Farsesco alegato feminista en el París de los años ’30

‘Ese crimen es mío’ (‘Mon Crime’, Francia, 2023). Dirección: François Ozon. Guion: Philippe Piazzo, F. Ozon. Fotografía: Manuel Dacosse. Actores: Nadia Tereskievicz, Rebecca Marder, Isabelle Huppert, Fabrice Luchin. Duración: 102 minutos. Clasificación: apta para mayores de 13 años.

Luego de su presentación en el Festival de Venecia con el título de ‘Mi crimen’, llegó a nuestro país ‘Ese crimen es mío’, el último filme de François Ozon. Se trata de la nueva creación de un realizador francés que se ha convertido en una figura significativa de la cinematografía internacional. Multifacético en sus abordajes, su producción incorpora una variedad de contenidos, con estilos que se adaptan simbióticamente a los más variados temas. Así, el sexo, la figura de la mujer, la fugacidad existencial, desfilan a través de una mirada particular, donde la crítica parece desaparecer o alcanza sutiles puntos de vista.

Si ‘Bajo la arena’ era un inquietante abordaje a la pérdida y la interioridad, ‘Gracias a Dios’ o ‘Joven y bonita’ se detenían en temas casi prohibidos, mientras que ‘Potiche’ y ‘8 mujeres’ se movían entre la ligereza y el cinismo. También sus actores y actrices, especialmente los consagrados, parecían modificar, bajo su dirección, la imagen general de su trayectoria (Charlotte Rampling, Catherine Deneuve).

A esto se suma la preferencia de Ozon por adaptar libremente obras teatrales y literarias o elegir piezas poco conocidas, menores o excéntricas (‘Gotas de lluvia sobre piedras calientes’, basada en una obra teatral de Fassbinder, el desaparecido director alemán).

 

LAS ACTRICES

¿Quienes protagonizan el filme? Desconocidas para nosotros, las muy jóvenes Nadia Tereskievicz y Rebecca Marder, distinguidas por el público de su país, que las consagró en trabajos anteriores con el premio César, el Oscar francés. Y con ellas, la notable Isabelle Huppert, una de las actrices preferidas del director, junto con Fabrice Luchini (de la Comedie Francaise). Por no citar esos personajes inesperados como Frank Lapersonne, el dueño del departamento que alquilan las chicas protagonistas y que fuera en la vida real candidato de Marine Le Pen en las elecciones francesas de 2017 y actualmente lidera la Izquierda Patriótica.

La historia, una representación dentro de una representación, se inicia con un telón que se levanta y finaliza con los protagonistas saludando al público de una sala teatral donde todo sucedió. Encabezando la historia, dos amigas jóvenes, lindas y pobres, una que sueña con ser artista en el París de los años ‘30 y la otra, reciente abogada, buscadora de pleitos a resolver. Un crimen que involucra a Madeleine, la aspirante a estrella, la convertirá, juicio mediante, a pesar de su aparente inocencia, en una exitosa estrella de los medios. La vuelta de tuerca la dará un nuevo personaje, anacrónicamente exótico, una veterana actriz del cine mudo, la notable Isabelle Huppert.

Ozon, como en algunas de sus obras, adapta un popular vodevil de Berr y Verneuil de la década del ‘30 y lo remoza convirtiéndolo en un farsesco alegato feminista, donde la corrupción de la justicia, la hipocresía social y la visible desprotección de la mujer se transforman paródicamente en una cabalgata de equívocos y locas situaciones donde el humor y hasta la música acentúan el disparate general

Ozon moderniza un formato envejecido con recursos del relato policial: las secuencias en blanco y negro a lo Hitchcock del comienzo y la misma historia del cine policial francés. Desde la alusión a ‘Violette Noziere’, de Claude Chabrol, basada en el asesinato que conmovió a Francia en los años ‘30,  hasta la secuencia en que Madeleine Verdier pasa por el cine donde se exhibe ‘Curvas peligrosas’, la primera película de Billy Wilder, que dirigiera con Danielle Darrieux como estrella, luego de su huida de Berlín en tiempos del nazismo.

 

BURBUJAS

En síntesis, una nueva producción del niño terrible del cine francés

que logra entretener transformando una obra teatral pasada de moda en doradas burbujas de champagne que simplemente se proponen el sabor y encanto de un momento de placer. Eso sí: con el fondo contemporáneo del Me Too y el histrionismo de Isabelle Huppert.

Calificación: Buena