Fernando Lúpiz ante un nuevo renacer

Después de varios años, el actor regresa al teatro con un thriller de Ira Levin y junto a Silvia Kutika. Se incorpora esta noche al elenco de `El cuarto de Verónica', dirigido por Virginia Magnago. Un repaso por su carrera, con el recuerdo de Guy Williams y César Pierri siempre presente.

Resulta bastante difícil no emparentarlo con `El Zorro', pero Fernando Lúpiz está a punto de mostrar una faceta artística muy diferente cuando asuma su personaje en `El cuarto de Verónica', de Ira Levin, que bajo la dirección de Virginia Magnago se presenta los domingos a las 20, en el Paseo La Plaza.

Escrita por el mismo autor del clásico de terror `El bebé de Rosemary', la pieza es de las pocas que se anima a explorar ese género sobre las tablas. Tuvo muy buena repercusión a su paso por el teatro La Mueca y ahora espera repetir el éxito en la calle Corrientes, con Silvia Kutica en el rol principal y Lúpiz en reemplazo de Fabio Aste, quien debió abandonar el proyecto para cumplir con otros compromisos laborales.­

Agradecido por la posibilidad de retomar una de sus grandes pasiones, el actor habló con La Prensa y contó que su toro en la obra lo ayudó a sobrellevar las semanas de aislamiento durante la segunda ola de covid-19. "Tenía la zanahoria adelante. Me gustó el hecho de caminar en la vida con un motivo lindo en el horizonte, que es hacer teatro, que es lo que más me gusta'', relató el también esgrimista, que comenzó su carrera como modelo publicitario, supo ser la mano derecha del recordado Guy Williams y protagonizó éxitos de humor blanco en la época dorada de nuestra televisión.­

 

-¿Cómo surgió la convocatoria para incorporarse a `El cuarto de Verónica'?­

-Me llamó la directora y me explicó que había que hacer un toro para poder seguir con el proyecto. Me decía `no sabés lo que es esta obra'. En realidad, el papel lo estaba haciendo Fabio Aste pero le surgió la posibilidad de hacer una serie en Uruguay y se tuvo que ir. Así que yo dije `uy, otra vez un toro'. Me tuve que aprender en dos semanas cincuenta páginas, pero después aparecieron los problemas de la pandemia, los contagios, las medidas de prevención, y estuvimos como dos meses parados, sin ensayar. Hoy ya empezamos y estoy feliz, es un personaje muy bello y creo que a la gente le va a encantar.­

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LOS INICIOS­

-¿Siempre tuvo en claro que quería ser actor?­

-Yo tenía un tío que era actor, Fernando Ochoa, que es de otra generación pero era un actor muy famoso, entonces iba a verlo a la radio, a los canales; así que desde muy chiquito estuve en este mundo. Después trabajé 16 años como modelo publicitario y ahí se aprende mucho también. Un día me llamó Alejandro Doria, que me había visto en una publicidad de cerveza muy famosa, y me dijo `tengo un personaje para vos, vas a ser el amante de Dora Baret en `Chantecler', con Lito Cruz'. Ese fue mi primer programa de televisión. Cuando terminamos pregunté cómo había salido y Doria me dijo `sos de madera pero tenés condiciones, así que tenés que aprender'. Y Patricia Palmer me llevó de las orejas a estudiar con Lito Cruz, después estuve con Augusto Fernández y de esa manera me fui cultivando.­

-Y después vino la gran oportunidad con `El Zorro'...­

-Sí, después vino lo de `El zorro', con Guy Williams. Hicimos 750 shows. La actuación era fácil porque yo jugada con la espada y hacía del hijo del Zorro, ¡pero había que estar delante de tanta gente! No era sencillo. Sin embargo, me empezó a gustar cada vez más. Después vinieron las novelas y un día me llamó Hugo Moser y me dio la posibilidad de integrar el elenco de `Matrimonios y algo más'. Ahí tuve la suerte de conocer al queridísimo Cesar Pierri, con quien hicimos `Detective de señoras', que fue mi primer protagónico.­

-¿Cómo recuerda la época que compartió con Guy Williams?­

-Los dieciséis años que estuvo Guy en la Argentina estuve prácticamente siempre con él. De compañeros pasamos a ser amigos y después, como yo interpretaba al hijo del Zorro y tengo la misma edad que su hijo varón (Steven), me incorporó a su vida como si yo fuese un hijo putativo, ya que Guy no se llevaba bien con su hijo biológico. Me enseñó grandes secretos de la profesión, muchas maneras de abordar los personajes; me cultivó la semillita del actor. Me contaba las técnicas que había descubierto en la carrera y así me fue llevando.­

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HUMOR VINTAGE­

-Fue uno de los protagonistas de `Detective de señoras', un programa que hoy sería muy criticado. ¿Cómo lo toma?­

-En su momento fue algo novedoso porque con César entrábamos a un sauna, tirábamos unos tiros y las mujeres salían corriendo semidesnudas. Pero, ¿sabés qué? Nunca hubo morbo, nunca maltratamos a la mujer. Lo que sí, hoy no se podría hacer porque yo tocaba una campana cuando lograba que una mujer que me gustaba entrara en mi habitación; eso hoy sería una aberración. Pero en general tratábamos bien a la mujer y no la despreciábamos tanto como se acostumbraba en esa época. Todo eso cambió, gracias a Dios. De todos modos, me sorprende que se tome a `Detective de señoras' como algo picaresco y malo porque ahora, a las tres de la tarde hablan de la masturbación en televisión. Ya no hay multas como antes, la gente habla muy mal, dice improperios todo el tiempo, y la televisión, además de servir para el ocio y para informarse, también es educativa.

-Teniendo en cuenta que formó parte de la época dorada de la tevé, ¿cómo ve la pantalla chica actual?­

-Fuimos los primeros en hacer una serie de ochenta capítulos, con un día de piso y cuatro de exteriores. La verdad, veo a la televisión muy pobre de ficción, aunque la que se ha hecho últimamente es buena, me gusta. En general, hay muchos talk-shows que son pura mentira, muchos panelistas que hablan de sus vidas y no de las de los actores, o de quienes la gente quiere conocer. Todo se distorsionó muchísimo. Ahora son famosos los panelistas, por eso la tele está tan mal. Y en los noticieros se nota mucho la grieta, se le ve el sobrecito a los periodistas que se divierten hablando mal de un sector político, sea cual sea. Me molesta mucho eso, que haya gente que esté comprada para hacerlo. Volvería a la televisión porque es mi mundo, claro; si me gusta lo que me ofrecen regresaría. Pero lamentablemente hace una década que la tele está caída.