“En este tipo de acuerdos siempre hay ganadores y perdedores”
El pacto comercial con Estados Unidos debe ser leído con pragmatismo, recalca el economista Juan Carlos De Pablo. Coincide con la política monetaria del Gobierno y le quita relevancia al incremento de las importaciones: “No hay una invasión china”.
A Juan Carlos De Pablo no le gustan los preámbulos. Desdeña los agradecimientos y las preguntas largas. Es tajante en algunas respuestas, sobrador en otras. Disfruta de recrear diálogos de ficción y, por encima de todo, tiene la costumbre de bajar el complejo entramado de la teoría económica a la vida real.
Ambicioso lector, abreva en fuentes diversas. Nunca le faltan ejemplos ni paralelismos históricos. Tiene una mirada sobre el ayer que le sirve para explicar el presente. Nunca, en cambio, proyecta el futuro. “Mucho menos con decimales”, ironiza en referencia a los informes de sus colegas.
La agenda de la Argentina es diversa pero hay noticias que se imponen, que hacen las veces de disparador. Una de ellas fue el anuncio del acuerdo comercial sellado con los Estados Unidos, un pacto del que se conoce el trazo grueso pero se ignora la letra chica. Y eso puede ser todo un problema.
Cauteloso como un felino, De Pablo es prudente. Sabe que este tipo de arreglos deja vencedores y vencidos, sobre todo en la economía más chica -es decir, la nuestra-, pero respalda las decisiones de un equipo económico al que valora y de un presidente de la Nación con el cual comparte las tertulias de los domingos en la Quinta de Olivos.
LETRA CHICA
-¿Qué análisis hace del acuerdo comercial firmado con Estados Unidos?
-Como no conocemos el texto en profundidad todavía, sólo puedo decir cosas generales. Primer punto: en qué consiste precisamente el acuerdo y cuáles son los tiempos de adecuación. Eso es muy importante. Recordemos que el famoso acuerdo entre América Latina y la Unión Europea, que creo que nunca se va a llevar a la práctica, tenía una transición de 14 años. Después tengo que decir lo siguiente: si hay un acuerdo de comercio e inversiones entre un país grande y un país chico, el que se modifica es el chico, no el grande. Pensemos un acuerdo comercial entre Estados Unidos y las islas Fiji. Podríamos imaginar que la economía de los Estados Unidos casi ni se enteraría. La otra cosa que tengo que decir es que siempre hay ganadores y perdedores en este tipo de acuerdos. Entonces es muy importante no que la Argentina vea esto, porque hay interpretaciones politizadas, sino enfocarlo desde el punto de vista práctico. Cada persona que produce tal bien o que realiza alguna actividad o cosa por el estilo va a leer el texto concreto y va a preguntarse qué hace dada la nueva situación.
-Históricamente suele decirse que los acuerdos comerciales entre Estados Unidos y la Argentina no han proliferado porque son economías no complementarias sino competitivas en algunos rubros clave como el agropecuario. El pacto hace mención al mercado de soja. ¿Cómo lo interpreta?
-Primero hay que ver la letra fina del texto del acuerdo y después veremos qué hacer. Quiero ver exactamente todo para ser profundo en el análisis.

Se vienen las reformas estructurales. “El presidente de la Nación ya anunció que convoca a extraordinarias en diciembre para discutir el presupuesto, y en febrero para discutir la reforma laboral e impositiva”, recalca De Pablo.
LAS REFORMAS
-¿El acuerdo exige apurar el paso a las reformas estructurales que plantea el gobierno para no perder competitividad?
-Las reformas estructurales tienen vida propia. Acá lo importante es el texto, que hablen los expertos en materia laboral, impositiva. He visto que Julián De Diego está trabajando en un proyecto al respecto. Acá la pregunta que hay que hacerse es cuánto de los problemas laborales tienen que ver con la legislación y cuántos con la jurisprudencia. Leo los informes de las ART y parecen tener una litigiosidad gigantesca y no parece ser ese un problema de legislación. No lo sé. Me da la impresión, por otro lado, que la reforma impositiva está avanzando menos. Desde el punto de vista práctico el presidente de la Nación ya anunció que convoca a extraordinarias en diciembre para discutir el presupuesto, y en febrero para discutir la reforma laboral e impositiva.
-Usted siempre afirma que primero son las reformas y luego la apertura económica, para que no se funda el empresario local. ¿No se están haciendo las cosas al revés?
-Vamos despacio. Reformas hubo un montón, algunas para un lado, otras para el otro. Cuando uno mira la estructura de las importaciones, con el último dato publicado que es de septiembre, no hay nada parecido a la invasión china. Entonces uno piensa: capaz que en octubre vienen. Puede ser. No lo sé. Cuando uno trabaja en el plano abstracto puede imaginar 32 alternativas pero desde el punto de vista práctico, si el acuerdo con Estados Unidos tiene implicancias con la apertura de la economía, es un incentivo para darle más velocidad al resto de las reformas.
600 puntos es el nivel al que bajó el riesgo país tras las elecciones.
RESERVAS
-¿Argentina tiene que acumular reservas?
-El Poder Ejecutivo está aprovechando la oportunidad de que aumentó la demanda de pesos. Y aumentó la de- manda de pesos porque los tipos que estaban patoteando al Tesoro argentino más el Banco Central argentino más el Tesoro americano dijeron: Es demasiado. Encima con este resultado electoral, es demasiado. Si aumenta la demanda de pesos, ¿qué dice el Banco Central? Traeme los pesos, compro dólares. Lo cual me parece bárbaro. Porque, Dios no lo permita, si mañana se da vuelta la tortilla, si baja la demanda de pesos se liquidan los dólares. Imaginemos si hoy el Tesoro argentino dijera: Voy a aprovechar la oportunidad de que aumenta la demanda de pesos para incurrir en un déficit fiscal financiado con pesos. Porque total, si la gente quiere pesos, fenómeno. Se arma una estructura de gasto público que cuando se da vuelta la tortilla no hay como desarmarla. Entonces me parece bien que hagan eso. No por imposición del Fondo Monetario, lo que me parece una gran pavada. Están aprovechando la oportunidad derivada de que aumentó la demanda de pesos.
-¿Qué teoría en particular sustenta al esquema de bandas cambiarias? ¿Es similar al modelo que utilizó Israel para salir de la inflación y controlar al dólar?
-No tengo la menor idea de lo que hizo Israel. Recuerdo lo que era la salida del esquema monetario cuando Estados Unidos dejó de respaldar el dólar con el oro. Esto fue en dos etapas: 1968 para particulares y 1971 para bancos centrales. Apareció todo un mecanismo de flotación. Y previo al euro, muchos países europeos armaron un es- quema de bandas que decía: flotamos todos contra el dólar pero mantenemos tipos de cambio fijos entre nosotros. Ahora vayamos acá: leí las cosas que dijo el ministro Caputo y son entendibles. Lo que está diciendo es: Mirá viejo, acá tengo equilibrio fiscal. Si tengo equilibrio fiscal no tengo ninguna razón sistemática para corrida contra el dólar o cosa por el estilo. La demanda de pesos acá es muy volátil. Acá de repente se resfría un tipo, compran 3,90 dólares y se arma un despelote, entonces no vamos a influir sobre las tendencias. Pero, como dicen los ingleses, vamos a peinar el ciclo. Acá lo que sería dramático es que hoy el Poder Ejecutivo aprovechara el aumento de la demanda de pesos, que Dios sabe si es permanente o transitoria, para incurrir en déficit fiscal. Eso no va a ocurrir.
-¿Tener el respaldo del Tesoro norteamericano le quita presión al Gobierno de cara a los fuertes vencimientos de deuda del año próximo?
-Hay que hablar con los tenedores de pesos. Todavía hay tipos que dicen: Andá a saber, anda a saber, andá a saber… Fenómeno. Se van a perder un flor de negocio si, como parece, el Tesoro dice que ya tiene los pesos para pagar el vencimiento de enero y además lo tiene al Tío Sam que dice: Si necesitás guita, yo te mando. Hay gente que duda, bueno, se pierden un gran negocio si están equivocados y resulta que después esos compromisos se honran. De cualquier manera no tenemos un riesgo país de 1.100 puntos sino de 600. La credibilidad avanzó un montón en términos de tenencias de bonos.
“Milei es un hombre transparente”
Cuando un inversor llega a un país lo primero que pregunta es quién manda, suele decir con frecuencia Juan Carlos De Pablo. Es de suponerse que en la Argentina manda Javier Milei. Sin embargo, ¿de qué calibre es su liderazgo?
“Yo lo conozco al presidente de la Nación desde hace un cuarto de siglo. Somos amigos personales, todo el mundo lo sabe. Yo no hablo ni lo que digo ni de lo que escucho en Olivos. Este hombre es transparente. Con Ezequiel Burgo publicamos un libro este año que se llama Tratando de entender el fenómeno Milei. Incluye cuatro entrevistas de dos horas cada una. Ahora, no nos pongamos en exquisitos. ¿Usted me está diciendo que la elección del 2027 está definida? No, flaco, yo todavía no veo la semana que viene. Esto es Argentina. Yo lo que le digo a toda la gente, en las conferencias o a los clientes, es: ‘Vos nunca sabés pero la verdad es que perderte esto como base decisoria me parece una exageración’. Claro que todo empieza por tener buenas oportunidades de negocios”, contesta De Pablo.
FOTOS: GUSTAVO CARABAJAL
