​Estanislao López y el Pacto Federal del 4 de enero de 1831

En pasados artículos publicados en La Prensa afirmé que el Pacto Federal, del 4 de enero de 1831, fue virtualmente La Constitución de Juan Manuel de Rosas, y que, en el marco de los debates entre los representantes de Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes, será Pedro Ferré, en representación de esta última, la figura descollante, con un proyecto federal que nutrió el espíritu del Pacto aunque, paradójicamente, chocando con la postura de Roxas y Patrón, delegado de Rosas, pues el gobernador bonaerense era, en ese tiempo, librecambista, mientras el correntino sostenía el proteccionismo para los productos locales.

Pero poco y nada se destacó, en la divulgación de la historia, del papel que le cupo a Estanislao López, gobernador de Santa Fe y Patriarca de la Federación, como gran impulsor de ese acuerdo.

Nacido el 22 de noviembre de 1786 en Santa Fe, pocos datos hay de su infancia y juventud, salvo que a los 15 años acompañó a su padre a luchar contra los aborígenes del Chaco. Se sumó a la expedición de Manuel Belgrano al Paraguay, cayendo prisionero en el combate de Tacuarí. Siendo trasladado al Uruguay logra escapar y unirse a las fuerzas patriotas de Rondeau, sitiadoras de Montevideo. Vuelve a Santa Fe para unirse a los blandengues y a inicios de 1814, ya como alférez, se incorporó a la columna comandada por el Barón de Holmberg que va a enfrentarse a las fuerzas de Artigas en Entre Ríos. El 22 de febrero de dicho año se produjo el combate de El Espinillo, donde las fuerzas directoriales son derrotadas por los artiguistas, cayendo López nuevamente prisionero. La marcha de López al campamento de Artigas en Arroyo de la China (actual Concepción del Uruguay) supone el contacto con las ideas federales del caudillo oriental. Volcado o no a la causa de Artigas, cosa que no consta en documentos, López retorna a Santa Fé para seguir en los fortines como teniente de Blandengues.

La autonomía santafesina de 1815, con la impronta de Vera y Candiotti, el primero manteniendo el equilibrio entre los porteños y Artigas, mientras que el segundo planteó su adhesión al artiguismo, sumado la dureza porteña de Viamonte en no dejar que se separen los santafesinos de Buenos Aires, lo tiene a López como efusivo adherente. Su espíritu guerrero rechazó la avanzada de éste y, posteriormente, de Díaz Vélez, logrando ascender a
teniente coronel. En 1818, cuando Vera fue depuesto, López, como comandante de armas, asumirá de hecho, y luego convalidado por el Cabildo, la gobernación santafesina. Su impronta militar será determinante en su acceso al poder y la convalidación de su alianza con Artigas.

Entre los ataques armados de Buenos Aires contra Santa Fe, rechazados por López, sumada la sanción de la Constitución de unitaria de 1819, el santafesino no duda, siguiendo la estrategia de Artigas, en avanzar militarmente junto con el caudillo entrerriano Francisco Ramírez sobre Buenos Aires.
La batalla de Cepeda, determinó la caída del Directorio, la reafirmación del rechazo de las provincias a la Constitución unitaria, el cenit del poder de Artigas (y, paradójicamente, su posterior exilio paraguayo), la reconfiguración de Buenos Aires como “provincia” y las autonomías de varias provincias argentinas, lo que generó “la crisis del Año XX”.

Agudizándose la lucha entre unitarios y federales, más la guerra contra el Brasil, se dictó la Constitución unitaria de 1826 y se erigió la figura presidencial de Rivadavia. Tras el nuevo rechazo de las provincias al texto constitucional y la salida tempestuosa de Rivadavia, será Dorrego quien se encargue de Buenos Aires y de las consecuencias del conflicto con el Brasil, con la independencia de la Banda Oriental. El alzamiento armado de Lavalle contra Dorrego, y su posterior fusilamiento, marcó el auge de Paz, Lamadrid y del citado Lavalle como figuras unitarias y, en paralelo, el encumbramiento de López y de Rosas en el bando federal.

Las victorias de Paz de 1829 impusieron gobiernos unitarios, que pactan una alianza militar y política, concediéndole a Paz el Supremo Poder Militar. Carlos Alberto Floria y César García Belsunce en su Historia de los Argentinos (1993) sostuvieron: “Paz había reunido bajo un mismo poder todos los territorios del antiguo Tucumán, que enfrentaban ahora al primitivo Río de la Plata. Había constituido una unidad geopolítica que militarmente estaba en condiciones de medir fuerzas con la otra entidad formada por las provincias del Litoral”.

Estanislao López, ante la avanzada de Paz, entendió que debía generar una unión militar y política de las provincias de la Mesopotamia con Buenos Aires, equilibrando sus intereses con las pretensiones porteñas. “López avanza cautelosamente por este camino, - explicitó Jorge Newton en su biografía sobre Estanislao López (1967) – consiguiendo, primero que Corrientes firme un tratado de alianza con Buenos Aires y después con Entre Ríos. Todo este arreglo va encaminado a logra, y lo logra, que Rosas sea facultado para despachar todo lo relacionado con la relaciones exteriores.
A fines de abril de 1830, en una reunión realizada en San Nicolás de los Arroyos entre los gobernadores de Corrientes, Buenos Aires y Santa Fe, llevando este último la representación de Entre Ríos. Rosas procura que el objeto de la entrevista quede circunscripto a estudiar la situación general del país… Estanislao López, apoyado por Ferré, sostiene que deben reunirse en Santa Fe delegados de las cuatro provincias litorales, para consolidar su unión por medio de un tratado específico”.

El 20 de julio de 1830, dichos representantes se reunieron en Santa Fe capital para debatir cuestiones económicas e institucionales, como la nacionalización de las aduanas y la libre navegación de los ríos interiores, reforzando las cuestiones que quedaban de lado en los tratados interprovinciales celebrados por las mismas, más de carácter militar frente a la avanzada “unitaria”.

“Este tratado o pacto, puesto que de ambos modos se le llama es obra de Estanislao López. Es la consecuencia de un esfuerzo suyo, – según lo que afirmó Jorge Newton - realizado a pesar de la oposición de Rosas”.

Según Adolfo Saldías, en su Historia de la Confederación Argentina, sentenció: “Fue la primera base orgánica que se dio la federación en la República Argentina, y tuvo su trascendencia en la organización que se llevó a cabo después… más que un tratado de unión y alianza para objetos inmediatos este pacto era, como se ve una verdadera constitución bosquejada a grandes rasgos”.

Dicho Pacto fue la piedra basal del poder de Rosas, pero no hubiese sido posible sin el empuje y la determinación del santafesino, Patriarca de la Federación.