Umbrales del tiempo

Enrique Torres

Enrique Torres nació en Villa Pueyrredón, ciudad de Buenos Aires en 1950. Es guionista de televisión y periodista. Ha escrito una gran cantidad de éxitos para la pantalla chica y voy a citar algunos: ‘Celeste’, ‘Antonella’, ‘Celeste siempre Celeste’, ‘Casi todo, casi nada’, ‘Nano’, ‘Perla negra’, ‘Zíngara’, ‘Mía sólo mía’, ‘Cebollitas’, ‘Muñeca brava’, ‘Cabecita’, ‘Amor latino’, ‘El patrón de la vereda’, ‘Amarte así’, ‘Las tontas no van al cielo’, ‘Amar de nuevo’, ‘Esa mujer’, ‘Perla negra 2.0’, entre tantos más.

Varias de estas telenovelas han sido adaptadas en otros países. También escribió los guiones de las películas ‘Peperina y un buen día’. En 2019 funda la productora Perla Negra Productions junto a su esposa Anabella del Boca con el fin de crear nuevas telenovelas con formato moderno de corta duración y para Internet, a través de su propio canal de YouTube: Soapy Series.

 

ENTREVISTA

En un reportaje que le hice a Enrique Torres tiempo atrás para mi libro ‘Hablan los autores’ me contó que sus inicios fueron como periodista en España y luego en la Argentina, en la editorial Perfil.

En 1985, Andrea Del Boca que estaba cenando en su casa, pues Enrique estaba casado con su hermana Anabella, le pide una historia para un programa y así surge su primer producto: ‘Antonella’. Le pregunté qué concepto tenía del género telenovela en aquel tiempo y respondió: “Algo totalmente ajeno. Yo no tenía perjuicios contra la telenovela, de la misma manera que no tenía perjuicios contra nada. Yo siempre sostuve que los fenómenos populares no se discuten. Por algo pasan, hay gente que es elegida y que tiene un romance especial con el público. Así que no tenía prejuicios con el género, para nada. Pero me puse a contar una historia que de hecho terminé a las cinco de la mañana. La desperté a Anabella y le dije: "Decíme un nombre de mujer bien italiano", porque Andrea me la había pedido para hacer la primera producción en Italia. Ella estaba totalmente dormida y me dijo: "Antonella". Me gustó y le puse ‘Antonella’. Se la di a Andrea, le gustó; se la di a mi suegro Nicolás del Boca, le gustó, pero el proyecto de Italia no funcionó.”

Quise saber, entonces, si la telenovela contiene “leyes” que no pueden “violarse” y contestó: “No. El espectro cambió. Hay una gama de matices mucho más grande comparada con aquella época donde la protagonista tenía que ser la chica inmaculada del primero al último capítulo. Cambió la sociedad, cambiaron las reglas del juego. Pero sí creo que en las telenovelas los personajes deben tener una relación de principio a fin. No creo que el éxito pueda estar determinado por actores que entran en determinados capítulos y con los que se prueba un golpe. Por ejemplo, cuando entra una persona que tiene sida para ver si levanta el rating. No levantó el rating, bueno, entonces se saca y viene una madre que no sabe que su hija está viviendo aquí, que la abandonó cuando era chica y se prueba con eso. Si no da resultado porque ya se usó, se prueba con otra cosa. Son cincuenta personajes, sesenta, setenta, y no conducen a nada. Trabajé eso; de hecho, Antonella fue la primera heroína que menstruó. Más allá de que después también tocamos el tema del problema del cáncer en el cuello del útero. Y además ahí fue la incorporación de un muñeco como elemento de diálogo. Yo no quería usar la voz del pensamiento. No me la creía, no me la creo.”

Entre tantas otras preguntas quise saber sobre su forma de estructurar un proyecto de telenovela: “Yo tengo la historia mojoneada. Es decir, esa historia que yo armo de 25, 30 páginas, primero la divido en dos. En este capítulo se muere Pirulo, entonces me queda con la primera mitad de la telenovela. La vuelvo a dividir en dos, y pongo otro mojón importante. Y después la vuelvo a dividir en dos. Entonces, qué pasa: yo tengo mojones de 20 capítulos, de 30 capítulos, donde yo sé que del uno al veinte voy a tratar esta parte de la historia, no puedo invadir ésta. Acá me puedo ir para donde quiero, pero tengo esta referencia para volver.”

Finalizando, comento que Enrique Torres vive desde hace tiempo en Los Angeles, Estados Unidos, y que a fines de noviembre se estaba filmando en Tijuana, México, una película cuyo guion escribió, titulada ‘Lo que dice el corazón’. Esto sí que es una primicia.