DESDE MI PUNTO DE VISTA

Guía práctica para el votante Sherlock Holmes

Se largó nomás la carrera electoral, con un frenético cierre de listas y una serie de presentaciones kafkianas que impone el antidemocrático entramado de leyes electorales argentino diseñado para que sólo los dueños de la pelota puedan presentarse a elecciones. Con eso y todo, algunos empecinados lograrán romper el escudo pretoriano y en 2021 más formaciones pequeñas se presentarán a la contienda por fuera de los dos grandes conglomerados que se vienen alternando en el poder desde 1983.­

Sea por una cuestión de resonancia mediática, sea por moda o por que la prédica de tantos y tantos intelectuales liberales por fin está dando algún fruto, la cosa es que se lleva mucho decirse liberal o decir que se tiene una propuesta liberal. Y tiene sentido: ¿qué político en campaña se decantaría contra de la libertad? En el marco del discurso político, hasta los partidos de izquierda que apoyan abiertamente las dictaduras, dicen tener como meta la libertad. ¿Cómo no caer en la trampa?­

Como todo en la vida una cosa es decir y muy otra es hacer. El historiador italiano Carlo Ginzburg enunciaba, hacia fines de los años setenta, un modelo de investigación al que denominó: El Paradigma Indiciario, basado en la interpretación de detalles y signos mínimos, a menudo involuntarios, que resultan reveladores sobre determinado objeto de estudio. Ginzburg se vale de los saberes médicos para elaborar su tesis que busca la verdad en esos indicios que quedan fuera de lo evidente. Una de sus fuentes de inspiración es Freud, la otra es Arthur Conan Doyle y las aventuras de Sherlock Holmes. 

El Paradigma Indiciario es una muy útil forma de conocimiento indirecto a la que se puede echar mano dado que la casta política es virtuosa en materia de proponer aquello que luego encontrará la justificación para no cumplir.

COMO UN ALFAJOR­

­Para hacer esto más gráfico, pensemos en los candidatos y sus propuestas políticas como en una golosina común, un alfajor por ejemplo, con su envoltorio y todo. A primera vista el atractivo reside mayormente en la destreza del que diseña en packaging. Luego estará la letra chica de la forma en la que está compuesto el alimento y finalmente el gusto. Pasa que, para llegar al gusto, resulta necesario comprar el alfajor. Para salir de una vez de esta dudosa metáfora ocurre seguido que, cuando nos damos cuenta de la estafa política, es porque ya los votamos. Para los que tienen a la libertad como valor primordial a la hora de elegir quien los representa, acá el punto es cómo saber distinguir entre los políticos cuál es liberal y cuál no, si es que todos van a poner ese mote en el packaging. Está en cada votante ser un auténtico Sherlock Holmes.

Si las ideas de la libertad se vuelven atractivas para la representación política, tal vez se deba en parte a que el vertiginoso crecimiento de la intervención estatal ha convertido a los gobiernos en francos tiranuelos que se adjudican la tutela de los ciudadanos de una forma asfixiante. Gastada está la fábula de la rana en la olla que explica la forma en la que, con la vil excusa del Estado de Bienestar, el poder político se metió en cada intersticio de la vida privada al punto que se ha naturalizado lo que hasta hace poco nos hubiera parecido una aberración.­

También es real que este avance de la burocracia política sobre las libertades ha dado paso a la prédica del liberalismo más allá de sus inexorables aplicaciones crematísticas. La dimensión filosófica es la que ha tomado relevancia y valga pues citar a algunos pensadores contemporáneos, esos que uno tiene accesiblemente y se puede cruzar en redes, o en los medios para un sucinto párrafo teórico: ­

Tal vez la descripción más ajustada de lo que es el liberalismo se la debamos a Alberto Benegas Lynch (h) que sostiene que ``es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros'' y que agrega: "El pensamiento liberal apunta a la limitación del poder pues considera inviolables las autonomías individuales''. 

Sobre esto profundiza también Axel Kaiser: "El liberalismo es una filosofía que promueve el respeto por los proyectos de vida y la propiedad ajenas. Un liberal, por lo tanto, cree en la capacidad de cada persona de dirigir su proyecto de vida y de conservar los frutos de su trabajo rechazando el paternalismo y el intervencionismo estatal''. Y agrega: "En el liberalismo existe una presunción a favor de la libertad individual y la carga de la prueba siempre está del lado de quienes pretenden afectarla. Fuera de ello, el liberal ve en la libertad -de ahí el nombre- y no en el Estado, la fuente esencial del progreso''.­

Pregunta para el Sherlock Holmes que se esconde en cada votante liberal: ¿Existen propuestas liberales para votar? ¿Qué político podrá respetar el proyecto de vida de los ciudadanos, tal como sostienen Benegas Lynch o Kaiser? En los que se refiere a determinadas libertades civiles, hay casi un consenso generalizado: la inmensa mayoría de los políticos no se oponen a la libertad religiosa o sexual. Pero, si nos ponemos a indagar, veremos que rápidamente empiezan los peros.­

EL NEFASTO NODIO­

­En lo que se refiere a la libertad de expresión la política argentina viene dando sobradas muestras de poco apego a la tolerancia hacia la diversidad de opinión. Empezando por el nefasto Observatorio Nodio y recordando al innecesario y politizado Inadi que funciona como una instancia arbitraria y parajudicial de control de las expresiones públicas. Queda claro que con el gobierno actual este organismo se ha salido de toda lógica, pero es su existencia misma un atentado contra la libertad. ¿Qué partidos políticos o políticos se han opuesto al Inadi y a Nodio?­

Pensemos en la libertad de circulación y el accionar de los funcionarios desde que comenzó la crisis covídica: ¿Puede un político o un burócrata restringir la circulación o movilidad de las personas sin límite de tiempo? ¿Qué agrupación política o qué políticos se opusieron a la cuarentena y a los privilegios que surgen de los pasaportes sanitarios? ¿Qué tipo de peligros les dan permiso para cercenar libertades?­

¿Y la libertad de asociación? ¿Pueden los argentinos asociarse libremente para comerciar o para presentar una lista de candidatos a diputados, si los políticos imponen cupos de género en cada institución asociativa? ¿Qué partido o político se opuso a esto?­

LA PROPIEDAD­

Hablemos de la propiedad, base misma del pensamiento liberal. Sin respeto a la propiedad no hay libertad posible, recordemos que son los esclavos los que están privados de poseer. La Argentina es el país con más impuestos y presión fiscal de los que no viven en una dictadura. ¿Qué respeto hay a la propiedad de parte de funcionarios que usurpan más de la mitad de lo que una persona produce? ¿Qué respeto a la libertad existe en un país donde las personas tienen regulaciones para alquilar su propiedad, venderla, heredarla, transferirla o para sencillamente ejercer el comercio si el gobierno le dice hasta los centímetros que tiene que tener una góndola? Entonces, votante Sherlock Holmes: ¿qué partido o político apoya esto y cuáles se oponen?­

Suscribir a una que otra libertad, como quien elige los ingredientes de una ensalada no es ser liberal. Explica Benegas Lynch que "no es susceptible de cortar en tajos al liberalismo: abarca aspectos éticos, institucionales, económicos, históricos y filosóficos que están íntimamente entrelazados''. 

La palabra liberal es amplia y generosa, pero no es honesto decirse liberal si se respetan sólo las libertades que no molestan al poder.

Volviendo al Paradigma Indiciario, el votante Sherlock Holmes debería preguntarse, a la hora de las urnas, si está votando una opción que modifique el modelo existente o que propone, simplemente, gerenciarlo mejor. ¿Puede ser liberal un candidato que suscriba al Estado de Bienestar como proveedor y distribuidor de lo obtenido por otros mediante el expolio impositivo? ¿Qué políticos o partidos políticos proponen reducir impuestos? Y mucho más importante: ¿qué partidos, que se proclaman liberales, han aumentado o generado nuevos impuestos? ­

LOS VALORES­

­Otro aspecto inherente a la condición liberal es el sostener los valores más allá de la política. Como se ha visto, se trata del respeto al proyecto de vida de los otros y en este sentido, quienes tengan una propuesta liberal no pueden apoyar dictaduras, autoritarismos y totalitarismos de ninguna naturaleza. Deben, en consecuencia, rehuir de paternalismos y personalismos. ¿Puede, entonces, un partido político o un político que respete la libertad no condenar las dictaduras? ¿Es liberal una formación que apoye o brinde homenajes a representantes del terrorismo, del fascismo o del comunismo, imponiendo sus nombres oprobiosos a estaciones de subte, escuelas o plazas públicas? ­

El liberalismo como método, política y filosofía es el gran defensor de los derechos humanos, ha emancipado al mundo de la servidumbre, ha sacado de la miseria a millones de personas cambiando la ecuación de la pobreza mundial en menos de 2 siglos. Todas estas virtudes se las ha adjudicado abyectamente la socialdemocracia que goza, no obstante, de un insólito prestigio entre nuestros políticos. Sepa el votante Sherlock Holmes distinguir a liberales de socialdemócratas, puesto que son estos últimos responsables del fracaso sistemático de la política argentina desde 1983 hasta la fecha.

Finalmente, el liberalismo no es jamás paternal ni promete solucionar los "problemas de la gente'', porque valora a cada individuo, no colectiviza ni se cree con credenciales para saber lo que es bueno o malo para los demás. El político liberal no ofrece paraísos, no es cierto que un político es mejor cuanto más idealista se venda, el votante Sherlock Holmes debería andar precavido ante quien le pida el voto para repartir bondad y llevarlo a un vergel ideal. Y mucho más debería huir de quien lo trate como si fuera un niño incapaz de hacerse cargo de su propia vida. ­

La tentación totalitaria está en los detalles. Sirva el Paradigma Indiciario para descubrir, en las evidencias y signos involuntarios, a los amantes de la libertad de quienes no lo son. Es hora de separar la paja del trigo.­