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¿Existen algunas familias?

"Somos criaturas amorosas y enfermamos cuando el amor se nos interfiere''. (Maturana)

Jorge fue abandonado y quemado en los brazos por uno de sus padres; nos encontró por una `abuela de la vida' que lo adoptó y que a sus 95 años nos pidió, con la ayuda de la justicia, que lo humanicemos. Llegó luego de fugas, violencias varias, drogas vorazmente consumidas en un estado de desintegración en sus apenas 17 años. Hoy trata de vivir rodeado del afecto de sus compañeros y equipo terapéutico. Son historias de miles en la Argentina que tienen la suerte de tener un carnet de obra social, una justicia responsable y una institución que los acoja como una verdadera `casa de vida'. Hoy más que clínicas de rehabilitación necesitamos escuelas para vivir y encontrar un plan de vida.­

Nuestra sociedad está inundada de drogas, es el primer país en el consumo de cocaína de América Latina, según datos de Naciones Unidas del 2022 (agosto) y el primer consumidor de alcohol juvenil de toda América superando a los Estados Unidos.­

Como vimos en otras notas, los consumos altos solo necesitan de una inundación de sustancias sin barreras culturales, preventivas, educativas, familiares, o sea sin un sistema inmunológico preventivo cultural. La cultura es la barrera que lleva a la detección precoz y a la atención rápida.­

La ruta de la `soja' fue la primera incursión exitosa rodeada de una pampa húmeda ávida de dinero y sin los diques culturales de la prevención y la detección precoz, y ahora es la zona petrolera de la Patagonia con los sueldos más altos en donde el 40 por ciento aproximadamente se distribuye entre casinos (hay varios) y drogas. En esos lugares se practicó la teoría de la inundación de sustancias. Así como las empresas eligen personal por el curriculum ahí se los elige a los vendedores de cargos gerenciales del delito por el prontuario. Serán los `capangas' de la distribución con soldaditos, medios tecnológicos de distribución, `endulzamiento' de autoridades por métodos espureos. Todo vale y más cuando esto está asociado al juego y también a la venta de mujeres como parte de la venta de drogas.­

No bastan las bayonetas. Solo la cultura nos salva y esto luce ausente ante tanta muerte cercana. Nada de esto sucede en la Argentina desde hace 20 años. La sociedad argentina queda escoriada por la inundación de drogas desde los 2000 y esto aumenta, ya que hay en América Latina un poder formal que produce drogas (países).­

Así, nos encontramos con pacientes de muchos años de consumo y con signos de deterioro con familias inexistentes o vencidas; enfermas ellas también ante tanto estrés después de tantos años de una toxicidad permanente.­

Narraré situaciones críticas que se dan en estas circunstancias: daños orgánicos, deterioros cognitivos por defrontalización del cerebro, maltrato y abandono psicológico, familias enteras de consumidores, intentos de depositar al consumidor en una institución como forma sutil de ejecutar la eutanasia, familias multiproblemáticas en donde todos tienen variadas patologías, filicidios en marcha con muertes programadas de algún familiar al cual se abandona en un estado de riesgo por consumo, venganzas ancestrales que pueden llevar al parricidio de alguno de los padres (`matarlos en vida' con conductas agresivas y violentas).­

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SOCIEDAD ESCORIADA­

Sociedad escoriada la Argentina y también familias en proceso de desintegración en la cual la cultura del trabajo parece casi ya perdida (``el trabajo es la fragua ética de la humanidad'', frase parece ya olvidada del filósofo Hegel en el discurso de Jena).­

Hoy nuestra tarea excluye la omnipotencia y nos llama a la humildad al haber tanta existencia de maltrato y abandono psicológico y maltrato físico. A las familias maltratadoras y violentas se agregan las familias resistentes, o sea rígidas en sus conductas y hasta imposibles de modificarse.­

Perseveran en conductas destructivas, no tienen capacidad de autocrítica y de ser realmente victimarios de los hijos, se transforman por proyección hacia afuera de sus problemas en víctimas de ese mismo hijo expoliado. Juego mutuo de víctimas y victimarios en una tarea de demolición humana.­

La meta parece ser el filicidio como respuesta patológica el parricidio, o sea la muerte de algunos de los padres en ataques de furia habitualmente en situación de drogas o alcoholización. Muchas familias ya parecen imposibles en su abordaje, y algunas sencillamente solo hay que acompañarlas a mitigar el daño.­

La muerte no exige un acto brutal; solamente hace falta dejarlos drogarse, no limitar las conductas con compañeros de consumo, mirar para otro lado cuando roban, incluso a ellos mismos, alquilarles un departamento para ejercitar una libertad al servicio de la destrucción de sí y de otros, o sea facilitarles una libertad suicida. La eutanasia se ejecuta dulce y fríamente.­

El ejercicio de la responsabilidad terapéutica excluye la simplicidad de una actuación fácil, ya que estamos tratando seres casi al borde de la muerte y la mejor experiencia para estas familias es la humildad del terapeuta. Años y años de drogas, malos tratos, denigraciones culminan en una norma a los que me piden ayuda: ``prometemos trabajo, pero no resultados''. Todo terapeuta es consciente de que existen límites a su saber y a su buen hacer.­

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EUTANASIA ACTUAL­

La cronicidad de las conductas con múltiples internaciones, daños cerebrales, vida marginal, enfermedades de transmisión sexual, abandonos familiares nos llevan a un ejercicio de la humildad. Solo les pedimos que no vamos a aceptar la depositación (o sea cuando no colaboran, juzgan actos y no participan de un proceso de cambio). Si no conseguimos esto es mejor no recibirlos. La depositación en una institución, es el máximo de los elementos de mortificación y filicidio de una persona. No debemos ser cómplices de una eutanasia.­

En cuanto a la responsabilidad exigible a los miembros de la familia, es tan obvia como necesariamente matizable. Todos los personajes involucrados en un juego disfuncional deben responsabilizarse de las consecuencias de sus actos, pero de distinta manera.­

Nosotros, como terapeutas, en esta larga cadena de maltratos, abusos, devaluación del otro, inquinas vengativas de añares debemos rescatar la tradición de nuestro sí mismo con una gran capacidad de amar a los pacientes y a las familias, incluyendo a los maltratadores que deben ser percibidos como víctimas, también ellos de una terrible cadena de maltrato. La subjetividad emocional nuestra lo siente rápidamente en el paciente, ya que quizás percibe por primera vez en su vida una nutrición emocional, amorosa y relacional.­

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FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS­

Las familias de hoy que consultan son multiproblemáticas, o sea muchos tienen problemas (neurosis varias, adicciones, alcoholismos escondidos, violencias, escasez de vínculos, heladeras llenas o vacías pero sin vínculos que los unan ni siquiera en la comida).­

Individualismo por doquier. Acogerlos como conjunto es nuestro problema y nuestra tarea. Deterioros seniles, adicciones, patologías de pánico, `doble vida' en algunos, hijos abandonados, algunos precoz, etc. Conjunto de seres sin destino y `acogotados' por la angustia y la falta de sendero.­

Clonazepam por todos lados, alcoholes varios, marihuana, cocaína entre padres e hijos; todo es común en muchas familias. Familias en donde el amor escasea y es un conjunto de singularidades narcisistas en donde se tratan de calmar dolores varios sin encuentros y vivencias emocionales entre todos. ­

Rehabilitar a estas personas dolientes lleva tiempo y el encuentro con `casas de vida' en donde los actos terapéuticos sean validados por nutriciones relacionales y emocionales faltantes o escasas en su evolución; esto parece ser lo sustancial.­