Gardel al borde la tragedia

Por Walter Santoro (*)

El 10 de junio Gardel y su comitiva continúan la gira volando hacia Medellín en una aeronave, Sikorsky S-38, desde el Puerto de Veranillo. Los días 11, 12 y 13 de junio Gardel se presenta en Medellín con un éxito impresionante.
Posteriormente a estos conciertos, Gardel debía dirigirse de Medellín a Bogotá y por eso el 14 de junio nuevamente volvió a subirse a un avión.
Conocida la noticia del arribo del Zorzal a Bogotá, más de 10.000 personas se dirigieron al aeropuerto a esperar su llegada.
Cuando se divisó la silueta del avión de Gardel en el cielo, cientos de admiradores rompieron el cordón policial e invadieron imprudentemente la pista de aterrizaje.
El piloto realizó, a solo 30 metros del suelo, una arriesgada maniobra de último momento y evitó lo que hubiera sido una catástrofe de dimensiones impredecibles. Esta vez Gardel esquivó el infortunio.
Cuando el avión finalmente se detiene en la pista, los fanáticos ovacionan al Zorzal, quien es sacado del aparato y llevado en andas hasta la sala de la compañía aeronáutica SCADTA y posteriormente se dirige al hotel Granada.
La reportera de “El Diario Nacional” de Bogotá, se refirió a Gardel como “el prototipo del perfecto gentleman”, de “exquisita sencillez y simpatía”. En la entrevista que le ofreciera el cantor, ante la pregunta de cuál había sido el país que más le gustó de los que había visitado, Gardel respondió: “De todos conservo gratísimos recuerdos. En cada uno de ellos he encontrado muchas cosas dignas de admiración, y los habitantes de las ciudades que he recorrido me han tributado homenajes llenos de cordialidad y entusiasmo”.
Pese al trajín de la gira, Gardel se hacía tiempo para agadecer las muestras de afecto. En la última carta que escribió en su vida, en ocasión de haberse llevado a cabo un homenaje a Gardel en el Teatro Colón de Bogotá por parte de la profesora Elisa Urrunchurto y sus alumnos, que ofrecieron un concierto con las canciones de Gardel, escribió el cantor: “Yo no podré olvidar el espectáculo de aquellos niños que, en el Teatro Municipal, entonaban mis canciones con una pureza y simplicidad admirables. Y los niños me hicieron pensar en la paciente labor de la maestra, labor en la que hay una consagración y un anhelo artístico que sólo raramente se encuentran hoy en la vida de los profesionales de las artes. Solamente con los niños y su maestra bien premiado está mi viaje a Bogotá y por el honor de firmar en el álbum de la Sra. Giraldo, a quien deseo constancia en su magnífico empeño y felicidad en su incomparable vida.
Con gran simpatía, Carlos Gardel”
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(*) Presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel.