EL PROBLEMA NARCO

Facundo Quiroga ya lo sabía

El célebre caudillo riojano a propuesta de las provincias de Mendoza y San Juan fue nombrado General en Jefe de la Campaña al Desierto del año 1833. Teóricamente debía colocarse al frente de las tres columnas que partirían. Una de Buenos Aires al mando del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, otra de Córdoba, comandada por el general Ruiz Huidobro y una tercera, saldría de Mendoza a cuyo frente se encontraría el general Félix de Aldao. Por su parte Chile avanzaría con sus fuerzas hacia la Araucanía. Interesante operativo binacional. Las columnas de Mendoza y de Córdoba fracasaron en sus objetivos. Fue la de Juan Manuel la que finalmente alcanzó el Río Negro. Al partir, Rosas proclamó: ``¡Soldados de la División del Sur! La campaña que abrimos debe cerrar la historia de nuestras empresas contra los indígenas y poner término a una guerra de dos siglos. Un esfuerzo más y nuestros hijos, nuestras madres, nuestras esposas volverán a abrazarnos alborozadas con la idea de vivir tranquilos con nosotros en nuestros hogares''.
 
Lamentablemente el problema continuó y fue Facundo el que puso el dedo en la llaga del fracaso. En la columna de Córdoba había complicidad con los indios ranqueles (mapuches argentinos), liderados por el cacique Yanquetruz, y Facundo se enteró. El `Caudillo de los Llanos' denunció a los hermanos Reinafé, gobernantes de Córdoba, de estar en connivencia con los indios ladrones e informarles las movidas del Ejército. Yanquetruz desaparecía como el humo.

 Es que los Reinafé compraban ganado robado por los indios, en otras provincias. Finalmente Roca puso orden, autoridad y soberanía estadual. Al partir de Carhue emitió una proclama u orden del día: ``Cuando la ola humana invada estos desolados campos que ayer eran el escenario de correrías destructoras y sanguinarias, para convertirlas en emporio de riquezas extinguiendo estos nidos de piratas terrestres y tomando posesión real de la vasta extensión que los abriga''.
 
El éxito de su acción fue definitivo, pero entre Rosas y Roca pasamos las de Caín. Años, sufriendo robos, incendios, extorsiones, cautivas, rescates y pagar para que no roben y en muchos casos aceptar la protección de un cacique para evitar malones y para peor con complicidad de funcionarios, jefes de fuertes y jueces de paz. Cualquier vinculación con la actualidad corre por cuenta del lector.

 Finalmente, el ataque y la ofensiva de las fuerzas provinciales primero, y nacionales después, sobre los indígenas no se realizó por su condición de chilenos, sino de ladrones y salteadores. La Campaña buscó abatir el delito, como observaba Roca: ``Piratas terrestres'' y lo consiguió.

SIN DESTINO

 La cita histórica pretende despertar a la élite política, intelectual y periodística de nuestro país. En síntesis, a los que tienen voz y son escuchados. Ya nos ocurrió la ola delictual y hubo hombres de acción que lo resolvieron. En la actualidad  volvemos a padecer el delito y  no se respira un clima que habilite la emergencia de una personalidad fuerte que no se arredre frente al problema. El narcotráfico y el delito a él vinculado conspira contra la democracia y las instituciones, ¿como hacemos, entonces, para garantizar la continuidad democrática? ¿Como hacemos cuando un policía para defender a una víctima de un asalto mata a un ladrón y un sector de la sociedad política,  intelectual y periodística lo ataca y el resto no lo defiende de manera categórica? Calla, se silencia. La democracia se defiende en los términos planteados por los atacantes. Las democracias no pueden estar a la defensiva, deben pasar a la ofensiva.

CARETAS

 El intendente de Rosario, Pablo Javkin ha sido extremadamente agudo en declaraciones hechas por radio. ¿Cómo puede ser que se ataque a balazos a una casa caminando, y nadie lo detenga? ¿Cómo puede ser que se balee el frente de una institución en bicicleta y nadie lo atrape? La gente que porta armas debe hacerlo, no un intendente, afirmó. Y aquí está la cuestión. ¿Por qué un uniformado va a detener a alguien armado cuyo resultado puede ser la muerte del sicario y la cárcel del policía?

Esta sociedad, la nuestra, de almas bautismales, no se banca la muerte de soldaditos al servicio del narco, armados hasta los dientes a manos de las fuerzas del orden. Cuando se acerque un fotógrafo al sicario muerto, aun, con los ojos abiertos y estampe esa foto en los medios de comunicación las almas bellas llorarán desconsoladamente y los grandes medios con su causticidad acostumbrada verterán el ácido de la duda. No creo que haya llegado el tiempo del combate. Los políticos que tenemos no están para la guerra que es lo que nos plantea la delincuencia, están para las recepciones, el champagne y las modelos.

EL EJERCITO
 Ahora, seguramente con honestidad, piden la participación del Ejército. Se olvidan que una vez recurrieron a ellos y más tarde los encarcelaron. No es tiempo del Ejército, aun, ese será el combate final. Ahora, con las fuerzas federales alcanza, siempre y cuando se las habilite al combate sin reproches ni persecuciones. El Ejército en la calle es para la tribuna.

Los políticos deben habilitar a las fuerzas a actuar en forma de guerra y ser dirigidas a la guerra. Deben pasar a la ofensiva. Los políticos deben sacarse la careta y asumir la responsabilidad política de las consecuencias de este combate. La rendición del Ministro de Seguridad evidencia la cobardía política.

 Anécdota final. 14 de julio de 1789. El Rey Luis XVI ordenó al general Bensenval avanzar con sus tropas sobre París: ``Vaya y cumpla con su deber''. Algo tan genérico hizo razonar a Bensenval: ¿Qué significa cumplir con el deber? ¿Matar gente? Decidió y no entró. Triunfó la Revolución. Seguramente si hubiera ingresado habrían ocurrido muchas muertes. Y que hubiera dicho el Rey: ``Yo le dije que cumpliera con su deber, no esta matanza''. 
 
Corolario: Las órdenes de los políticos deben ser claras y precisas.