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Familias consumidoras de sustancias

Es cada vez más frecuente el encuentro clínico con varios miembros de una familia en contacto con sustancias con diversos grados de compromiso y con rotación de crisis de sus allegados en distintos momentos de la trayectoria vital de ese grupo humano.

Las drogas están “banalizadas” en su uso y solo parecen adquirir importancia cuando uno de ellos tiene una sobredosis que compromete su salud o lo coloca en conflictos con la Ley.

En los últimos diez años la clínica de las adicciones cambió enormemente quizás siguiendo una crisis o cambio de época con la des-familiarización como una nota clave o quizás mejor denominarla la aparición de un desmembramiento familiar generalizado. Fenómeno sociológico y cultural que se replica en todo occidente en donde baja la natalidad y las parejas duran pocos años con hijos que quedan abandonados en muchos casos.

Además, parece ser un hecho que el uso de drogas se “normalizo” y se cancelaron campañas preventivas nacionales mientras aumentaba el poder “macrosocial” de las organizaciones de venta de drogas con múltiples lazos en la corrupción de los representantes de la ley.

Frente a esto muchos terapeutas y equipos tratantes nos sentimos solos ante un paciente sin conciencia de enfermedad que en muchos casos se colocó al borde del suicidio, traído desde una terapia intensiva superando milagrosamente la agonía de la partida de esta vida.

En otros casos el juez nos demanda y aparece un paciente con una tobillera electrónica luego de haber cometido delitos frutos de la exaltación y desbordes impulsivos que lo llevaron a transgredir la ley.

 

DESEO DEL PACIENTE

Ahí tendrá que surgir el deseo nuestro como motor que despierte un deseo del paciente a tratarse y que arrincone el apetito de muerte que lo circunvala, porque para él el tratamiento pasa por drogarse como un anestésico insustituible en el duro oficio de vivir sin una capacidad simbólica para afrontar su diario acontecer.

¿Cómo salir del circuito compulsivo? …he aquí la tarea que demandara un gran esfuerzo afectivo de parte de nosotros superando las barreras de la desconfianza y las manipulaciones típicas de los pacientes dependiente a las sustancias. Pero en los primeros momentos de un tratamiento estamos solos.

Ha aparecido una nueva variedad diagnostica: la familia con varios consumidores. En estos sistemas ninguno puede ayudar como garante de un proceso porque en realidad todos necesitan ayuda, aunque no la demanden. Esto nos inunda, por lo menos a mí, como terapeuta de una sensación de inermidad y a veces nos quedamos perplejos.

 

ESCENAS CLINICAS

Sobre esto recuerdo una escena clínica de la familia de un paciente que solo contaba con su abuelo ya que los padres del paciente eran consumidores y los hermanos también. Solo él era un garante de un tratamiento y el Juez que lo había enviado; pero èl con sus 80 años me relataba con dolor el circuito que rodeaba la vida del nieto.

 Además, el joven formaba parte de una “barra brava”

de un equipo de futbol del conurbano en donde por cumplir determinadas tareas y como terapeuta aprendí que “aguantar los trapos”

o sea estar de espaldas al partido levantando la bandera del equipo tenía un cobro extra en drogas y un dinero mayor.

En este “desierto” anímico luego de una entrevista el abuelo y yo nos encontramos en la sala de espera con familiar que le comenta que tiene dos hijos que consumen y uno de ellos ahora estaba en terapia intensiva y con angustia me relata delante del otro abuelo que por favor lo ayudemos.

Estos pacientes parecen ser un reto para la terapéutica actual ya que unen varias características que oscurecen el pronóstico:

1)- Familias desmembradas.

2)- Varios consumidores en su seno.

3)- Ambientes invalidantes de consumo (“boliches”, barras bravas, etc.).

4)- Inicio precoz en el consumo (pubertad) lo cual asegura un “secuestro” de los sistemas motivacionales con implicancias neurológicas y psíquicas lo cual a su vez detiene el desarrollo emocional y social en los momentos de estructuración de la Identidad adolescente convirtiéndolo progresivamente en un “esclavo” compulsivo de las sustancias;

5)- Mas de diez años de consumo con varias sobredosis y desintoxicaciones que culminaron en tratamientos frustrados lo cual complica aún más la situación antes mencionada de “secuestro” motivacional.

 

TIPOLOGIAS FAMILIARES

Ya el maestro italiano Luigi Cancrini en la década del 80 fue contratado por el gobierno italiano para estudiar las constelaciones familiares con la finalidad de estudiar desde donde surgían los “soldaditos de la camorra” italiana y logro describir varios tipos de familia que nos remiten a lo que estamos viviendo hoy:

 

1- Familias multiproblemáticas: en ellas encuentra los siguientes elementos:

A)- La presencia simultánea de síntomas o conductas problemáticas de uno varios miembros (adicciones, violencia, abandonos infantiles, diversas patologías mentales o situaciones carcelarias en algún miembro y ahí el maestro italiano dice: “uno puede portar el síntoma, pero es el mensajero de todo el grupo”.

B)- Graves carencias en las funciones organizativas de los límites y crisis en varios familiares de desregulaciones emocionales.

C)- Reforzamiento mutuo de las patologías de cada uno.

D)- Dependencia crónica de los sistemas de asistencias (alta dependencia de las instituciones) siendo el sistema institucional el salvoconducto para muchos o sea pueden funcionar en un “entorno controlado” con grupos que faciliten una gran pertenencia y en algunas ocasiones cuando esto no se encuentra se culmina en una desorganización criminógena.

E)- Es necesario que el paciente viva a la comunidad terapéutica como una “familia sustituta” o lo que el gran maestro francés Edgar Morin (sociólogo y filósofo) nos enseña cuando analiza el pasaje en la post-modernidad del homo “sapiens” al homo “demens” (reino de la locura) lo cual llevara a la creación de “casas de vida” como refugio y defensa frente a la “megabarbarie” que generan el individualismo, la masificación del uso de drogas y la desvinculación progresiva de los seres humanos de núcleos fundantes y de raíces que fundamenten un crecimiento sano.

 

2- Familias desligadas o negligentes:

A)- Bajo involucramiento emocional con fallas de sostén, abandono real padres ausentes física o afectivamente. En estas familias las adicciones un regulador emocional y una anestesia del vacío.

B)- Necesitan permanentemente de sostenes externos (equipo médico y una casa terapéutica como sostén).

 

3- Familias caóticas o desorganizadas:

A)-Transmisión entre generaciones de las adicciones.

B)- Inconsistencia de normas y cuidados con una “normalización” y banalización del consumo de sustancias.