Exito, felicidad e inteligencia

La vida como es. No es noticia que las personas que gozan de ciertos privilegios mentales o intelectuales son, en su mayoría, infelices.

Las personas que son exitosas, ¿son felices? No necesariamente. Y las personas que son felices, ¿son exitosas? No necesariamente tampoco.

Existe un aforismo que dice: "Exitoso es aquel que logra lo que quiere. Feliz es quien quiere lo que logra". Más allá del juego de palabras, no todas las personas que logran lo que quieren, y que eso haga que sean exitosas, por eso sean felices.

Una persona puede ser exitosa en algo; se puede ser exitoso en una profesión, en un deporte, en un trabajo; incluso en el amor. Pero eso no garantiza la felicidad. En cambio, aquellas personas que aman lo que logran, seguramente tendrán más posibilidades de ser felices.

De todas maneras, determinar eso es tan efímero como relativo, ya que no estamos hablando de una ciencia exacta, y no a todos nos satisfacen ni hacen felices las mismas cosas.
Por eso mismo, no todas las personas exitosas son felices, ni todas las personas felices tienen que ser, necesariamente, exitosas.

PRIVILEGIOS MENTALES

No es noticia que las personas que gozan de ciertos privilegios mentales o intelectuales son, en su mayoría, infelices.

Esto se debe a que, por lo general, estos individuos tienen gustos muy diferentes, que les son con frecuencia criticados o se los trata de otra manera por el solo hecho de ser "distintos".

No es un estereotipo; en la mayoría de los casos esto sucede con mucha asiduidad. De hecho, y como lo aseguran las estadísticas, el índice de suicidios es mucho más alto en aquellos que reflejan mayores capacidades intelectuales.

Incluso en los países más desarrollados, donde se supone que las personas gozan de mejor educación, nivel económico y estándar de vida, es donde más suicidios se producen, mayormente por depresión.

Pero existe otro motivo, y es que las personas más inteligentes, o preparadas, son más conscientes de la realidad, y esto los hace ser más responsables de sus obligaciones.

A esto debemos agregar que cuanto más capacidad tenga una persona, mayor será su compromiso laboral, y por consiguiente, serán también mayores sus responsabilidades.

Por lo tanto, si sumamos que las personas más capaces son más conscientes de sus obligaciones, y que por el mismo motivo sus responsabilidades son mayores a las de las personas menos capaces, indiscutiblemente el hecho de estar permanentemente bajo presión, directa o indirectamente, afectará a sus posibilidades de ser más o menos felices.

De todas maneras, esto no es una regla absoluta ni mucho menos. Muchos estudios confirmaron, por el contrario, que las personas inteligentes son más felices porque saben muy bien qué es lo que quieren y lo que tienen que hacer. Saben elegir y cometen menos errores.

PREMIO NOBEL

Ernest Hemingway, escritor y Premio Nobel de Literatura dijo: "Personas inteligentes, y a la vez felices, es la cosa más rara que he visto".

Hemingway, quien se quitara la vida en 1961, conocía muy bien ambas cosas: la inteligencia y la infelicidad.

A pesar de haber sobrevivido a dos guerras mundiales y a la Gran Depresión, y haber tenido cuatro esposas y una gran cantidad de aventuras amorosas, ni eso ni su capacidad intelectual ni sus indiscutibles condiciones, le sirvieron para descubrir cómo ser feliz.