DE QUE SE HABLA HOY

Ganó el delito

Que los comicios del domingo provocaron un terremoto que causó severos daños –incluso entre aquellos que los ganaron– es algo tan antiguo como el diario de ayer. Que algunos ya se realinearon, también lo es. Y que otros lo harán pronto, es seguro.

Disculpará el lector que hoy prescinda de esos temas. Porque siendo del mayor interés, no dejan de ser tangenciales. Lo central es que las elecciones las ganó el delito. Que hoy mira por sobre el hombro a los que no viven al margen de la ley, como lo anticipara Enrique Santos Discépolo. Porque este descalabro le gana a Cambalache por mucho más de un pescuezo.

Las elecciones las ganó Insaurralde y, como no, también sus compañeras estables o circunstanciales, cuyo tren de vida resulta tan inexplicable como el del paseandero jefe de gabinete provincial.

También las ganó Kiciloff. Porque siendo aquél su jefe de gabinete -y el de la provincia que aporta el mayor número de votos- y difundiéndose a los cuatro vientos su lujoso andar por el mediterráneo, con dinero cuyo origen no podría explicar, triunfó en Buenos Aires el partido de ambos, impermeable a esas salpicaduras.

Las elecciones las ganó el Chocolate Rigau y, más que él, sus encubridores que, al parecer, serían de distintos partidos. Porque podría prolongarse, o hacerse eterno, el anonimato en el que hasta hoy se guarecen.

Las ganaron asimismo los jueces Villordo y Benavidez, velocísimos liberadores del Chocolate.

Las elecciones las ganó Daniel Muñoz, aquel que pasó de ser un simple y pobre secretario de los Kirchner a ser poseedor de edificios de lujo en Miami.

Las elecciones las ganó la señora Galmarini de Massa y su compra, a millonario sobreprecio, de autos para la compañía estatal que preside.

Las elecciones también las ganaron los asesinos de Nisman, quienes los instigaron y quienes los encubrieron.

Las elecciones las ganó Cristina Kirchner y, con ella, la multiplicidad de causas en las que está imputada o condenada.

Las elecciones las ganaron aquellos jueces que sobreseen y aquellos fiscales que no acusan o que no apelan sobreseimientos en causas donde los imputados son los más poderosos políticos.

Hablando de fiscales, las elecciones las ganó el ex fiscal Scapolan quien fuera destituido por encubrir narcotraficantes y aparentemente relacionado con Massa.

Las elecciones las ganaron los funcionarios y los empresarios imputados o vinculados a la Causa de los cuadernos, porque la camarilla que los ampara está a pocos pasos de continuar en el poder.

Ganadores fueron los ñoquis ya sea de la administración nacional, como de las provinciales y municipales.

Ganaron los jueces zaffaronianos, puestos para ser cómplices del vaciamiento de las arcas del Estado.

Los nombrados, son unos pocos recordados al voleo. El lector recordará muchísimos ejemplos más. Todos, daría lugar a un inventario de varios tomos.

Los que perdieron son los ciudadanos de a pie. Los que trabajan, pagan sus impuestos y no roban. Que pueden ser del más diverso nivel social. Y que merecen una República no una farsa. Farsa por la que hubo más votantes que ellos.