EL PULSO DE LOS MERCADOS

Esperamos en septiembre otra suba de la tasa del 0,25 % a ambos lados del Atlántico

Como el lector sabe, en la semana que termina el sábado hubo novedades importantes. El miércoles, la Reserva Federal reanudó las subas de los tasas de interés, tras haber hecho una pausa en junio, al aumentar las tasas 0,25 puntos porcentuales. De esta manera, el interés de referencia en Estados Unidos se ubica en el 5,5 % anual, su máximo nivel desde 2001. Un día después, el Banco Central Europeo siguió por el mismo sendero: elevó sus tasas, por novena vez consecutiva en un año, en un cuarto de punto, hasta el 4,25 %, y Christine Lagarde advirtió que la inflación sigue demasiado alta, por lo que dejó opciones abiertas para la reunión de septiembre.

Como dijimos la semana pasada, el mercado accionario le está prestando menos atención a la Fed y al Banco Central Europeo. El Dow Jones (+0,66%) y el S&P 500 (1,01%) encadenaron el viernes su tercera semana consecutiva de ganancias. El índice tecnológico Nasdaq subió un 2,02 % en los últimos cinco días. Otro dato significativo: el jueves, el Dow puso fin a una racha en verde de 13 días. Esa duración que no se veía desde 1987.

Los inversores, a mi entender, tienen en claro un par de elementos. Como los números de la economía de Estados Unidos de empleo, consumo y nivel de actividad se mantienen robustos y la inflación aún no ha sido completamente derrotada, las tasas de interés seguirán en niveles altos hasta muy bien entrado 2024, por lo menos.

Mientras tanto, están apareciendo las primeras encuestas para las elecciones presidenciales de 2024. Y llama la atención la rotunda paridad entre Joe Boden y Donald Trump, ambos con el 40 % de la voluntad popular. Falta mucho para el momento del voto y hay varios factores en juego que incidirán sobre el ánimo de los electores, uno de ellos es -de acuerdo a la opinión de los politólogos que he leído- el estado de salud del actual presidente de Estados Unidos, que el próximo 20 de noviembre cumplirá 81 años. La otra gran incógnita estadounidense es el estado judicial de Donald Trump que sigue acumulando carátulas. 

Personalmente, me pregunto qué hará Powell el año electoral.  ¿Es decir, subordinará el nivel de la tasa a los intereses de la Casa Blanca? Ya lo ha hecho, por cierto.

Por otro lado, debemos recordar que la mantención de una política de tasas altas durante bastante tiempo siempre han hecho mella en los commodities vinculados al consumo y la industrialización. Oro, plata y cobre se encuentran adormecidos. El primer metal cotiza en el orden de los 1.950 dólares, y la plata en 24,50.

Ya hace varios años que el mercado de los metales preciosos lateraliza, pues el deseo de invertir de mucha gente en un refugio tradicional choca contra la intervención drástica de la Fed. Ha perdido casi el 50 del volumen de operaciones en el segmento de futuros y derivados.

En cuanto al petróleo, cerró en 81 dólares. El consumo se mantiene estable en Estados Unidos y la Casa Blanca ha comenzado a recomponer sus existencias estratégicas, usadas -como se recordará- para contrarrestar los efectos alcistas provocados por la invasión rusa a Ucrania. Mi sensación, no obstante, es que las próximas semanas tendramos commodities amesetados con una leve tendencia a la baja por los factores mencionados al comienzo de este artículo. 

En cuanto al cono sur, Chile ha dado el primer paso hacia el recorte de tasas en la región. Es muy probable que lo siga Brasil en agosto, lo que generará probablemente una tendencia al alza del dólar hasta los 5,50 reales, lo que no favorece a la Argentina.

Hablando de nuestro país, el mercado festeja la tregua entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional, pero no sabemos nada aún de los términos exactos del acuerdo. La opacidad es un clásico de los gobiernos kirchneristas, que suele costarnos muy caro a los argentinos, como vemos en el caso de la horrorosa estatización de YPF. No conocemos los términos del entendimiento con el FMI, tampoco las condiciones del swap chino, como tampoco nunca nos enteramos de la letra chica del pacto firmado por Cristina en su momento con Chevron para el desarrollo de Vaca Muerta.