Emilia Mazer se presta a una charla con ‘La Prensa’ donde repasa su extensa carrera y habla de sus desafíos

“En lo actoral nunca me puse limitaciones”

La actriz estrenó recientemente ‘La ballena’, junto a Julio Chávez. En la obra interpreta a la exmujer de un hombre que lucha contra la obesidad y el aislamiento.

Emilia Mazer no había visto la película ‘La ballena’ cuando Ricky Pashkus la llamó para proponerle sumarse a la versión teatral. Ella, que estaba en medio de la gira de ‘Perdidamente’, la leyó y no tuvo dudas de aceptar. Hacía tiempo que tenía ganas de trabajar junto a Julio Chávez sobre el escenario.

“Me pareció un desafío lindo de encarar. Es una sola escena y se podría leer como una participación pequeña, pero entendí de entrada que es una gran escena y siempre aprendí, fundamentalmente con mi maestro (Agustín) Alezzo, que no hay papeles chicos para grandes actores. No digo que sea gran actriz, pero siempre tuve ganas de serlo y está entre mis metas. Me pareció que era un reto poder encarar una sola escena. Hace poco, un día que estábamos pasando letra con Julio, me dijo: ‘Claro, hay una sola bala en la recamara y tenés que dar en el blanco’. Entonces siento una gran responsabilidad”, dice la actriz que ahora está sentada en un bar de la avenida Corrientes.

IDENTIFICACION

En la obra que sale a escena en el Paseo La Plaza, en la que también comparte cartel con Laura Oliva, Carolina Kopelioff y Máximo Meyer, Mazer interpreta a María, la exmujer de Charlie, un profesor de escritura que lucha con su obesidad y su aislamiento, mientras intenta reconectar con su hija Ellie.

-¿Se ve identificada en algún punto con María?

-No me identifico nunca con mis personajes, me distancio. Yo trabajo por otro lado y transmito otra cosa. Estoy a años luz del personaje. Sí puedo comprender el sentimiento de una madre que puede decir cualquier cosa de su hija y no ser verdad, y puede recibir el desplante de una hija y tener tanto amor que eso no duela; puedo comprender ese sentimiento, lo que no quiere decir que yo sea una madre como ella. Sería incapaz de quitarle la posibilidad de la paternidad a un hombre y es la parte donde yo juzgo al personaje, y porque lo juzgo me puedo distanciar para defenderlo. Soy una persona espiritual, creyente; soy judía, me bauticé católica también; pero los dogmas de las religiones no sé si es que no me atraviesan, porque pertenezco a esta civilización judeocristiana, pero creo que hice mucho trabajo en la vida para no tener ciertos prejuicios. Y creo que tal vez ese viaje es el que le puedo dar a María.

-Tenía ganas de trabajar con Chávez, ¿qué se está llevando de esta experiencia?

-Me parece que es uno de nuestros mejores actores. Siempre pongo entre mis metas u objetivos para el año siguiente lo que quiero y hace un tiempo puse: “tengo ganas de trabajar con un gran actor o una gran actriz” y me tocó compartir ‘Perdidamente’ con la gran Leonor Benedetto y la gran Ana María Picchio, y ahora con Julio. A mí me gusta salir de la zona de confort y ponerme un poco incómoda, y creo que a toda actriz o actor se le pone algo en juego frente a Julio Chávez, es imposible que no. Es un actor muy inteligente, además de talentoso, y que todas las colaboraciones o comentarios que hace considero que son para indagar y para tener una mirada más aguda del material que uno está trabajando.

SABER CORTAR

Emilia Mazer habla pausado y con sus ojos está atenta a todos los movimientos que se producen alrededor de la charla. Observa sin detener las respuestas, mientras toma una limonada con menta y jengibre, que pidió sin azúcar. “Cuando te pegás tanto a personajes tan border vivís angustiada o deprimida”, dice la actriz que desde hace 28 años también se “gana la vida” dando clases de teatro para niños, adolescentes y adultos.

-A lo largo de su carrera le tocó hacer muchos personajes ‘border’, ¿le cuesta salir de esos estados emocionales?

-No, tres segundos. No me cuesta nada. Lo que el cerebro no distingue es si la persona que llora, llora de verdad o en ficción, entonces en la repetición de una emoción en el tiempo lo que tenés que hacer es informarle a los órganos y al cerebro que no es verdad. Lo que hago yo es meditar, estirarme y hacer algunos ejercicios de digitopresión o de yoga, sólo para informarle al cerebro.

-Además de en ‘La ballena’, ¿la vamos a ver en alguna ficción este año?

-Sí, se estrena ‘En el barro’ (Netflix), donde hago de la mamá del personaje de (Eugenia) ‘China’ Suárez. No estoy permanentemente, pero tengo unas escenitas que están lindas. Hago de madre y abuela, porque ella tiene un hijo. Y también este año se estrena ‘Viudas negras’ (TNT y Flow), donde interpreto a una villana. La serie tiene un humor muy especial.

-¿Qué cree que ven los directores en usted que la convocan siempre para hacer villanas o personajes al límite?

-No sé lo que ellos ven, no me hago cargo de eso. Yo te puedo decir lo que yo trato de hacer. Como les digo a mis alumnos, a veces no nos llaman por buenos actores sino por buenos compañeros y por no ser conflictivos. Yo quiero que ellos aprendan un camino que, por lo menos a mí, me dio resultado, que es el de llevarme bien con la gente, ser colaborativa y hacer con profesionalismo las cosas. Es lo que me sale naturalmente. ¿Por qué me llaman para tal personaje u otro? Quizás han visto que podía hacer ciertas cosas fuertes. Siempre tuve el desafío de no tener limitaciones ni para hacer un desnudo ni para cometer un asesinato ni para aspirar una raya, nunca me puse limitaciones actoralmente. Por eso no es necesario que tenga ni las vivencias ni la psicología de un personaje, pero sí trato, tanto en una comedia como en un drama o en una tragedia, de trabajar desde la verdad. Ir a la lógica verdadera de ese personaje y comprenderlo.

-Hay muchas obras en cartel. ¿Cree que es un buen momento para hacer teatro?

-No me animo a decir eso. Hay una gran oferta, pero también sucede lo del Instituto Nacional del Teatro. Sería necia si te dijera que es un buen momento para la actividad. Hay obras que llevan más gente y otras no tanto, no es un momento de plata dulce para el teatro, todo se hace con mucho esfuerzo. Hay oferta porque en la Argentina la cultura es un milagro y es una resistencia. Creo que la mejor respuesta es ‘que no te detengan’. Confío que en algún momento las cosas se van revertir.