Guidi, el ídolo que le prestó su nombre a la esquina más granate

El baúl de los recuerdos. El Nene fue un símbolo de Lanús. Figura como futbolista y luego respetado en el rol de técnico, fue inmortalizado junto a Ramón Cabrero en la dirección de la cancha en la que se lució.

Pasó más de 15 años en el mediocampo de Lanús. Con eso, Héctor Guidi podría haberse asegurado un lugar importante en la historia del club. Pero, además, como si con la permanencia no hubiese sido suficiente, se convirtió en ídolo y se instaló en el corazón de los hinchas. El Nene se transformó en un símbolo tan inmenso que la dirección de La Fortaleza, la cancha en la que se lució con el número 5 en la espalda, lleva su nombre. Sí, Guidi fue símbolo y figura y desde hace mucho tiempo su apellido se lee en la esquina más granate que pueda concebirse.

Héctor Guidi y Ramón Cabrero. Para cualquier desprevenido podría tratarse de la simple mención de dos hombres que dejaron una marca imperecedera en la historia de Lanús. Uno como pilar de Los Globetrotters, el equipo que paseó su fútbol de alta calidad en la década del 50; el otro en su rol de técnico del primer Granate campeón del profesionalismo después de haber vestido durante varios años su camiseta. Pero son mucho más que eso. Sus nombres se unen -no se cruzan- en una esquina como no hay otra, la que les da la bienvenida a todos aquellos que llegan a la cancha.

Cuando el merecido y apasionado homenaje no se había consumado, la dirección del estadio era Arias y General Acha. El 3 de enero de 1974, la segunda de esas calles fue bautizada en honor al Nene, fallecido el 8 de febrero de 1973 a los 42 años. Y el 1 de noviembre de 2018 terminó de forjarse esa esquina bien granate cuando se instauró el nombre de Cabrero, quien había muerto doce meses antes.

Héctor Guidi y Ramón Cabrero, la esquina granate por excelencia.

Guidi sobresalió como número 5 en una época en la que los jugadores que ocupaban su posición eran algo así como los forjadores de la identidad de sus equipos. El centrojás -deformación criolla del término ingles centrehalf- se llevaba todas las miradas. Parado en la mitad del terreno, en cierta medida encarnaba la viva representación del estilo futbolístico de su club. Los había aguerridos y batalladores o exquisitos dominadores de la pelota. Con uno u otro estilo, se los veía como la pieza clave que marcaba el camino a seguir.

El Nene aunaba a la perfección la elegancia con el esfuerzo. Alto, de distinguido andar y dueño de una inteligencia táctica que lo hacía el eje del equipo, jamás dudaba en poner la pierna fuerte cuando era necesario. Distinguido y aguerrido al mismo tiempo. Además, su voz de mando terminaba de moldear a un centrojás como pocas veces vieron en Lanús. Por eso se adentró en los corazones de los hinchas que lo vieron casi siempre vestido de granate, ya que él, enamorado de ese color, apenas si aceptó alejarse un año del club de toda su vida. Porque Lanús era su vida.

UN TRÍO INOLVIDABLE

Así como el catastro lo unió -lo hermanó- con El Gallego Cabrero, El Nene Guidi quedó inevitablemente asociado con Nicolás Daponte y José Nazionale. Los tres conformaron lo que en el pasado se conocía como la línea media de un equipo. Ese trío ofrecía un juego de técnica depurada a partir del cual comenzaban a moverse los engranajes creativos de Lanús. Y esa creatividad era el punto de partida de uno de los conjuntos granates más recordados: el de Los Globetrotters.

Nicolás Daponte, Héctor Guidi y José Nazionale, tres símbolos eternos de Lanús.

En 1956, Lanús fue uno de los protagonistas estelares del torneo de Primera División. Se atrevió a pelearle el título a un implacable River que se amparaba en la capacidad ofensiva de La Maquinita, una formidable delantera conformada por Santiago Vernazza, Eliseo Prado o Enrique Omar Sívori, Walter Gómez, Ángel Labruna y Roberto Zárate o Félix Loustau. Los millonarios festejaron cinco títulos en la década del 50 impulsados por esa notable fuerza ofensiva.

Los granates desplegaron un fútbol de galera y bastón. Se mostraban contundentes y estéticamente bellos en iguales proporciones. Sus actuaciones causaban asombro y provocaron que se los comparara con los Harleem Globetrotters, un fabuloso equipo estadounidense de básquetbol que era famoso en todo el mundo y acaparaba aplausos por sus exhibiciones. El quinteto norteamericano había pasado por Buenos Aires en 1951 y cinco años más tarde inspiró al periodismo de la época para tomar prestado su nombre para bautizar a un Lanús que jugaba bárbaro.

Daponte, Guidi y Nazionale le conferían el toque de distinción a ese Lanús que maravillaba con las gambetas de Dante Lugo, un mago al que apodaba Mandrake, y los goles de Benito Cejas y del Tanque Alfredo Hugo Rojas, por ese entonces un joven que empezaba a hacerse un nombre por su efectividad. Una derrota a manos de River a seis fechas del final del torneo cortó la avanzada del conjunto que orientaba técnicamente Juan Cevasco y que terminó apenas a dos puntos de los millonarios, que hilvanaron su primer tricampeonato profesional de 1955 a 1957.

La esbelta figura del Nene está instalada para siempre en la historia granate.

Guidi era el capitán y el máximo referente de ese equipo que regalaba desempeños memorables cada vez que salía a la cancha. Su don de mando, junto con el talento para manejar la pelota y la disposición al sacrificio cuando las circunstancias lo requerían, lo convirtieron en una figura fundamental de esos días. Tanto es así que era habitual que lo convocaran para integrar la Selección argentina en un momento en el que en su puesto actuaban pesos pesados como Néstor Pipo Rossi en River, Eliseo Mouriño y Antonio Ubaldo Rattín -había debutado en 1956- en Boca.

DE LANÚS PARA SIEMPRE

Había comenzado a correr detrás de una pelota en el Club Unidos de Piñeyro, en el partido de Avellaneda, donde nació el 11 de julio de 1930 con el nombre de Juan Héctor, aunque siempre fue Héctor para el mundo del fútbol. Probó suerte en Racing, pero le bajaron el pulgar y entonces desembarcó en Lanús. Allí se quedó para siempre porque, incluso con una pausa de un año en el que vistió la camiseta de Independiente, sintió que el club de su vida vestía la camiseta de color granate.

Corría 1949 cuando, con apenas 19 años, le llegó la oportunidad de debutar en Primera División. Fue incluido como titular en la formación que perdió 4-0 con Newell´s el 6 de noviembre, por la 29ª fecha del torneo. Ese día, Lanús salió a la cancha con Juan Carlos Marcello; Armando Díaz, Oscar Estévez; Daponte, Guidi, Norberto Defelippe; Oscar Contreras, Carlos Lacasia, Osvaldo Gil, Raúl Martínez y Ramón Moyano. Le tocó reemplazar a León Strembel, el habitual centromedio, que había actuado en Racing y en la Selección, con la que ganó el Campeonato Sudamericano de 1946.

Un clásico de todos los tiempos: las grandes figuras aparecían en la tapa de El Gráfico.

Strembel, que en ese momento tenía 31 años, había regresado esa temporada a Lanús, el club en el que había debutado una década antes. Guidi jugaba solo ante alguna eventual ausencia del veterano mediocampista. El Nene apenas disputó dos encuentros en esa campaña que condenó al equipo al descenso luego de un polémico desempate con Huracán, al que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ayudó a retener su plaza en Primera con controvertidas decisiones arbitrales.

A los granates solo les tomó un año recuperar su lugar en la elite del fútbol argentino. A Guidi le tocó ser un simple espectador, ya que Strembel casi no faltó a lo largo de las 22 jornadas del certamen de Primera B. Tampoco le tocó jugar en 1951 porque era difícil quitarle el puesto a un jugador que, además de contar con una larga trayectoria, venía de un equipo poderoso como Racing y hasta había integrado la Selección nacional. En cambio, a partir de 1952, la camiseta con el 5 en la espalda quedó en poder del Nene.

Con los goles de José Florio como principal argumento, Lanús había ocupado el quinto puesto en 1951 y un año más tarde finalizó séptimo. Guidi empezaba a afianzarse y su presencia se volvía indiscutida. En 1953 estuvo presente en 22 de los 30 partidos y se dio el gusto de gritar su primer gol: lo marcó el 4 de octubre con un largo remate de 25 metros que superó la estirada del arquero Mierko Blazina e hizo posible el triunfo por 1-0 sobre San Lorenzo.

Aunque se destacaba por su calidad, Guidi también ponía la pierna fuerte cuando era necesario recuperar la pelota.

De a poco, Lanús mejoraba y se aproximaba al lote de punta. Algo bueno se estaba gestando. Guidi se encontró con Daponte -también había debutado en el 49- y con Nazionale, quien en 1954 retornó procedente de Huracán. Este último tenía un profundo vínculo con El Grana, pues a los 15 años se había incorporado a sus divisiones inferiores y a los 21, tras cumplir el servicio militar obligatorio, se sumó a Gimnasia. La línea media más famosa de la historia del club acababa de nacer.

El equipo empezó a trepar en la tabla. Su flamante trío de mediocampistas tardó en conformarse, ya que la mayoría de los partidos en 1954 los disputó Ángel Beltrán en el puesto de Nazionale, pero algo estaba cambiando. Lanús fue quinto y repitió esa destacada posición en 1955, ya con Daponte, Guidi y Nazionale como piezas valiosas en la estructura de un elenco que ese año obtuvo su primer título oficial.  

En el 55 se llevó a cabo el Campeonato Provincia de Buenos Aires, una competición instaurada por el gobierno bonaerense. Lanús obtuvo la Copa Perón que estaba en disputa luego de doblegar 2-1 en la final a Estudiantes. Osvaldo Gil y Ramón García anotaron los goles del Grana, mientras que Juan Urriolabeitia descontó para los platenses. Esa conquista fue olvidada durante siete décadas y recién en 2025 la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) la reconoció.

Por su fabuloso nivel de juego, en 1956 Lanús se ganó el apodo de Los Globetrotters.

Las buenas campañas y ese título tardíamente avalado le dieron paso a la espectacular faena granate de 1956. Los Globetrotters sorprendieron con su juego pleno de calidad. En pleno dominio de los equipos más poderosos del fútbol argentino, se entreveró en la lucha por el campeonato y durante varias fechas estuvo puntero. Los elogios acompañaban el andar de un conjunto que cosechó impresionantes resultados a lo largo del certamen.

Venció 2-1 a Racing, 4-0 a San Lorenzo, 2-0 a Independiente, 2-0 a Boca en La Bombonera, 4-2 a Rosario Central, 5-3 a Gimnasia, 4-0 a Argentinos, 4-2 y 4-1 a Huracán… Era un equipazo. La caída a manos de River por 3-1 a seis jornadas del final les puso freno a sus ilusiones. Así y todo, Lanús terminó a apenas dos puntos de los millonarios. Con 59 goles a favor, fue el segundo elenco más efectivo (el primero fue el campeón, con 61) y su valla apenas fue batida 37 veces en 30 partidos (solo Racing y River tuvieron mejores registros, con 32).

La habilidad y las definiciones de Mandrake Lugo -con 15 tantos fue uno de los principales goleadores del torneo-, la efectividad de Urbano Reynoso (12) y El Tanque Rojas (11) resultaron decisivas en el aspecto ofensivo. En la retaguardia, el arquero Tito Álvarez Vega, respaldado por un defensor de enorme jerarquía como José Manuel Ramos Delgado encontraban pleno apoyo en el trío Daponte, Guidi y Nazionale, quienes se desdoblaban en la creación y la contención con una exacta mezcla de lujos y esfuerzo. El Nene, líder y referente, contribuyó con un gol a la victoria por 3-1 sobre Ferro. Daponte también marcó un tanto en esa campaña y Pepe Nazionale aportó dos, uno de ellos de penal.

Como no podía ser de otro modo, Guidi llevó su fútbol pleno de jerarquía a la Selección.

A nadie podía llamarle demasiado la atención que las condiciones de Guidi lo llevaran a ser parte de la Selección argentina. El técnico Guillermo Stábile lo incluyó en el plantel que jugó el Panamericano de México en 1956. El 28 de febrero debutó en un empate 0-0 con Perú en una alineación conformada por Rogelio Domínguez (Racing); Federico Vairo (River), Juan Manuel Filgueiras (Huracán); Daponte, El Nene, Natalio Sivo (Racing); Oreste Corbatta (Racing), Humberto Maschio (Racing), Cejas (Lanús), Lugo (Lanús) y El Piojo José Yudica (Newell´s).

A pesar de que tenía compañeros mucho más experimentados como Vairo, Ernesto Gutiérrez (Racing) y Norberto Tucho Méndez (Racing), en sus primeras presentaciones llevó la cinta de capitán. En ese Panamericano compartió la posición de mediocampista central con Mouriño, unos de los principales exponentes de ese tiempo. El Nene integró el equipo albiceleste que el 24 de junio del 56 consiguió su primera victoria sobre Italia. Se dio en un amistoso en la cancha de River definido con un gol del Beto Norberto Conde, atacante de Vélez.

Stábile confiaba en el 5 de Lanús y lo mantuvo en una línea media en la que se alternaban en el resto de los lugares Francisco Lombardo (Boca), Juan Carlos Giménez (Racing), Adolfo Benegas (San Lorenzo) y Ángel Schandlein (Gimnasia). El DT lo llevó a la Copa América de 1957, en la que Argentina se consagró con una actuación memorable. Sus puntos más altos fueron los delanteros Corbatta (Racing), Maschio (Racing), Antonio Valentín Angelillo (Boca), Sívori (River) y Osvaldo Cruz (Independiente), un quinteto de jóvenes bautizado como Los Carasucias de Lima.

Juan Carlos Giménez, El Nene Guidi y Adolfo Benegas, integrantes de la línea media de la Selección.

Argentina se abrazó al título con inolvidables actuaciones como el 8-2 a Colombia, el 3-0 a Ecuador, el 4-0 a Uruguay, el 6-2 a Chile y el 3-0 al Brasil que un año después fue campeón del mundo. El invicto se perdió cuando el equipo ya se había asegurado el primer lugar y cayó 2-1 con Perú. El titular fue Pipo Rossi y Guidi solo ingresó por él en el segundo tiempo del partido contra los celestes. No había dudas de que El Nene tenía garantizada su presencia en el Mundial de Suecia, pero una inoportuna lesión en la rodilla derecha le impidió estar en el plantel.

Su popularidad era tan grande que en 1957 hasta saltó a la pantalla grande. Acompañó al actor Luis Sandrini en la película Fantoche, que contaba la historia ficticia de un futbolista argentino que se jactaba de haberle hecho un gol a Uruguay para conquistar el corazón de la actriz Beatriz Taibo. Junto a Guidi fueron fugaces estrellas de cine el arquero Domínguez, el defensor Pedro Dellacha, los atacantes Angelillo y Maschio y el técnico Stábile, todos recientes campeones sudamericanos año en Lima.

“EL DÍA MÁS GRANDE DE MI VIDA”

A la histórica actuación de Los Globetrotters le siguieron momentos muy difíciles para Lanús. Se salvó del descenso en 1957 por promedio -fue la primera vez que se utilizó ese sistema en Argentina- tras finalizar el certamen en la penúltima ubicación. Un año más tarde el equipo deambuló por la mitad de la tabla. Guidi volvió a hacer gala de la potencia de su remate y metió un golazo desde 25 metros en el triunfo por 4-3 como visitante sobre Independiente.

Guidi se une al festejo con sus compañeros. En 1959 marcó seis goles, la cifra más alta de su carrera.

En 1959 los malos resultados volvieron a acompañar al conjunto que en esa época dirigía técnicamente Rodolfo Kralj, un yugoslavo que había jugado en Ferro en la década del 30 y que en 1978 integró el cuerpo técnico de la Selección argentina que se consagró campeona del mundo a las órdenes de César Luis Menotti. A pesar de que El Grana gambeteó otra vez el descenso gracias al promedio, El Nene tuvo un nivel fantástico y marcó seis goles, la mejor cosecha de su carrera.

Ese inusual caudal de conquistas tuvo relación directa con el hecho de que Guidi se convirtiera en el responsable de ejecutar los penales. Por esa vía sometió a Amadeo Carrizo (River) en un 2-2, a Juan Moreno (Argentinos) en un triunfo por 4-1, a Elías Abraham (Independiente) en una victoria por 3-1, a José Carrillo (San Lorenzo) en una caída por 4-2 y a José Toledo (Estudiantes) en una derrota por 3-2. Ese día contra los pincharratas, además, marcó otro gol con un fuerte remate. El único arquero que prevaleció sobre él desde los doce pasos fue Francisco Gerónimo, de Gimnasia.

Guidi era reconocido no solo por sus dotes futbolísticas, sino también por la caballerosidad con la que se manejaba dentro de la cancha. Por supuesto también tenía su carácter y ese año sufrió una de sus pocas expulsiones. Se trenzó en una discusión con Herminio González, un habilidoso delantero de Boca al que apodaban Pierino, y los echaron a ambos. Era tan exquisito el manejo de la pelota del atacante xeneize que Dante Panzeri, famoso periodista de El Gráfico, alguna vez postuló que la línea ofensiva de la Selección debía estar conformada por Herminio González, Herminio González, Herminio González, Herminio González y Herminio González.

Una de las características principales del mediocampista central era la fuerza de sus remates.

Aunque a Lanús no le iba bien, Guidi sobresalía cada vez que salía a la cancha. Por ese entonces, El Gráfico, esa revista que hizo vibrar a varias generaciones con las mejores historias del deporte argentino, no tuvo empacho en llamar al futbolista como “Medio equipo”, por su influencia en el conjunto granate. A veces, hasta anunciaba, lisa y llanamente, “hoy juega El Nene”, en una clara demostración de que un partido que tuviera entre sus protagonistas al 5 no era uno más.

Después del fracaso de la Selección en el Mundial de 1958 que tuvo nombre propio y se conoció como El Desastre de Suecia, Guidi regresó al elenco nacional en 1959. No fue parte del equipo que ganó el Sudamericano del 59 en Buenos Aires, pero sí del que salió subcampeón en la edición disputada unos meses después en Ecuador. La competencia en el puesto se hacía duda porque, si bien ya no estaba Pipo Rossi, se abrían paso Rattín y El Polaco Vladislao Cap, de Racing. Sin embargo, Stábile, quien había retomado la conducción del Seleccionado, citó al Nene para el Panamericano de 1960.

Argentina se quedó con el título en ese certamen desarrollado en Costa Rica y Guidi siempre fue titular y, por si fuera poco, capitán. Era el líder de un plantel que contaba muchos jugadores que empezaban a hacerse un lugar en las competiciones internacionales como Silvio Marzolini (Ferro) y Ermindo Onega (River). La habitual formación albiceleste estaba integrada por Osvaldo Ayala (Boca); Carlos Álvarez (Rosario Central), Rubén Hacha Brava Navarro (Independiente), José Varacka (Independiente), Marcelo Etchegaray (River); Ramón Abeledo (Independiente), Guidi; Ángel Nardiello (Boca), Walter Jiménez (Independiente), Eugenio Callá (Vélez) y La Bruja Raúl Belén (Racing).

En 1962 dejó por un año a su equipo de toda la vida para vestir la camiseta de Independiente.

El descenso seguía acechando a Lanús. Se salvó en 1960 por tercera vez merced al promedio, pero la preocupación era cada vez más grande. El destino parecía ensañado con el equipo. En 1961, no hubo forma de evitar la pérdida de categoría. El empate 1-1 con Estudiantes en la última fecha lo condenó y se fue a la B junto con Los Andes. Fue un año durísimo para El Grana, que llevaba una década en Primera.

Guidi, además de emblema de Lanús, todavía era capitán de la Selección. Se despidió del elenco nacional el 24 de junio del 61 en el empate 0-0 con la Unión Soviética en Moscú. Había jugado 37 partidos con la camiseta celeste y blanca desde su debut en 1956. Y, aunque nadie lo creyera posible, también le dijo adiós a su equipo de siempre. En 1962 se sumó a Independiente, del que había sido hincha en su niñez. Apenas estuvo en una docena de partidos y, fiel a su corazón, emprendió el regreso a Arias y Acha, la esquina que terminó siendo su esquina.

El técnico era Strembel, el antiguo dueño del puesto de mediocampista central en los tiempos del surgimiento del Nene. Guidi reapareció el 4 de mayo de 1962 en la derrota por 2-0 a manos de Platense. Como era de esperar, se apoderó de la titularidad y volvió a ser pieza clave del equipo, que no hizo pie en la B y terminó décimo entre 17 participantes. Increíblemente, Ferro, Unión, Sarmiento y San Telmo finalizaron igualados en la primera posición y debieron definir el título -y el ascenso- en un cuadrangular que acabó en poder de los de Caballito.

Tiempos de Lanús en la B. Aquí, con Carlos Salvador Bilardo, quien jugaba para Deportivo Español.

En 1964, Lanús se alzó con el campeonato y regresó a Primera. Guidi guio a sus compañeros con experiencia, liderazgo y la calidad que exhibía habitualmente. A los 34 años, una edad en la que en esa época los jugadores empezaban a despedirse del fútbol, El Nene faltó solo a tres de los 33 partidos de ese torneo. Compartió el equipo con Ángel Manuel Silva, Juan José de Mario -recientes incorporaciones granates- y el paraguayo Bernardo Acosta. Silva y Acosta, poco después, deslumbraron a los hinchas con sus paredes y por eso el ingenio popular los eternizó como Los Albañiles.

- ¿Qué fecha es hoy?

- 28 de noviembre.

- Bueno, diga que hoy es el día más grande de mi vida. Yo quiero ver siempre grande a Lanús. Bajamos en el 60 y ahora lo devolvemos a donde siempre debe estar, arriba... en la posición que le corresponde.

Guidi, extenuado por el cansancio, feliz al punto que las lágrimas surcaban su rostro, mantuvo ese diálogo con un periodista al término del partido que, victoria mediante por 4-1 sobre Deportivo Español como visitante, le dio el ascenso al Grana. “El día más grande mi vida”, definió el capitán a la jornada que acababa de vivir. Sabía que no le quedaba demasiado tiempo en el fútbol y haber depositado a su equipo en Primera se antojaba el cierre perfecto para su historia.

El Nene jugó más de 15 años en Lanús, fue técnico del equipo y se ganó el corazón de los hinchas.

No fue el final, ya que permaneció dos años con la camiseta granate cubriendo su cuerpo. Jugó 19 partidos en 1965 y 18 en 1966. Muchas veces retrocedió en el campo y se ubicó como primer marcador central. Sí, en los últimos tiempos dejó la camiseta número 5 y usó la 2. Pero no había dudas: Guidi era el 5 de Lanús. El 7 de agosto del 66 actuó por última vez en la derrota por 1-0 contra River en El Monumental. Rolando Irusta; Héctor Ostúa, Guidi, Roberto Paz, Osvaldo Lorenzatto; Melchor Sabella, De Mario; Felipe Unzué, Silva, Acosta y Odilio Reynoso integraron la formación dirigida por Dellacha.

El Nene dejó Lanús con 336 partidos y 9 goles entre torneos de liga y copas. Pero es mentira que se fue. ¿Cómo iba a hacerlo si su vida le pertenecía a Lanús? Dirigió al equipo 1968 y 1969 y durante la primera parte del certamen de Primera B de 1971, en el que El Grana fue campeón y ascendió, ya con el paraguayo Acosta como DT. También se desempeñó en las divisiones inferiores. El 8 de febrero de 1973, un cáncer de piel provocó la muerte de Guidi. Tenía solo 42 años. Pero ni siquiera así dejó de estar presente: su nombre es parte de la esquina más granate del mundo.