Estrenó ‘El fondo de la escena’ en El Portón de Sánchez

Federico Olivera: “No soy un empresario de mí mismo”

La obra que escribió y también dirige surgió a partir de las reiteradas internaciones de su padre mientras esperaba un trasplante de riñón.

A Federico Olivera no le importó ser el galán que conquistaba corazones cuando su personaje en ‘Son de diez’ lo llevó a lo más alto de la popularidad y las puertas de la fama se le abrían para poner un freno en su carrera. Ese camino con el que muchos se endulzaban fácilmente no era el de él. “Para mí fue un momento en mi vida como digresivo. Pasó esto, a ver cómo lo administro, qué hago y pude de alguna manera recomponerme a eso. No porque estuviera mal, sino porque para mí la búsqueda no estaba ahí”, dice hoy el actor que acaba de estrenar ‘El fondo de la escena’, obra que escribió y dirige en El Portón de Sánchez.

El hombre, que lleva más de 25 años en pareja con Soledad Villamil, tenía en claro que ese ritmo de trabajo vertiginoso no era lo que quería y se volcó al teatro donde encontró su lugar. Escribió y dirigió ‘Matar el pensamiento’ y ‘Volverte a ver’. Y ahora llevó a escena esta obra que cuenta la historia de tres hermanas que se reencuentran en el sanatorio en el que acaba de ser internada de urgencia su madre.

SALIR A MOSTRAR

-¿Cómo surgió la idea de ‘El fondo de la escena’?

-Esto arrancó con una experiencia familiar. Mi padre tiene un trasplante de riñón ya hace varios años y en esas esperas cuando mi papá estuvo internado, que fueron más de 20 veces, y también cuando se hacía diálisis, yo fui generando como una subtrama de mi vida, que era estar compartiendo cosas y conviviendo con otras personas que empecé a conocer estando en esos sanatorios y paralelamente a los rodajes en los que iba participando. Era como un tironeo entre la obligación y la angustia y una atención en relación a lo que le estaba pasando a mi papá. Ahí empezó a surgir la discusión interna que yo tenía en relación a todo lo que me estaba sucediendo. Esas pulsiones internas de estos cambios anímicos empezaron a aparecer como personajes.

-Es una obra con la que el público se puede identificar fácilmente...

-Claro, es como pasa un poco en las comedias inglesas como ‘Muerte en un funeral’. Estás en el medio de algo que está doliendo, pero paralelamente está sucediendo otra cosa. La vida no se detiene y lo que nos permite seguir adelante es un poco la neurosis, uno puede bajar algunas persianas como para poder seguir adelante.

-¿Es un buen momento para estrenar teatro?

-En este momento creo que no es un buen momento para nada, por lo que estamos viviendo para la cultura más que nada.

-¿Y por qué eligió este momento entonces?

-Porque creo que justamente es el momento donde hay que salir a mostrar y a exponerse, obviamente con un esfuerzo enorme de todos los que participan en la obra y podríamos decir “las obras” porque todo el teatro, inclusive el comercial lo está haciendo. Es increíble la cantidad de oferta que hay en Buenos Aires en un momento de tanta crisis. Y eso es muy característico de nuestra identidad, por eso me duele un poco como esta especie de glifosato que se tira sobre la sociedad donde se tapa todo, de cualquier manera y, que, como el glifosato, no discrimina, mata todo lo que vive. Lo que quiero decir es que hay una necesidad de que la voz propia de la cultura y de la sociedad se ejecute, se muestre y ahí estamos. Creo que en estos momentos donde hay tanta crisis y tanta incertidumbre para mí está muy bueno que aparezcan voces, que obviamente podría ser como una resistencia.

 

ESCRIBIR Y DIRIGIR

-No es la primera vez que escribe y dirige sus textos, ¿por qué lo hace?

-En realidad no me siento tan atraído de ir a buscar textos y poner una obra desde ese lugar, sino que mi primer impulso es ser parte de eso.

-¿Le cuesta entregar tus textos para que los dirija otra persona?

-Por ahora sí (risas). No lo fui armando de esa manera. Es medio caótico como lo voy haciendo y después se me ordena. No soy un empresario de mí mismo. Yo voy armando mis cosas y a medida que lo hago se me va configurando. Se me fue dando así. No quiero decir que después no me interese escribir para una situación en particular, pero en principio se me da de esta manera. Soy más de escribir, gestar algo y armarlo.

-Mientras está en el proceso creativo, ¿comparte el material con Soledad?

-Sí, obviamente. Sole es muy crítica y es buena haciéndolo. Pero, en general, le muestro cuando ya está más armado, no tanto en el arranque porque me pasa bastante que una vez que tengo como la versión uno, la dejo descansar y digo “a esto le falta algo más” y mostrarla ahí para mí es un poco peligroso porque yo le doy mucha bola a la forma, no solo al contenido y la forma me viene después. Cuando ya tengo la forma ahí sí se lo muestro a Sole. Lo lee, me da su devolución, me deprimo (risas), nos peleamos, bueno no nos peleamos, sino que intercambiamos. Nos queremos muchísimo.

-¿Ella también le comparte su trabajo?

-Sí, obvio pero lo que es clave es no estar en el medio cuando el otro está ahí buscando, experimentando. Meterte a opinar en ese momento es cualquier cosa porque empieza a empastarse todo y nosotros ya pasamos por un montón de cosas en relación a esto.

-¿Tienen planes laborales juntos?

-En este momento no. Tenemos un par de cosas pendientes que querríamos hacer, pero nada concreto.

-Entre el autor y el director, ¿dónde se ubica su actor? ¿Le dan ganas de actuar algo que usted haya escrito?

-Por ahora no quiero actuar y dirigirme. Me está saliendo esto de esta manera y lo disfruto un montón. Hay algo en la dirección en la que los demás empiezan a jugar de una manera donde uno los puede observar y me estimula para la nueva producción. Cuando estoy adentro me quedo como en ‘loop’, como si estuviera ahí adentro y no pudiera salir. Si actuara tendría que ponerme un límite porque es difícil después pasar a otro tema, más si también sería un texto propio. No me gustaría estar de una manera donde creo que todo el tiempo tengo razón. Esto lo vengo como elaborando bastante que es que el tener razón no sirve de nada. Decir “esto es de esta manera” y la dirijo, la actúo y la escribo, siento que eso te va empobreciendo. Distinto es si uno le pone una medida a eso y trabajás en un grupo, pero yo por ahora estoy convocando a los actores y al resto del equipo. Mi mirada está en eso y si yo me quedo adentro actuando es como si me pusiera en el centro de todo.