¿En qué lugar nos ubica la muerte?

Desde el interior del teatro Nün puede oírse a lo lejos la voz de Miguel Angel Rodríguez que va saludando a su paso a quienes se cruza antes de entrar a la sala. Con un cigarrillo en una mano y una botella de una bebida cola en la otra, saluda y se disculpa por haber llegado unos minutos después de lo pautado. Se sienta en una de las mesas del bar que funciona en la antesala y dice: “cuando terminás, chequeá bien a ver si se grabó. Hace poco hice una entrevista y después de una hora en el camarín no se había grabado nada”. “Igual después la hicimos de nuevo”. Y con esa frase marca mucho de lo que es él: un actor que se hizo desde abajo, un ‘laburante’ y que más allá de haber alcanzado su popularidad en el ‘prime time’ de las tiras más importantes de los últimos años de la televisión, no pierde su impronta de tipo de barrio que se hizo desde abajo.

Hoy, mientras graba ‘Las reglas del boxeador’ para Star+, vuelve al teatro y lo hará en el circuito independiente. Desde esta noche, bajo la dirección de Francisco Lumerman, le dará vida a Renzo en ‘Quieto’, junto a Florencia Naftulewicz, quien también es autora de la obra que cuenta la historia de un padre y una hija que se reencuentran luego de la muerte de la madre.

ABIERTO A DESAFÍOS

-¿Cómo define a Renzo?

-Es un personaje importante. Tiene todo lo que tiene un tipo de 80 años: la educación, las culpas, y la forma de ser de una generación que se educó diferente. No estoy cerca de Renzo, pero tampoco estoy tan lejos. Podemos jugar a Renzo desde el lugar que uno fue agarrando material de lo que vivió con su padre, con sus abuelos. Sí o sí el que se siente ahí se va a emocionar, va a pensar y lo va a tocar por algún costado. A mí me gusta mucho cuando pasan esas cosas. El título me encantó porque es un tipo que se quedó quieto cuando murió su mujer. Hay muchos casos de esos, de que cuando uno queda viuda o viudo, pero sobre todo el hombre, se queda quieto, no lo supera, no puede con eso, entonces hace y dice como puede.

-¿Cómo fue trabajar el vínculo entre ese padre y esa hija?

-Divino. Es un proceso que estamos haciendo. Fran (Lumerman) es un animal, más lo que cada uno tiene de su experiencia. Yo creo que a lo largo de mi carrera no me ha tocado compartir el escenario actuando con alguien que escribió la obra, creo que es la primera vez. Entonces es un desafío también. Flor es despojada de todo, pero de todos modos, hay un inconsciente en el autor que le gana. No para corregir ni dirigir, pero mismo para la literalidad de la letra. Este libro no falla. Y el mano a mano entre estos dos personajes es muy interesante.

-El año pasado hizo teatro en el circuito oficial con ‘Edmond’, ahora llega al independiente después de haber hecho mucho comercial, ¿encuentra algo distinto a la hora de trabajar en cada uno?

-No, y eso es lo que confirmo yo. Es lo mismo, por suerte. Es el ideario de la gente y de los mismos que estamos adentro de esto. Cruzándote con diferentes personas te das cuenta de que es lo mismo. Me parece que hubo una escuela, en algún momento (risas) no voy a criticar a nadie, que quiso mostrarlo así. Yo voy a ser completamente sincero: no estudié nada. Hice un trabajo desde detrás de cámara y aprendí viendo, fui escalón por escalón. No digo que estudiar está mal, al contrario; pero, sí creo que hubo, en algún momento alguna escuela donde la tele no estaba bien vista y pensaban que el prestigio y la popularidad no van de la mano y yo creo que sí, mucho más de lo que la gente cree.

ATENTO A LOS CAMBIOS

-Saliendo del palo del humor y lo popular, ¿sintió en algún momento que tenía que demostrar más para que reconocieran su trabajo?

-No, soy relajado. Pero sí estoy interesado en poder hablar con la gente. Yo soy mi propio representante entonces tengo que estar viendo quién es José Netflix, quién es José Amazon porque antes hablaba con todos del teatro y de la tele, tenía llegada. En el San Martín ellos se sorprendieron conmigo y eso me encantó. Me gusta mucho poder ir a comer para charlar y que te empiecen a preguntar y yo hacer lo mismo.

-Usted fue protagonista de muchas ficciones de Polka, ¿qué sintió cuando se enteró del cierre?

-Ya lo sabía, porque con Polito, el hermano de Adrián (Suar) somos muy amigos, y además estuve 20 capítulos en ‘Buenos chicos’ y veía todo lo que ya se venía hablando. Mucha tristeza. Fue una fuente de laburo muy grande para los artistas, muchos años de elencos muy corales.

-En todos estos cambios en los que no hay ficciones de aire y la llegada de las plataformas, ¿dónde se ubican los actores?

-Desde los 15 años que trabajo y siempre tuve laburo, atrás y adelante. Soy un agradecido en eso. No puedo hablar por mí directamente, pero hay un mundo al cual yo pertenezco y me parece que tenemos que laburar todos. Acá me toca levantar muebles y no soy ni mejor, ni peor, ni más humilde por hacerlo, es otra faceta y como yo lo han hecho un montón, no vengo a dar un ejemplo de nada. Metafóricamente hablando de eso, no voy a armar un decorado en Polka si reabre o en otra productora, pero después sí a la hora de sentarnos a negociar los contratos tenemos que saber que si mato al productor es difícil.

-¿Son mejores las condiciones que ofrecen las plataformas?

-Trabajar en las plataformas es como hacer una película larga, son mayores los tiempos. Pero, a efectos de hacer la rueda de laburo está difícil porque entre que hago la serie y se ve, en general pasan dos años más o menos y los actores vivimos de la exposición, de que nos vean.

-¿Cómo viene su año?

-Estoy grabando ‘Las reglas del boxeador’ para Star +. Estreno ‘Quieto’ y en abril viajo a Montevideo a grabar la segunda temporada de ‘Barrabravas’. Me gustaría llevar esta obra allá, creo que lo vamos a lograr. Y hay otras cosas dando vueltas, pero todavía no sé. Y también este año sale al aire ‘Los MacAnimals’ que hicimos para Disney+.