En política los vacíos se ocupan
La ausencia masiva de legisladores en la Asamblea de apertura de las sesiones del Congreso, un hecho inédito en la historia democrática del país, pintó de cuerpo entero la difícil situación por la que atraviesan la dirigencia tradicional, el sistema de partidos y el sistema político en general.
Peronistas, radicales y otras expresiones de la política partidaria pretendieron ignorar a un adversario atípico que maneja el enorme poder presidencial discrecionalmente. Un grueso error de estrategia, porque en política los espacios vacíos se ocupan.
En pocas palabras, la respuesta del “establishment” partidario al desafío que les presenta el Presidente exhibió la impotencia y desconcierto de sus líderes. Pretendieron ignorarlo, darle la espalda, fingir que no existe, actitud que los aleja de cualquier posibilidad de transformarse en una alternativa.
Resulta llamativo que dirigentes curtidos no hayan reparado que su primer discurso Milei lo dio en la calle; el segundo, de cara a los legisladores, descalificándolos, y el tercero, anoche, monopolizando el recinto con partidarios y sin opositores en sus bancas. Por ese camino, el próximo discurso lo dará con esas bancas ocupadas por tropa propia. Les están cediendo espacios simbólicos y envalentonándolo innecesariamente.
Solo y dueño del centro del escenario, Milei armó un discurso triunfalista que quedó sin otra respuesta que el aplauso del oficialismo, salvo un intento del radical Facundo Manes de armar un modesto escándalo.
Más allá del escenario montado y del discurso autocelebratorio, la mayor novedad que aportó el mensaje inaugural del 143° período de sesiones ordinarias fue el anuncio presidencial sobre el avance logrado con el FMI en la negociación de un acuerdo para sanear el balance del Banco Central y salir del cepo este año. En lenguaje vulgar, un préstamo que fortalecerá las reservas y alejará el fantasma de la volatilidad cambiaria.
Milei y su ministro Luis Caputo llevan meses reclamando ese auxilio financiero que la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump parece haber acelerado. Pero el anuncio no terminó ahí: el Presidente adelantó que lo enviará al Congreso para su aprobación como sucedió durante otros gobiernos.
Entre otras novedades, avisó también que insistirá con la privatización de las empresas públicas, el cambio del régimen laboral, una reforma tributaria profunda, la autonomía fiscal de las provincias y la apertura de la economía.
Puso énfasis en que piensa profundizar todas las reformas, aunque los legisladores le nieguen su apoyo. Sólo le faltó decir que actuará como lo hizo con sus candidatos a la Corte Suprema.
Pero en el caso del eventual acuerdo con el Fondo, el obstáculo consiste en que, si lo obtiene, el Gobierno se asegura la estabilidad del dólar (es decir de la inflación) hasta las elecciones. ¿Qué opositor le facilitaría esa carta ganadora?
En resumen, un Milei triunfalista se paseó por un Congreso abandonado por la oposición lo que le permitió transformar un acto institucional en el primer acto de la campaña electoral libertaria.