EL PULSO DEL LOS MERCADOS

Fuertes incentivos en el país para el obrar con demagogia

Se nos fue septiembre y Wall Street se encuentra debatiendo prácticamente un solo tema, aunque parezca monocorde: cuál será el comportamiento de la Fed respecto a la tasa de interés.

Las encuestas indican que un 30 por ciento de los actores financieros y los expertos en economía creen que de aquí a fin de año habrá otro aumento de un cuarto de punto. Una abrumadora mayoría considera que, aun en la posibilidad de que el interés de referencia se mantenga en el 5,50 % anual, en el primer semestre de 2024 se quedará estacionado en ese punto.

Como recordará el lector, el propio Jerome Powell había advertido que, de acuerdo a sus previsiones, en todo el año próximo podría haber a lo sumo una rebaja de medio punto en el costo del dinero. Es que el dragón inflacionario no ha sido derrotado.

Llevamos dos años de estancamiento bursátil y da la impresión que así se mantendrá en todo 2023, al calor del fly to quality hacia el activo más seguro del planeta: el bono del Tesoro de Estados Unidos. El título a diez años cerró el viernes en el 4,581 % anual.

Septiembre fue el peor mes del año para el índice S&P 500 y para el tecnológico Nasdaq, que registraron caídas del 4,9 % y del 5,8 %, respectivamente. El Dow Jones cedió un 3,5 % hasta el 33.507 puntos que podría ser un techo de aquí a enero.

Hay pues en Wall Street peligros de correcciones bajistas. Pero dependerá, en todo caso, de las próximas cifras. Este viernes nos enteramos de que el índice de gastos de consumo personal (PCE) subyacente, unos de los indicadores preferidos de la Fed para medir la inflación, se ha ralentizado hasta el 0,1 % en agosto en términos mensuales (3,9% interanual), la cifra más baja desde noviembre de 2020. Dentro de unos días, tendremos los datos de desempleo, otro guarismo clave.

Con respecto a la Argentina, en gustaría destacar que tenemos una inflación del 120 por ciento anual y en ascenso. Entre otras cosas, se debe a las malas prácticas políticas; el nuestro es un país donde ni siquiera podemos impedir que un ministro de Economía en ejercicio sea candidato presidencial. Sus incentivos para actuar con demagogia  son fortísimos.

Lo estamos viendo con el Plan Platita Recargado que no hará otra cosa que avivar las llamas de la inflación. La capacidad de daño de Sergio Massa es muy grande y esto preocupa muchísimo al mercado local, de ahí la apresurada dolarización de carteras.

Leo sondeos que indican que muchos piensan que el dólar oficial podría estar en torno a los 600/650 pesos a fin de año. De mantenerse la brecha actual veríamos entonces al blue y a los dólares financieros en una horquilla entre los $1.200 y los $1.400. El espiral inflacionario será tremendo. No sólo eso, el índice Merval medido contra el contado con liqui, que el viernes cerró en 700, podría derrumbarse a 500. El riesgo país podría avanzar hasta los 3.200 puntos con los bonos volviendo a paridades del 25%.

Este comentario nada tiene que ver con preferencias políticas personales sino con el frío análisis de las andanzas de un responsable de la conducción económica firmando cualquier cheque con tal de llegar al balotaje.