Esperanza de crecimiento
Señor director:
¿Por qué solo el ajuste y sufrimiento debe ser el camino para salir de la crisis argentina? Una argentina con más de 9 millones doscientos mil kilómetros cuadrados nos espera.
Hemos asistido a una larga campaña electoral donde pudieron expresarse todas las fuerzas políticas partidarias, y terminamos con un resultado, que quizás sorprendió a muchos, pero que estaba en el corazón y sentimiento de la mayoría silenciosa, e incluso con vergüenza de algunos electores que anhelaban un cambio de mando en nuestro país. Un cambio de forma de hacer política. Un cambio de trato del poder al ciudadano. Un cambio de lo que se denominó acertadamente terminar con la casta política. Un cambio de una deconstrucción cultural que trató de ser impuesta por la fuerza de la ley y la prepotencia de la política del poder; un cambio apostando a quien se lo vio como un actor ajeno al mundo político, incluso con desconocimiento de la administración pública real, pero que trasmitía sinceridad y confianza, en particular en la juventud, la única con coraje y decisión para llevar adelante cualquier transformación.
Javier Milei se erigió como el presidente electo de los argentinos, algo impensado hace menos de dos años, pero que hoy es una realidad sustentada en la legitimidad del voto en las urnas y en la convicción irrenunciable de su personalidad, que, contra todo pronóstico, nunca dudó del resultado y de su destino, incluso invocando a Dios trayendo la religión como parte colaborativa de la política. Ganó las elecciones y ahora debe gobernar y generar la confianza necesaria para que el pueblo no vuelva a sentir la frustración del “todos nos mienten, todos son iguales”.
No hay dudas, de acuerdo con sus propias palabras, que una vez recibida la banda presidencial, hará saber con crudeza la realidad de nuestro país, para que todos sepamos cual es la situación en la que le entrega el gobierno saliente las cuentas públicas y la realidad estructural de la administración y, desde allí ver como se crece y se logra el bienestar del pueblo tan codiciado y prometido por muchos vendedores de espejitos de colores en las últimas décadas.
Todos estamos esperando una rendición de cuentas dramática y una salida que requerirá esfuerzo, sacrificio, trabajo y dolor. Así nos vienes pregonando y vaticinado. Pero esta receta anunciada es si seguimos viendo la argentina con un solo ojo, desde la cordillera a la costa y desde Jujuy a Tierra del Fuego. Es decir, sobre la base de nuestros dos millones setecientos ochenta mil kilómetros cuadrados en donde el campo seguirá siendo el perfil de solución a los problemas sistémicos. Es así que la plataforma electoral de La Libertad Avanza nos habla de que “la argentina vuelva a ser el granero del mundo”. Parafraseando al presidente electo en toda su campaña “si hacemos lo de siempre conseguiremos los mismos resultados”.
Esta es una oportunidad histórica para que tengamos una nueva visión estratégica, donde el mar asuma un rol coprotagónico dentro de la matriz productiva e industrial. Sobre la base del conocimiento, el impulso y promoción de la industria genuina del campo; el desarrollo integral de nuestra costa y mar y el cuidado del medio ambiente, llevar adelante, en una planificación a 20 años, un nuevo modelo de desarrollo que dará inmediatos resultados a partir de la exteriorización de la voluntad política, que permitirá un crecimiento de dos o tres PBI, un fortalecimiento de la moneda, el fin de la inflación y la erradicación definitiva de la pobreza estructural. Mirar a la Argentina con los dos ojos, es decir: un país completo al cual debemos redefinirlo y reinventarlo como país marítimo con agricultura, ganadería y minería.
Un país que se concientice que tenemos una costa de 6816 kilómetros lineales desde la desembocadura del Río de la Plata a la Bahía Lapataia en Tierra del Fuego y desde allí hacia el este una plataforma continental y un mar de mas de seis millones quinientos mil kilómetros cuadrados, con la necesidad de recuperar la soberanía plena de las Islas Malvinas, Georgias y sándwich del Sur, con una proyección bioceánica y hacia la Antártida Argentina.
Esta es la oportunidad que el cambio que ha logrado una situación de esperanza del pueblo, permita dar respuesta a la hecatombe financiera económica que se avizora será prontamente informada y lograr la reconstrucción sobre la base del crecimiento y reitero, no del sufrimiento.
Señor presidente electo Javier Milei, en sus manos está la oportunidad de hacer más de lo mismo sobre los mismos indicadores y técnicas económicas con los mismos actores del pasado, o reflotar las dos argentinas y media sumergidas para bienestar de la Nación toda. Una argentina con más de 9 millones doscientos mil kilómetros cuadrados que nos espera para generar cientos de miles de nuevos puestos de trabajo, industria nacional, conocimiento, divisas, futuro. El cambio está en el mar.
Carlos Lionel Traboulsi
Vicepresidente alterno Cono Sur Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA)
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