejores, seguramente ganan los reyes. Los hubo heroicos, santos, justos y generosos en infinita mayor proporción a los presidentes. También los hubo desastrosos, y como tenían un poder mayor, cuando fueron malos, podían ser pésimos. Habría que evaluar quiénes hicieron las mejores y peores cosas… Por cierto, que la democracia no quedaría bien parada… Pero, lo cierto es que el mejor de los sistemas siempre se doblega ante la corrupción.
-¿Entonces…?
-Entonces no te respondo directamente, ja. Te cuento algo de la historia de mi preferida: la reina Isabel de Castilla, que merece pelear por el primer lugar entre los mejores gobernantes de la Historia Universal. Por de pronto te digo que todo buen gobernante debe ser padre de su gente. En este caso, Isabel fue una verdadera madre, lo que es distinto, complementario, más hondo. Me dan ganas de hablar de lo perverso que es el haber borrado de la cultura contemporánea esos dos papeles claves para un futuro. ¿Sabés que en las escuelas nos querían prohibir hablar de papá y mamá? ¡Qué querían poner progenitor 1 y 2! Me sale una palabra que no puedo decir ante la presencia de la reina, así que seguimos con ella.
-Mejor…
-Sí. A mí, una de las cosas que más me impactan de ella es pensar en cómo estaba su reino cuando asume y cómo lo dejó. Es algo increíble. Subió al trono en medio de una tormenta oscura… Disputas de poder, ignorancia, miserias… Estamos a finales del siglo XV. ¿Te acordás de algún hecho famoso de su reinado?
-¡Claro! Es la que le dio sus joyas a Cristóbal Colón…
-¡Muy bien! Y, ¿te acordás con quién estaba casada? -Mmmm… los reyes católicos… me parece que su nombre empieza con “F”…
-Fernando de Aragón, ¡bien! Al casarse, unieron sus reinos y España comenzó a convertirse en el reino más grande que conoció la Historia. El mismo año en que Colón llegó a América, sus tropas terminaron la reconquista. Varios siglos antes, habían sido invadidos por los musulmanes, ¿te acordás de la historia del Cid Campeador?
-¡Sí! ¡Un gran capitán!
-¡Bien ahí! Bueno, se vivieron siglos de opresión en que los cristianos fueron dominados con crueldad. Lentamente (allí está la historia del Cid), los caudillos españoles reconquistaron sus tierras y, a Isabel, le tocó la gloria de terminar la obra. Y redobló sus esfuerzos por verla libre en serio. Libre de la ignorancia en primer término. Para eso lo que hizo fue reformar la educación. Un gran genio, el cardenal Cisneros, le dio forma. Te lo podría simplificar diciendo que ordenaron y les dieron seriedad a los estudios. En poco tiempo España se convirtió, de un reino atrasado, en la cumbre de Europa. Con dos de sus descendientes, Carlos I y Felipe II, dan forma a lo que llamamos Siglo de Oro español, el período cultural más brillante de todos los tiempos. Allí están, por ejemplo, Cervantes y su Quijote. Sin Isabel no hubiesen existido. Encaró también un profunda reforma religiosa con el mismo rumbo. Y vinieron santos como Teresa, Juan de la Cruz y muchísimos más. Y, sobre todo, lo que está unido a lo que señalaste, Isabel marcó el espíritu de Hispanoamérica; lo que quiero dejarte hoy, es por qué deberíamos llamar a nuestra reina, madre de los americanos.
El Papa de aquellos tiempos le encomendó a España que transmita la Fe y eduque a los nuevos españoles, porque , a diferencia de los demás países colonizadores, ésta no consideró a todos por igual, fue más lejos, dirigió en un principio su especial predilección por los más débiles. Es conmovedor el Testamento de Isabel, porque lo primero que mira son las necesidades de nuestra gente. Tuvo muchos hijos, nietos, la mayoría con vidas dolorosas, pero eso no le impidió derramar su amor por los más necesitados hasta el último día. En un momento en que Inglaterra asesinaba a los pobladores originarios de Norteamérica sin escrúpulos, que mandaba a irlandeses pobres como esclavos a sus plantaciones, Isabel no solamente prohibió la esclavitud de los americanos, pensó en educarlos para hacerlos cristianos y buenos españoles. Muy lejos de ser el paraíso terrenal, en nuestro continente reinaba la brutalidad y el odio: esclavitud, canibalismo, sacrificios humanos… Todos sus esfuerzos se dirigieron a buscar el bien de los nuevos habitantes de su reino. Caridad cristiana de un corazón puro. Evangelio encarnado con coherencia. Los que creen que los “derechos humanos” nacieron con la Revolución Francesa, no conocen su historia…
-Sin embargo, vi que muchos no la quieren…
-Suele pasar… Y vas a decir que soy obsesivo, ja, pero ahí se ve el garfio inglés. También ellos tuvieron poco después una reina llamada Isabel. “La buena reina Bess”, la llaman, y de buena, nada. Terrible mujer con crímenes de todos los tipos: más de mil católicos martirizados. La comparación sería imposible, pero ellos proyectan los vicios de la propia en la nuestra, y llegan a hablar de “la sanguinaria reina Isabel de Castilla”… de locos… Inventaron leyendas sobre los españoles en general (la leyenda negra) para lavar sus propias culpas. Estafadores de la Historia. Lo que indigna es que muchos terminan creyéndoles.
Te aseguro que cuando termine esta época de resentimiento y tinieblas ideológicas, la llamarán “Santa Isabel de Castilla, patrona de los gobernantes cristianos”, como corresponde.
No contesté tu pregunta, pero algo hay, ¿no te parece?